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Ejercicio de nuestro espíritu para la liberacion de nuestro espíritu, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3969-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 27 Sección 2 de 3

LIBERAR NUESTRO ESPÍRITU

La manera en que podemos expresar y manifestar a Dios es abrir y liberar nuestro espíritu. Si liberamos nuestro espíritu, el propio Dios que está en nuestro espíritu automáticamente será liberado, puesto que Él está recluido en nuestro espíritu. Por ejemplo, supongamos que pongo una llave en la mano de un hermano. Si el hermano cierra su mano y jamás la abre, la mano llegará a ser una cárcel para la llave, y la llave no podrá ser liberada. Con tal que él cierre el puño, nadie podrá ver la llave, y la llave no podrá ser liberada. Sin embargo, una vez que él simplemente abre la mano, la llave es liberada. No hay necesidad de que él ejercite sus brazos, piernas, pies, cabeza o ninguna otra parte de su cuerpo. Todo lo que él tiene que hacer es abrir su mano, y entonces la llave será liberada.

De manera semejante, Dios hoy está en nuestro espíritu; sin embargo, la mayor parte del tiempo nuestro espíritu permanece cerrado mientras nuestra mente y nuestra boca están abiertas. Cuando nos reunimos, sabemos ejercitar nuestra boca, pero no sabemos ejercitar nuestro espíritu. Por esta razón, abrimos nuestra boca y la tenemos muy activa para chismear y hablar de otras personas, pero nuestro espíritu está cerrado. Entonces, cuando alguien sugiere que oremos, todos cierran la boca. La razón por la cual esto sucede es que sencillamente no sabemos ejercitar nuestro espíritu. Si viviéramos en el Señor y anduviéramos en Su presencia, cerraríamos nuestra boca si escucháramos a alguien chismear o hablar cosas vanas; más aún, si nos dieran la oportunidad de glorificar, exaltar y expresar al Señor, oraríamos, cantaríamos un himno y liberaríamos nuestro espíritu.

EJERCITAR NUESTRO ESPÍRITU CANTANDO

Mi única carga es que el Señor deje en nosotros la profunda impresión de que como cristianos que buscan del Señor, debemos conocer el secreto y el misterio de nuestra relación con el Señor, lo cual está relacionado con el hecho de ejercitar nuestro espíritu. Debemos abrir nuestro espíritu, ejercitarlo y usarlo. Lo que más nos ayuda a ejercitar nuestro espíritu es orar, pero algunas veces es aún mejor cantar. Podemos cantar algo breve, como un corito, en voz alta, o podemos cantar algo más largo, como un salmo, en voz baja. Efesios 5:19 y Colosenses 3:16 hablan de salmos, himnos y cánticos espirituales. Los salmos son los más largos, los himnos son más cortos y los cánticos espirituales, que son como los coros de los himnos, son los más cortos. Muchas veces en las reuniones debemos cantar un coro breve con nuestro espíritu y desde nuestro espíritu.

Cada uno de nosotros debe memorizarse algunos coros para que podamos cantarlos todo el tiempo en nuestro espíritu y con nuestro espíritu. Cuando los jóvenes quieren hacer ejercicio, a menudo juegan básquetbol, béisbol o fútbol. Ésa es la mejor manera en que ejercitan su cuerpo. Sin embargo, para jugar necesitan una pelota. De igual manera, la mejor manera de ejercitar nuestro espíritu es cantar, pero necesitamos una “pelota”. Necesitamos sabernos algunos coros para que podamos cantarlos en todo momento. Luego debemos ejercitarnos para cantar, no sólo con nuestra boca sino también con nuestro espíritu y en nuestro espíritu.

En estos días hemos estado laborando para producir un himnario. Si el Señor lo permite, sería muy bueno si Él levantara a algunos santos para que compongan cánticos sobre el libro de Efesios; podrían componer una canción por cada capítulo. Entonces al reunirse los santos, podrían usar estas canciones para cantar todo el libro de Efesios. Además, sería maravilloso tener canciones sobre Romanos 8 y Colosenses 1. Muchos cristianos hoy cantan los salmos del Antiguo Testamento, pero eso está por debajo de la norma del Nuevo Testamento. Son muy pocas las personas que han compuesto canciones sobre la revelación contenida en el Nuevo Testamento.

Debemos aprender a cantar, porque cuanto más cantamos, más dejamos de estar centrados en nuestros pensamientos y más nos olvidamos de nuestras circunstancias. Cuanto más cantamos, más estamos en el espíritu y más nuestro espíritu se abre y es liberado. Esto que les digo no es mi propio pensamiento u opinión, sino el pensamiento del Espíritu Santo y del apóstol Pablo. En Efesios 5:18-19 Pablo dice que debemos ser llenos en el espíritu, hablando unos a otros con cánticos. Si hablamos unos a otros cantando un salmo, un himno o un cántico espiritual, nuestros espíritus estarán ejercitados y el Espíritu se manifestará. No debemos tratar de cantar melodiosamente, sino de una manera espiritual. Debemos olvidarnos de la música, de la métrica y de la rima. Yo no soy músico ni soy un cantante experto; de hecho, no canto muy bien. Sin embargo, sea que cante bien o no, debo cantar. Debemos aprender a alabar al Señor cantando. Debemos leer, estudiar y ser capaces de recitar de memoria algunos himnos. De esta manera podremos cantar en la calle o en el auto. Este asunto se revela no sólo en el Nuevo Testamento, sino también en el Antiguo Testamento. Cuando el pueblo de Israel se congregaba para adorar a Dios en el Antiguo Testamento, ellos cantaban mientras se dirigían a Sión (Sal. 133:1-3). Si cantamos en el auto mientras vamos camino a la reunión, la reunión estará en los cielos. Debemos aprender a ejercitar y a abrir nuestro espíritu cantando.

LLEVAR A CABO LA VOLUNTAD DEL SEÑOR
EJERCITANDO NUESTRO ESPÍRITU

Debemos entender que la intención y el propósito de Dios con respecto a nosotros no es que hagamos algo para Él, sino que seamos un vaso que lo contenga y exprese. Mientras contengamos y expresemos a Dios, estaremos en una condición apropiada. Hoy muchos cristianos hablan de vencer y ser victoriosos sobre el pecado. Sin embargo, nunca venceremos el pecado si sólo nos enfocamos en obtener la victoria sobre el pecado. Si nos olvidamos del pecado y, en lugar de ello, cantamos y alabamos en todo momento, estaremos en los cielos, el pecado no nos tocará, y obtendremos la victoria sobre el pecado. Muchas personas procuran conocer la mente y la voluntad del Señor. Sin embargo, si cantáramos, la voluntad del Señor sería muy clara para nosotros en nuestro espíritu. El camino correcto que debe seguir un cristiano es ejercitar el espíritu, contactar a Dios, recibir al Señor y expresarlo. Si hacemos esto, lo tendremos todo, incluyendo la victoria sobre el mundo, el pecado y el yo.

El propósito del Señor es que nosotros lo expresemos. Olvidémonos de todo lo demás y simplemente aprendamos a ejercitar nuestro espíritu orando, alabando y cantando. Si hacemos esto, el Espíritu, quien es el Señor mismo, automáticamente será liberado de nuestro espíritu. Entonces creceremos cada día y seremos transformados por medio de la renovación de nuestra mente (Ro. 12:2). No crecemos por medio de enseñanzas, doctrinas ni conocimiento, sino por medio del ejercicio de nuestro espíritu. Por consiguiente, debemos aprender a ejercitar nuestro espíritu para que continuamente podamos crecer, experimentar y disfrutar a Cristo, y participar de Él. Si hacemos esto, estaremos en Él en todo momento. Esto es lo que significa permanecer en el Señor. Este mensaje no es una simple enseñanza o doctrina, sino que, más bien, es como un mapa que nos muestra el camino por el cual debemos conducir. Si no conducimos, de nada servirá el mapa; pero si emprendemos el viaje, el mapa nos será muy útil. Debemos aprender a ejercitar nuestro espíritu orando, alabando y cantando.


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