Vida cristiana, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0260-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La muerte de Cristo llega a Sus creyentes por medio de Su obra redentora, y todos Sus creyentes han sido redimidos para que disfruten la salvación de la vida de Cristo (Ro. 5:10; 2 Co. 5:14-15). Cristo efectuó la redención en la cruz. Su muerte fue una muerte redentora. A nosotros ha llegado una muerte positiva, maravillosa, buena y excelente. Si nosotros rechazamos esta muerte, sufriremos la muerte negativa en Adán.
El propósito de la muerte de Cristo no es que vayamos al cielo. Hasta los cielos han sido redimidos por la muerte de Cristo. Colosenses 1:20 dice que la muerte de Cristo ha reconciliado todas las cosas, incluso las cosas que están en los cielos. La rebelión de Satanás también contaminó los cielos, de modo que hasta los cielos necesitaban ser reconciliados con Dios. La reconciliación la necesita un enemigo, así que todas las cosas creadas, incluyendo los cielos, eran enemigos de Dios. Por medio de Su muerte redentora, Cristo reconcilió consigo mismo todas las cosas. Todos Sus creyentes han sido redimidos para que puedan disfrutar la salvación de la vida de Cristo. La muerte de Adán nos introdujo en la muerte. La muerte de Cristo, sin embargo, nos introdujo en la vida.
La muerte de Cristo es una muerte que redime y una muerte que libera e imparte vida. La muerte que redime corresponde al lado negativo. La muerte que libera e imparte vida corresponde al lado positivo. Por consiguiente, la muerte de Cristo es todo-inclusiva.
La muerte redentora de Cristo corresponde al lado negativo.
La muerte de Cristo toma medidas en cuanto al pecado. Existen tres aspectos relacionados con el hecho de que Él tome medidas en cuanto al pecado.
Cristo en Su muerte se hizo cargo del pecado con el fin de quitar el pecado que tenemos en nuestra naturaleza (He. 9:26; Ro. 8:3b). Los hombres son pecadores porque el pecado está en su naturaleza. Un árbol frutal no aprende a llevar fruto. Tal árbol produce fruta espontáneamente debido a su naturaleza. De modo similar, los hombres siempre mienten debido a que el pecado está en la naturaleza de ellos. No existe escuela de capacitación en la cual se le enseñe a la gente a mentir. Los padres pueden encargarles a sus hijos que no mientan, pero los niños mienten espontáneamente de muchas maneras. Los niños no aprenden a mentir. Ellos nacen mentirosos debido a que el pecado está dentro de ellos.
Hebreos 9:26 dice que Cristo “se ha manifestado para quitar de en medio el pecado por el sacrificio de Sí mismo”. Esto se refiere a quitar el pecado que tenemos en nuestra naturaleza. Luego, Romanos 8:3 dice que Cristo, en Su muerte en la cruz, “condenó al pecado en la carne”. Cuando Cristo se hizo carne, según Romanos 8:3, Él estaba en la semejanza de carne de pecado, pero no tenía el pecado de la carne (2 Co. 5:21; He. 4:15). En cambio, nuestra carne sí es carne de pecado. Nuestra carne está constituida de pecado; es carne pecaminosa. Por medio de la crucifixión de Cristo en la carne, Dios condenó al pecado, el cual había sido introducido por Satanás en la carne del hombre, es decir, en la naturaleza del hombre.
Cristo murió en la cruz a fin de para llevar nuestros pecados (He. 9:28; 1 Co. 15:3; Mt. 26:28). Éstos son los pecados inherentes a nuestra conducta o comportamiento, no los pecados inherentes a nuestra naturaleza. Hebreos 9:26 habla de cómo la muerte de Cristo tomó medidas en cuanto al pecado inherente a nuestra naturaleza, mientras que el versículo 28 habla de cómo la muerte de Cristo tomó medidas en cuanto a los pecados inherentes a nuestra conducta o comportamiento. En 1 Corintios 15:3 dice que Cristo murió por nuestros pecados y Mateo 26:28 dice que Su sangre fue derramada para el perdón de nuestros pecados.
Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. Esto se refiere al pecado en su totalidad. Cristo murió a fin de quitar el pecado en su totalidad.
Cuando definimos cómo la muerte de Cristo toma medidas en cuanto al pecado, tenemos que abarcar los tres puntos antes señalados así como todas las referencias bíblicas relacionadas.
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