Información del libro

Reino, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4708-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 50 Sección 1 de 3

CAPÍTULO DIECISIETE

LA TRANSFORMACIÓN: UNA SEMILLA
EN LA PARÁBOLA DE LAS DIEZ VÍRGENES

Lectura bíblica: Mt. 25:1-13; 24:40-42; Pr. 20:27; Ro. 9:21, 23-24

En este capítulo abordaremos la parábola de las diez vírgenes de Mateo 25:1-13. En esta parábola encontramos algo muy básico, y sin embargo, a través de los siglos los cristianos no han logrado captarlo en toda su extensión. De todas las parábolas del libro de Mateo, la de las diez vírgenes es la más misteriosa. Si ella fuera una parábola desligada del resto de la Biblia, sería imposible entenderla.

Como vimos en el capítulo anterior, a partir de Mateo 13 el Señor dejó de hablar abiertamente sobre el reino y comenzó a hacerlo en parábolas y de una manera misteriosa. En Mateo 13:10-17 Él dio una razón para hablar en parábolas: las personas religiosas suponían estar de parte de Dios y conocer las Escrituras, pero en realidad ellas no estaban del lado de Dios ni entendían las Escrituras. Por tanto, el Señor comenzó a esconder el reino de tales personas, haciendo que fuese un misterio, y comenzó a revelárselo a quienes realmente tomaban en serio las cosas del Señor, o sea, a aquellos que eran pobres en espíritu y puros de corazón. Únicamente quienes son pobres en espíritu y puros de corazón pueden captar los misterios del reino. Desde Mateo 13 hasta el final del libro, siempre que el Señor habla del reino, lo hace en la forma de un misterio.

Alabamos al Señor que hoy, por la revelación de todas las Escrituras, no nos resulta difícil entender esta parábola de las diez vírgenes. Podemos tener una interpretación precisa, exacta y apropiada de todos los aspectos de esta parábola. En realidad, la parábola de las diez vírgenes es como un rompecabezas. Este rompecabezas ha sido cortado en muchas piezas misteriosas, y tenemos que encontrar la manera de reunir todas las piezas y hacer que encajen las unas con las otras. Todas las piezas de este rompecabezas están escondidas en las Escrituras. Si sabemos cómo encontrar estas piezas y sabemos reunirlas de manera que encajen entre sí, veremos un cuadro muy claro de la economía de Dios. Ningún otro cuadro en toda la Biblia nos muestra la economía de Dios tan claramente como la parábola de las diez vírgenes.

EN NÚMERO SON DIEZ

Primeramente, tenemos que descubrir por qué el Señor Jesús usó el número diez. ¿Por qué Él habló de diez vírgenes, y no de quince, doce, ocho o quizás dos? Tal vez ustedes piensen que el número diez simboliza compleción, como en el caso de los diez dedos de las manos y los pies. Pero debemos recordar que esta parábola concierne al reino de los cielos, y el número que simboliza dicho reino es doce y no diez. El número que denota el reino tiene que ser doce, ya que en el Antiguo Testamento el número de tribus del pueblo, las cuales eran representativas del reino de Dios, era doce. Además, el número de los apóstoles en el Nuevo Testamento, los cuales representan a todo el pueblo de Dios, es doce. Así pues, el número representativo del pueblo que conforma el reino es doce. Apocalipsis nos presenta la máxima consumación de la economía de Dios, la Nueva Jerusalén. En la Nueva Jerusalén, se usa casi exclusivamente el número doce: hay doce cimientos, doce puertas, doce perlas, doce apóstoles, doce tribus y son doce las variedades del fruto producido por el árbol de la vida. También tenemos el número ciento cuarenta y cuatro, que es el resultado de multiplicar doce por doce (Ap. 21:12, 14, 17, 19-21; 22:2). Por tanto, doce es el número apropiado para representar el reino de Dios.

Según la Biblia, el número doce está compuesto de una manera única. No está compuesto de seis más seis, siete más cinco ni cuatro más ocho; sino que este número es un producto de la multiplicación de cuatro por tres. Apocalipsis 21 corrobora este hecho. Allí vemos que la ciudad es cuadrada, lo cual significa que tiene cuatro lados iguales (21:16). A cada lado hay tres puertas, lo cual hace un total de doce (vs. 12-13). El número cuatro en la Biblia representa las criaturas. El hombre es la criatura principal en la creación de Dios, y el número cuatro representa al hombre creado, lo cual nos incluye a todos nosotros. El número tres tiene dos significados; representa tanto al Dios Triuno como a la resurrección. Por tanto, el número tres denota al Dios Triuno en resurrección.

El número doce no es resultado de una adición, sino de una multiplicación. Si fuera el resultado de una adición, el número sería siete y no doce. En los primeros capítulos de Apocalipsis vemos la adición de tres más cuatro, con lo cual tenemos las siete iglesias, los siete candeleros, los siete sellos y las siete trompetas (Ap. 1:4, 12; 6:1; 8:2). Al inicio de Apocalipsis se suman los números tres y cuatro para producir el número siete; pero al final de Apocalipsis, los números tres y cuatro son multiplicados para producir el número doce. Esto es muy significativo. Por ser la iglesia hoy, nosotros somos el número siete, pues somos las criaturas más el Dios Triuno en resurrección. El Dios Triuno en Su vida de resurrección ha sido añadido a nuestro ser, haciendo de nosotros el número siete. La iglesia es la adición de Dios al hombre. Sin embargo, este es apenas el inicio, pues la adición tiene que ser cambiada en multiplicación. La multiplicación implica mezcla, la mezcla de tres con cuatro, lo cual representa la mezcla del Dios Triuno en resurrección con el hombre. Cuando fuimos salvos, Dios fue añadido a nuestro ser. A partir de entonces, la adición será cambiada por la multiplicación hasta que lleguemos a la multiplicación plena representada por el número doce, esto es, el hombre multiplicado por Dios, el hombre mezclado con Dios. La Nueva Jerusalén es la mezcla corporativa y consumada de Dios con el hombre.

¿Por qué, entonces, en la parábola de las diez vírgenes tenemos el número diez en lugar del número doce? Esto significa que faltan dos. El diez representa la mayor parte del doce. Por ejemplo, de las doce tribus de Israel en el Antiguo Testamento, diez se rebelaron contra la casa de David. Únicamente dos tribus, la de Judá y la de Benjamín, quedaron. Así pues, diez de doce representa la mayoría de los doce. También vemos este mismo pensamiento en un caso que se encuentra en los Evangelios, donde diez de los doce apóstoles tenían un solo concepto, y los otros dos apóstoles tenían un concepto diferente (Mt. 20:20-24). Nuevamente, el diez representa la mayoría de los doce, y dos representan al resto. Por tanto, el número diez representa la mayoría del pueblo de Dios.

Para encontrar a los otros dos que faltan, debemos leer un pasaje del capítulo anterior, Mateo 24:40-42. Estos versículos mencionan a dos varones laborando en el campo y a dos mujeres moliendo en el molino. En Mateo 25 tenemos el número diez, mientras que en Mateo 24 tenemos el número dos. Las palabras de conclusión en estos dos pasajes son casi las mismas: “Velad, pues, porque no sabéis en qué día viene vuestro Señor” (Mt. 24:42; 25:13). Que estas palabras de advertencia sean dadas tanto a los dos como a los diez indica que ambos pasajes forman un par. Las dos personas más las diez vírgenes suman un total de doce, el número completo del pueblo de Dios.

Cuando el Señor Jesús regrese, los creyentes serán de dos clases. La división primaria es de diez y dos. Es debido a que los dos varones y las dos mujeres estaban trabajando, que ellos representan a los creyentes que estarán vivos cuando el Señor regrese. En cambio, las otras diez personas estaban durmiendo, lo cual indica que la mayoría de los creyentes habrán muerto cuando llegue el tiempo del regreso del Señor. No debemos pensar que solamente las cinco vírgenes insensatas durmieron mientras que las cinco vírgenes prudentes no lo hicieron. La Biblia nos dice que las diez durmieron. ¿Qué significa que los creyentes en Cristo duerman? En 1 Tesalonicenses 4:14-16 se nos dice claramente que cuando se habla de que los creyentes duermen esto significa que ellos murieron. A los ojos de Dios, los creyentes muertos no están verdaderamente muertos, sino que ellos duermen, descansan y están a la espera de la resurrección.

Esto nos muestra que las diez vírgenes representan a los santos que murieron; tanto las insensatas como las prudentes han muerto debido a que el Novio demoró en venir. Las insensatas murieron y las prudentes también, incluyendo a Pedro, Juan, Martín Lutero y muchos otros santos que también murieron. Ellos estaban esperando y tenían la expectativa del regreso del Señor, pero Él demoró, así que cabecearon todos y se durmieron. Las diez vírgenes representan a los santos que murieron, y los otros dos representan a los santos que quedaron vivos. Cuando el Señor regrese, la mayoría de los santos estará conformada por aquellos que murieron. Los santos vivos serán el resto, representado por los dos.

Muchos cristianos tienen el concepto de que la muerte resolverá todos los problemas automáticamente. Según este concepto, si ellos creen en el Señor Jesús, ya todo habrá sido resuelto para cuando ellos mueran, independientemente de si han sido necios o sabios, buenos o malos. Ellos piensan que una vez que ellos mueran, se irán al cielo y todo estará bien. Para ellos, la muerte es como una especie de graduación. No importa si terminaron o no su curso; siempre y cuando mueran, ya se habrán graduado. Lamentablemente, este concepto está en la mente de muchos cristianos, pero tengo que decirles que la muerte no resolverá ningún problema. La muerte no hace que automáticamente todo esté bien. Si usted tenía un problema pendiente con el Señor y lo resolvió antes de morir, entonces todo está resuelto; pero si no lo pudo resolver antes de morir, todavía continúa pendiente. Ya sea que usted viva o muera, ese problema sin resolver todavía permanece allí.

Algunos consideran que las cinco vírgenes insensatas representan a creyentes falsos. Pero esto no es lógico. ¿Cómo podríamos decir que las vírgenes insensatas son falsas? Los padres que tienen varios hijos saben que algunos son sabios mientras que otros son necios. ¿Podría acaso un padre decir que aquellos de sus hijos que son insensatos no son verdaderamente sus hijos? Simplemente no es lógico afirmar que las vírgenes eran falsas debido a que eran insensatas. Todas ellas eran vírgenes en todo aspecto: en cuanto a su naturaleza, su esencia, su nombre y su posición. Todas ellas eran vírgenes; la única diferencia estriba en su conducta. Un matrimonio puede tener varios hijos. Algunos de ellos son sensatos y se conducen apropiadamente; otros son necios y se conducen desordenadamente. ¿Podríamos decir que los que se conducen desordenadamente, que son insensatos, son hijos falsos? ¿Podrían acaso los padres negarse a reconocerlos como sus hijos debido a que son necios? Asimismo, ya sean prudentes o insensatas, las vírgenes son vírgenes.

Más aún, todas las vírgenes tenían lámparas, y todas las lámparas estaban encendidas. Mateo no dice que únicamente las lámparas de las vírgenes prudentes estaban encendidas, mientras que las lámparas de las vírgenes insensatas estaban apagadas debido a que ellas eran vírgenes falsas. Todas las lámparas estaban ardiendo. ¿Cómo podría un cristiano falso tener una lámpara encendida? ¡Esto es imposible! Mateo también nos dice que todas las vírgenes salieron al encuentro del novio (25:1). Esto quiere decir que todas ellas salieron del mundo a fin de encontrarse con el Novio. No solamente las cinco vírgenes prudentes salieron al encuentro del Novio, sino también las cinco vírgenes insensatas. Por ser un creyente, usted ciertamente tiene la expectativa de encontrarse con el Señor; no obstante, usted debe mantenerse alerta. ¿Es usted una virgen prudente o una virgen insensata? Que usted sea una virgen prudente o una virgen insensata no depende de su mente sagaz, sino que depende de si tiene suficiente aceite en su vasija. Las cinco vírgenes prudentes, además de tener sus lámparas encendidas, habían preparado una porción adicional de aceite en sus vasijas; mientras que las vírgenes insensatas no tenían una porción adicional de aceite. Este único punto es el que determina quién es sabio y quién es necio.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top