Estudio-vida de los Salmospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0265-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-0265-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
A fin de que nos sirvan de ayuda para entender el libro de los Salmos y también toda la Biblia, necesitamos ver las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia en cuanto a Cristo y la ley. El espíritu de la Biblia no se refiere directamente al Espíritu Santo, el Espíritu de Dios. La Biblia como entidad tiene su propio espíritu.
El libro de Salmos, compuesto de ciento cincuenta salmos, es el más extenso de los sesenta y seis libros de la Biblia. Además, cada uno de los salmos no es simplemente una historia, un cuento ni cierta clase de enseñanza, exhortación o instrucción. Cada salmo narra lo que un hombre le dice a Dios. En los salmos vemos oraciones, agradecimientos o alabanzas dirigidas a Dios. Así que, los salmos no constituyen un libro ordinario. A muchos lectores de la Biblia de manera espontánea y natural les encanta este libro, pero no saben por qué es tan atrayente. Los salmos nos resultan tan agradables porque constituyen la narración de lo que el hombre le dice a Dios. El título del salmo 18 dice que es un salmo que David “dirigió a Jehová”. Este salmo no sólo era la oración, el agradecimiento o alabanza de David, sino que también constituye las palabras que David dirigió a Dios. Nuestro tiempo de oración es el tiempo más tierno porque es entonces cuando le hablamos a Dios.
Sin embargo, aún al hablarle tiernamente a Dios cometemos errores. Tal vez nos equivoquemos, pero lo que le digamos a Dios todavía es tierno. Es posible que marido y mujer se equivoquen mucho al hablarse, pero aún así lo que se digan puede ser muy tierno. Para que podamos entender un libro tan agradable como Salmos, en el cual se pueden ver plenamente el concepto divino y el concepto humano, éste último acompañado de errores humanos, necesitamos ver cuál es la manera de entender la Biblia. A fin de entender la Biblia, es necesario que veamos las líneas, los principios y el espíritu de la Biblia.
Para poder ver las dos líneas de la Biblia, tenemos que remontarnos al comienzo mismo de la revelación divina en la creación del hombre. El libro de Génesis revela que Dios creó al hombre a Su imagen con el fin de que El pudiera tener un vaso que le contuviera y fuese Su expresión (1:26-28; 2:7-9). Después de que Dios creó al hombre, no le dio a éste una gran lista de instrucciones. Dios no le dijo al hombre: “Hombre, tienes que saber que Yo soy tu Dios. Tienes que temerme, amarme y obedecerme. Además, te haré una esposa, a la cual tienes que amar. Luego de que tengas una esposa, engendrarás hijos y tendrás que escucharme para que puedas escoger la mejor manera de crearlos”. Dios no hizo así.
Después de crear al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza, Dios no le dijo al hombre qué debía hacer y qué no debía hacer. En vez de eso, Dios hizo entrar al hombre en un huerto, lo cual denota que la intención de Dios para con el hombre con miras al cumplimiento de su economía requiere una situación agradable, un ambiente agradable. Hasta para llevar a cabo la vida de la iglesia necesitamos un ambiente agradable. Si entre nosotros muchos se quejan, argumentan, debaten, hablan chismes y discuten, no es posible llevar a cabo la vida de la iglesia. El huerto actual sobre la tierra es el lugar donde el pueblo de Dios se reúne en el nombre del Señor.
Dios hizo entrar a Adán en un huerto, en un ambiente agradable, y lo puso enfrente de dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn. 2:9). Dios le dijo a Adán que podía comer con libertad de todo árbol del huerto, incluso del árbol de la vida, pero le advirtió que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal (vs. 16-17). Al decirle a Adán que todos los árboles del huerto eran buenos para comer, Dios fue muy sabio. Su intención era recalcarle a Adán que el árbol de la vida era bueno para comer. Luego Dios le advirtió a Adán que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, diciéndole que si comía de ese árbol, ciertamente moriría.
Debemos comprender que toda la Biblia fue escrita conforme a estos dos árboles. Toda la revelación divina consiste en el desarrollo de la noción de estos dos árboles. En Génesis podemos ver al hombre enfrente del árbol de la vida en un huerto agradable. Más adelante, en Apocalipsis, al final de la revelación divina, vemos de nuevo el árbol de la vida (22:2). El árbol de la vida no sólo estaba en el huerto, sino que también estará en la ciudad eterna, la Nueva Jerusalén. La línea del árbol de la vida corre a lo largo de toda la Biblia, desde Génesis hasta el último capítulo del libro de Apocalipsis.
Tal vez haya quien se pregunte: “¿Qué enseña la Biblia?”. Esta pregunta puede ser contestada de muchas maneras. Podemos decir que la Biblia enseña acerca de la economía de Dios o que enseña acerca de Cristo. En este mensaje, yo diría que la Biblia enseña acerca del árbol de la vida. La Biblia es un libro que define el árbol de la vida. Junto con la línea principal del árbol de la vida hay otra línea, la línea del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Cuando era yo muy joven, pensaba que Dios había cometido un error al permitir la existencia de Satanás. Si Dios no hubiese permitido que Satanás existiera, todo habría estado bien. Además, después de que Dios creó al hombre, no lo puso enfrente de un solo árbol. En caso de haber un solo árbol, Adán no habría podido caer, aunque hubiera querido. ¿Por qué Dios permitió que hubiera dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal? Es posible que nosotros dijéramos que de ser Dios, nosotros sólo hubiéramos tenido un árbol en el huerto. Es probable que pensemos: “Qué bueno sería si en todo el universo sólo existiera Dios y no existiera Satanás”. Es posible que nosotros pensemos así, pero esto no está de acuerdo con el modo de pensar de Dios. Sin Satanás, no sería posible que la excelencia, la majestuosidad, la sabiduría y los puntos maravillosos y admirables de Dios fueran exhibidos. Dios y Satanás representan dos fuentes en el universo.
Los dos árboles puestos enfrente del hombre después de la creación del hombre representan a Dios y al enemigo de Dios, al que se opone a Dios. Dios es positivo y Satanás es negativo. De estas dos fuentes brotan dos corrientes, y estas dos corrientes vienen a ser dos líneas. Una línea es también un camino. El árbol de la vida es un camino, y el árbol de la ciencia del bien y del mal es otro camino. El árbol por el cual uno vive constituye el camino que uno vive. Vivir por el árbol de la vida es vivir mediante el camino de la vida. Vivir por el árbol de la ciencia del bien y del mal es vivir mediante el camino de la ciencia del bien y del mal.
Han pasado alrededor de seis mil años desde los tiempos de Adán, y hoy día todo el mundo está tomando el camino de la ciencia del bien y del mal. Las familias, las sociedades y las naciones del mundo no están formadas por el camino de la vida, sino por el camino de la ciencia del bien y del mal. Pero gracias al Señor nosotros somos un grupo de personas que han sido llamadas a salir del grupo de los que viven por el camino de la ciencia del bien y del mal, el camino de la complicación.
Buena parte del tiempo, no obstante, en vez de vivir por el camino de la vida, vivimos por el camino de la ciencia del bien y del mal. Día tras día los padres de familia educan a sus hijos para que aprendan a enfrentarse a tres cosas: el conocimiento, el bien y el mal. Las madres les enseñan a sus hijos a conocer lo que es bueno y lo que es malo. A los hijos se les enseña en sus hogares y escuelas a escoger el adecuado conocimiento para hacer el bien y a detestar el mal. Las cortes legales y los gobiernos humanos son establecidos conforme al concepto del conocimiento del bien y del mal. Hasta el cristianismo y muchas otras religiones han caído en el mismo “molde” constituido por el camino del conocimiento del bien y del mal. Mas nosotros debemos ser de los que salen de ese molde. A nosotros no nos importa el conocimiento del bien y del mal. A nosotros sólo nos importa la vida.
Caín y Abel representan estas dos líneas, las cuales son dos caminos. Me parece que Adán engendró muchos hijos, pero en Génesis 4:1-2 la Biblia sólo habla de dos hijos de Adán: Caín y Abel. Caín y Abel adoraron a Dios ofreciéndole algo a Dios. Caín era labrador. Su trabajo produjo una cosecha, así que ofreció a Dios el fruto de su cosecha. Parecía que Caín obraba para Dios y respetaba a Dios al ofrecerle algo a Dios. Dios, sin embargo, rechazó la ofrenda de Caín. De joven, yo no podía entender por qué Dios hizo eso. Abel era pastor y le ofreció a Dios el primogénito de Su rebaño. A Dios le agrado la ofrenda de Abel.
Estos dos hermanos, hijos de los mismos padres, representan las dos líneas de la Biblia. El primero, Caín, escogió el camino de la ciencia del bien y del mal, mientras que el segundo, Abel, escogió el camino de la vida. La raza de Adán se dividió en dos grupos. Un grupo era de Caín, y el otro era de Abel. Al grupo de Abel pertenecían Enós, Enoc, Noé, Abraham, Isaac y Jacob, el último de los cuales llegó a ser Israel. Esta es la línea positiva en el Antiguo Testamento. En el grupo de Caín estaban todos los malos. Finalmente, de este grupo malo surgió Nimrod. El era un hombre poderoso que edificó Babel (Gn. 10:8-10a). También edificó Asiria, cuya capital era Nínive (vs. 11-12; cfr. Mi. 5:6).
En el Antiguo Testamento, la historia de la humanidad sigue dos grupos, dos líneas, que brotan de dos fuentes. ¿A qué grupo pertenecía David? ¿Al grupo de Caín o al de Abel? Conforme a la revelación que hemos visto hasta ahora, David estaba en ambos grupos. En Salmos 1, 3—7 y 9—15 David estaba en el grupo de Caín. En estos salmos, él oraba a Dios, alababa a Dios, y le agradecía a Dios conforme al grupo de Caín. El temía a Dios, amaba a Dios y adoraba a Dios, pero de manera errónea.
Hemos visto que en estos salmos David se autojustifica y frecuentemente menciona su justicia. David le pide al Señor que le escuche y que tenga memoria de él por causa de su propia justicia. Tenemos que preguntarnos si la justicia de David ofrecida a Dios provenía de la cosecha, como en el caso de Caín, o del rebaño, como en el caso de Abel. La oración, el agradecimiento y la alabanza de David que podemos ver en Salmos 1, 3—7 y 9—15 quizás sean muy buenas, pero pertenecen al conocimiento del bien y del mal. Dos clases de frutos provienen del mismo árbol: el buen fruto y el mal fruto. Es posible orar a Dios, amar a Dios, alabar a Dios y obrar para Dios conforme a la línea del conocimiento del bien y del mal. Caín era un buen adorador de Dios y le ofreció algo a Dios, pero lo que ofreció conforme a su propio camino no fue bien visto por Dios. David le ofreció a Dios su propia justicia, pero sabemos que la justicia del hombre es a los ojos de Dios como trapo de inmundicia (Is. 64:6).
En Salmos 2, 8 y 16, sin embargo, David estaba en el grupo de Abel en la línea de la vida. Podemos decir que a veces David era un “Caín”, un buen Caín, un Caín positivo, no un mal Caín. El era un Caín del bien, no un Caín del mal. Pero en otras ocasiones, David se volvía a otro grupo, al grupo de Abel. Cuando estaba en este grupo, él no mencionaba su justicia ni lo que él podía hacer. Hablaba de refugiarse en el Hijo (Sal. 2:12) y de que Dios lo guardara bajo Sus alas (Sal. 17:8). En Salmos 27 David estaba en la línea de la vida, y decía que deseaba morar en la casa de Jehová para contemplar la hermosura de Jehová (v. 4). En salmos 36 David dijo que en la casa de Dios están la abundancia, el río de las delicias de Dios, el manantial de la vida y la luz (vs. 8-9). Esto es Dios como nuestro disfrute. Por consiguiente, podemos ver que a veces David estaba con el grupo de Caín en la línea del conocimiento del bien y del mal, pero que otras veces Dios lo hacía volverse para que estuviera con el grupo de Abel en la línea de la vida.
Ahora tenemos que preguntarnos: “¿A qué grupo pertenecemos nosotros?” ¿Pertenecemos al grupo de Caín o al grupo de Abel? Somos compañeros de Caín o somos compañeros de Abel? Quizá a veces estemos con Abel y en otras ocasiones tal vez nos apartemos de Abel y nos unamos a Caín. Cuando nos esforzamos para obrar en nosotros, por nosotros y para nosotros, somos compañeros de Caín. Tenemos que confesar que hoy día principalmente somos “Caín” y estamos en la línea del conocimiento del bien y del mal. Muy de vez en cuando somos “Abel” y estamos en la línea de la vida. Vivimos principalmente por el árbol de la ciencia del bien y del mal en vez de vivir por el árbol de la vida.
Ahora me gustaría que consideráramos si Abraham estaba con Caín o con Abel. En realidad, Abraham a veces estaba con Caín y a veces con Abel. Dios le había prometido a Abraham un hijo, pero Abraham y su esposa Sara envejecieron y habían perdido la capacidad humana de engendrar. Sara entonces le dijo a Abraham que tomase a su sierva Agar, para que así tuvieran un hijo (Gn. 16). Antes de tomar a Agar para engendrar a Ismael, Abraham estaba en el grupo de Abel. Pero cuando Abraham tomó a Agar, llegó a ser compañero de Caín, y eso ofendió a Dios. Dios no se le volvió a aparecer a Abraham por trece años después del nacimiento de Ismael (Gn. 16:16—17:1).
Abraham andaba con Dios en la línea del árbol de la vida, pero estaba siendo probado por Dios. Dios le había prometido un hijo, pero siendo él ya de edad muy avanzada, aún no lo tenía. Su esposa estaba muy preocupada por eso y le dio Agar a Abraham para que le diera un hijo que se llamaría Ismael. El deseo de Dios, con todo, no estaba en ese hijo. Ismael nació cuando Abraham tenía ochenta y seis años de edad (Gn. 16:16). Trece años después, cuando Abraham tenía noventa y nueve años de edad, Dios se le apareció de nuevo (Gn. 17:1), e Isaac, el hijo que Dios había prometido, nació cuando Abraham contaba cien años de edad (Gn. 21:5). Abraham regresó a la línea de la vida. Ismael fue engendrado conforme a la línea del conocimiento del bien y del mal. Isaac fue engendrado conforme a la línea de la vida.
Cuando los descendientes de Abraham constituyeron la raza de Israel, Dios los llevó al monte Sinaí. En el monte Sinaí, Dios tenía la intención de entrenarlos para que fuesen Su pueblo y le sirvieran con el tabernáculo, el sacerdocio y toda clase de ofrendas. El tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas pertenecen a la línea del árbol de la vida. Mas el pueblo de Israel no se conocía a sí mismo. El pensamiento de ellos siempre era conforme a Caín.
Antes del establecimiento del tabernáculo, Dios decretó la ley, y la ley está en la línea del bien y del mal. Ya hemos visto que la ley es una línea secundaria. La línea principal es la línea del árbol de la vida, junto con el tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. El pueblo, en cambio, quiso tomar otro camino, el camino de la ley, el camino del bien y el mal. Ellos le prometieron a Dios que harían todo lo que El dijera (Ex. 19:8; 24:3). Obviamente Dios sabía que ellos hablaban insensatamente. Mientras Moisés estaba con Dios en el monte recibiendo los mandamientos de la ley, ellos hicieron un becerro de oro, quebrantando así la ley. Más adelante Moisés subió de nuevo al monte. En esta ocasión Dios le dio el modelo del tabernáculo. El también le mostró a Moisés el sacerdocio y todas las ofrendas. El tabernáculo, el sacerdocio y todas las ofrendas tipifican a Cristo. Esto corresponde al camino de la vida. A lo largo de toda la historia de Israel en el Antiguo Testamento, desde los tiempos de Moisés, podemos ver estas dos líneas: por un lado la línea de la ley, y por otro, la línea del tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas, es decir, la línea de la vida.
David apreciaba la ley y trataba de guardarla, pero fracasó a más no poder. Mató a Urías y le robó a éste su mujer. David necesitaba el tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. Por medio del tabernáculo, del sacerdocio y de las ofrendas él podría ser perdonado. El salmo 51 nos muestra que cuando David se arrepintió, él era un fuerte “Abel”. El salmo 51, un salmo que habla del arrepentimiento y la confesión de David, es el salmo más espiritual. Al final de su confesión, David le pidió a Dios que hiciera bien a Sion y que edificara los muros de Jerusalén (v. 18). Más tarde, sin embargo, cuando huía de Absalón, David volvió a estar en el grupo de Caín, como vemos en Salmos 3—7.
Ahora podemos ver que en el libro de Salmos, al igual que en toda la Biblia, hay dos líneas. Al final de Salmos, los salmistas están totalmente en la línea de la vida. Los salmos finales rebosan de alabanzas, rebosan de “aleluyas”. Para ese entonces, los salmistas ya no alababan la ley, sino a Cristo. Tenemos que ver las dos líneas en el libro de Salmos. Al leer los salmos, no debemos estar de acuerdo con David cuando él sea “Caín-David”. Debemos permanecer con “Abel-David”. Debemos estar del lado de “Abel-David” en el salmo 51. Debemos apreciar todos los salmos tocante a Cristo en que sean conforme a la línea de la vida. Tenemos que salir del grupo de Caín y entrar en el grupo de Abel y permanecer ahí.
Al estudiar el libro de Job podemos ver muchos “Caín” y también algunos “Abel”. Mi carga consiste en ayudarles a ver las dos líneas, los dos caminos, en la Biblia. Entre los judíos del Antiguo Testamento estaba el maravilloso camino del tabernáculo, el sacerdocio y las ofrendas. También estaba el camino de la ley. El pueblo de Israel no podía estar ante la presencia de Dios al guardar la ley; ellos se reunían con Dios en el tabernáculo.
Siempre que tratamos de lograr algo por nosotros mismos como Caín, no tenemos la unción interior. Tenemos que orar así: “Señor, no puedo hacer nada y no quiero hacer nada. Sólo quiero disfrutarte, participar de Ti, experimentarte, vivirte y expresarte”. Cuando oramos de esta manera, somos como Abel, y estamos llenos de la unción interior. Así que, podemos ver dos fuentes, dos líneas y dos caminos, los cuales tienen dos resultados. Uno de los resultados es la ausencia de Dios y el otro resultado es la presencia de Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.