CAPÍTULO UNO

¿QUÉ ES LA VIDA?

Lectura bíblica: Gn. 2:9-12; Jn. 14:6a; 1 Jn. 5:12; Col. 3:4a; Gá. 2:20a; Ap. 21:2, 18-19a, 21; 22:1-2a

Si leemos los versículos de la lectura bíblica, podremos ver la vida y la edificación. Pese a que muchos de nosotros hemos sido cristianos por muchos años y hemos oído hablar acerca de la vida, probablemente nunca hayamos escuchado nada acerca de la edificación. La vida tiene como objetivo la edificación. La vida es el contenido, y la edificación es la expresión corporativa de dicho contenido. Normalmente, si tenemos vida, entonces debemos tener la edificación, y si deseamos tener edificación, necesitamos vida. Dios se ha propuesto expresarse por medio de un Cuerpo corporativo. Por lo tanto, Él tiene que ser vida para un grupo de personas, quienes a su vez necesitan ser edificadas para expresar a Dios de manera corporativa.

LA REVELACIÓN BÁSICA CONTENIDA EN LA BIBLIA

La vida es sencillamente Dios mismo, y la edificación no es otra cosa que este Dios como vida que se expresa en un Cuerpo corporativo. La vida y la edificación constituyen la revelación central y básica de toda la Biblia. En Génesis 2 vemos que después que Dios terminó Su obra de creación, especialmente después de crear al hombre, puso al hombre en un huerto, el cual tenía como objeto central al árbol de la vida. Aquí debemos subrayar la palabra vida. Así como es muy difícil definir la vida, igualmente es difícil definir el árbol de la vida. Aunque ustedes conocen árboles como el duraznero y el manzano, es posible que no sepan lo que es el árbol de la vida. Cuando leemos los demás libros de la Biblia, nos damos cuenta de que el árbol de la vida es nada menos que Dios mismo. El Dios Triuno es el árbol de la vida para nosotros.

Luego vemos algunas cosas preciosas que proceden del fluir de esta vida. Cerca al árbol de la vida hay un río que fluye, y allí donde fluye el río hay oro, bedelio (una especie de perla) y ónice (Gn. 2:9-12). La vida da origen al fluir de la vida, y del fluir de la vida proceden estas tres clases de materiales preciosos: el oro, la perla y la piedra preciosa. Si queremos saber qué función cumplen estos materiales, debemos leer la Biblia hasta el final, donde encontramos una ciudad edificada con oro, perlas y piedras preciosas (Ap. 21:2, 18-19a, 21; 22:1-2a). Por tanto, estos materiales preciosos aluden a la edificación.

Así pues, vemos que la Biblia desde el comienzo nos habla de la vida y la edificación. La vida es la fuente, y la edificación es el producto de la vida. Muchos cristianos saben que la Biblia es un libro de vida, pero son pocos los que tienen un entendimiento apropiado y adecuado de la vida. Es necesario que veamos algunos conceptos equivocados que tienen los cristianos en cuanto a la vida. Sin embargo, en estos versículos de Génesis y Apocalipsis, podemos ver claramente que la vida está destinada a la edificación y que la edificación es producto de la vida.

LA VIDA DIFIERE DEL CONOCIMIENTO

La vida no tiene nada que ver con el conocimiento; de hecho, el conocimiento es contrario a la vida. En Génesis 2:9 se mencionan dos árboles: el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Al ver este cuadro podemos comprender que el conocimiento es lo opuesto de la vida e, incluso, es contrario a la vida. ¿Por qué digo esto? Sencillamente porque en cualquier tipo de religión, y sobre todo en el cristianismo, la gente siempre le da mucha importancia al conocimiento. Después de que fuimos salvos en el cristianismo, se nos dijo que prestáramos atención al conocimiento. Sin embargo, la Biblia nos muestra que el conocimiento es lo opuesto de la vida y contrario a la vida. Por lo tanto, si deseamos saber lo que es la vida y comprender la experiencia de la vida, primeramente todos debemos tener muy claro la diferencia que existe entre la vida y el conocimiento.

Por ejemplo, si usted bebe un vaso de leche, recibe vida. Si no lo bebe, por mucho que sepa acerca de la leche, lo único que tendrá es conocimiento. Conocer acerca de la leche es simplemente conocimiento, pero beberla es recibir un alimento, y eso es vida. La vida no es conocimiento, y el conocimiento jamás puede reemplazar la vida. Al contrario, el conocimiento contradice a la vida.

Si nos interesa la vida, debemos, en cierto sentido, rechazar el conocimiento. No debe interesarnos el conocimiento. Lo único que debe interesarnos es recibir algo que nos nutra. El conocimiento nos imparte muerte en vez de impartirnos vida. Más aún, el conocimiento no sólo causa muerte, sino también división. Si el conocimiento es el principal énfasis entre nosotros, me temo que en poco tiempo nos dividiremos en varias sectas. De manera que debemos quitarle la corona al conocimiento y ponerlo bajo nuestros pies; sólo entonces habrá unidad entre nosotros. El conocimiento divide, pero la vida nos une.