Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Algunos pensarán que ya saben todo esto, pero me temo que eso sólo lo tengan como una doctrina más. Muchos, incluyéndonos a nosotros mismos, hemos llegado a conocer esta doctrina. Sin embargo, son pocos los que día a día y hora tras hora viven por Cristo. Todos sabemos la doctrina, pero son muy pocos quienes la viven. El Señor Jesús nos dijo en Juan 6:57: “Como me envió el Padre viviente, y Yo vivo por causa del Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por causa de Mí”. Estas palabras son muy sencillas. El Señor dijo que vivía por causa del Padre. Las palabras son sencillas, pero el efecto es muy profundo. Vivir por causa de la vida de otra persona no es algo insignificante.
Todas las esposas cristianas saben que la Biblia enseña que ellas deben sujetarse a sus esposos, tomándolos como su cabeza. Ellas deben aprender a vivir por sus esposos. Decir esto es fácil; incluso un niño de primero de primaria puede decirlo. Pero llevarlo a la práctica no es tan sencillo. Yo estoy seguro de que todas las hermanas que son casadas realmente aman a sus esposos. Sin embargo, ¿cuántas de ellas realmente viven por sus esposos? Una cosa es que amen a sus esposos, y otra que vivan por sus esposos.
Sin embargo, una persona que anduvo en la tierra dijo que Él no vivía por Sí mismo. Él vivía por alguien más. Él vivía, pero en realidad quien vivía no era Él sino el Padre. Él vivía por causa del Padre. Esta persona dijo: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí”. Creo que todos sabemos esto. Pero permítanme preguntarles, en la hora que acaba de pasar, ¿por quién vivieron ustedes? He ahí el problema.
Todos estamos familiarizados con Mateo y Juan, pero no muchos cristianos han llegado a conocer el corazón de estos dos libros de una manera real. Estos evangelios nos muestran que Dios desea entrar en nosotros para ser nuestra vida y ser uno con nosotros. A fin de lograr esto, Él primero se encarnó. Él se mezcló con el hombre. Luego fue a la cruz y resolvió todos los problemas negativos. Después de esto resucitó a fin de llegar a ser algo tan misterioso, tan profundo, y a la vez muy real. Éste era el Espíritu vivificante, quien es la corporificación misma del Dios Triuno. El Padre está en el Hijo, y el Hijo hoy es el maravilloso Espíritu. Cuando nosotros lo invocamos, Él entra en nuestro ser. Esto es lo más sencillo que puede haber; sin embargo, es el asunto más profundo del universo. Cuando invocamos, diciendo: “Oh, Señor Jesús. Oh, Señor Jesús”, el Dios Triuno entra en nosotros, se mezcla con nosotros y se hace uno con nosotros. Cada vez que invocamos Su nombre estamos en Él, y Él está en nosotros. Esto no es una superstición, sino un hecho. Es como el aire que respiramos. Nosotros estamos en el aire, y el aire está en nosotros. Cuando invocamos, diciendo: “Oh, Señor Jesús”, nosotros estamos en Él, y Él está en nosotros.
Cuando leemos todo el Nuevo Testamento, vemos que Dios se hizo hombre. Después fue a la cruz para quitar nuestros pecados, crucificar nuestra vieja naturaleza y acabar con todas las cosas negativas. Él resolvió todos los problemas que había. Después de ser puesto en una tumba y de estar allí por tres días, Él resucitó para llegar a ser un ser maravilloso: el Espíritu vivificante, la corporificación y realidad del Dios Triuno que podemos experimentar. Cuando tenemos a este Espíritu, tenemos al Hijo, Jesucristo, y tenemos al Padre Santo. El Dios Triuno se hace real a nosotros en el Espíritu vivificante. Cada vez que lo invocamos, nosotros estamos en Él y Él está en nosotros.
En Romanos 10:8-9, Pablo dice: “¿Qué dice? ‘Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón’. Ésta es la palabra de la fe que proclamamos: que si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. Tanto la Palabra como el Espíritu están muy cerca de nosotros. Ellos incluso están en nuestra boca y en nuestro corazón. Si tan sólo ejercitamos nuestro corazón y nuestra boca para decir: “Señor Jesús”, de inmediato estaremos en Él y Él estará en nosotros.
El problema es que después de que lo invocamos, no vivimos por Él. Aún regresamos a nuestros propios hábitos y tomamos nuestras propias decisiones. Incluso podemos empezar a expresarnos de manera negativa de algunos hermanos y hermanas. Después de que lo invocamos, nos olvidamos de vivir por Aquel a quien invocamos. En esto radica la carencia de los cristianos de hoy, y ésta es también nuestra carencia. Nuestra carencia estriba en no vivir por este Espíritu vivificante. Todos debemos aprender a vivir por Él. Esto no debe ser simplemente una doctrina para nosotros, sino nuestra experiencia día a día.
Mateo nos dice que todos fuimos bautizados en el Dios Triuno. Eso significa que fuimos bautizados en Cristo y en el único Cuerpo. Luego Juan nos dice que este Dios Triuno pasó por un proceso para entrar en nosotros como agua, alimento y aire. Ahora nosotros debemos permanecer en Él y permitir que Él permanezca en nosotros. “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros [...] Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mí nada podéis hacer” (Jn. 15:4ª, 5). Permanecer en Él significa que hemos sido puestos en Él. Y permitir que Él permanezca en nosotros significa que Él ahora está en nosotros. En otras palabras, esto es sencillamente como lo dice el apóstol Pablo en Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. A nosotros se nos ha dado fin y fuimos sepultados en el Dios Triuno. Ahora, ya no somos nosotros quienes vivimos, sino Cristo quien vive en nosotros. Fuimos puestos en Él y ahora Él está en nosotros.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.