Ley y gracia de Dios en Su economía, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1936-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-1936-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Al experimentar la gracia en la economía de Dios, los creyentes exhiben las riquezas de su liberalidad en medio de su profunda pobreza (2 Co. 8:1-2). Esta es la gracia que el Señor dio a los creyentes y a las iglesias de Macedonia. Por medio de esta gracia, la cual es la vida de resurrección de Cristo, vencemos la usurpación de las riquezas temporales e inciertas y llegamos a ser generosos ministrando a los santos necesitados.
Nuestra experiencia de la gracia en la economía de Dios consiste en que, después que hemos padecido, somos perfeccionados, confirmados, fortalecidos y cimentados por el Dios de toda gracia (1 P. 5:10).
Al experimentar la gracia en la economía de Dios, llevamos a cabo la mayordomía de la gracia de Dios que El nos encomendó, la cual consiste en impartir a Su pueblo escogido las riquezas de Cristo como la gracia de Dios, con miras a producir y edificar la iglesia (Ef. 3:2, 8).
No sólo los apóstoles como mayordomos imparten gracia a las personas, sino que nosotros también, en nuestro diario vivir, debemos hablar palabras que edifiquen a fin de dar gracia a las personas. Efesios 4:29 dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación según la necesidad, a fin de dar gracia a los oyentes”. En el versículo 28 Pablo dice que debemos laborar, trabajando con nuestras propias manos en algo decente, para que tengamos algo que compartir con los que padecen necesidad. Por ser cristianos, debemos tener algo en nuestro vivir, tanto material como espiritual, que podamos ministrar a los demás.
Pablo experimentó la gracia del Señor de tal modo que sobrepasaba a los demás y abundaba en su labor para el Señor (1 Co. 15:10). El Señor, a quien él experimentaba, lo capacitó para trabajar mucho más que los demás santos. Al hacer esto, Pablo experimentó a Cristo como su gracia. Hoy, el Cristo resucitado nos imparte al Dios Triuno procesado en resurrección a fin de que sea nuestra vida y suministro de vida, para que podamos experimentarle como gracia y, de este modo, seamos personas sobresalientes y abundemos en nuestra labor para el Señor.
Reinamos en vida al recibir la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Esta es la gracia que reina en vida para vida eterna (Ro. 5:17b, 21b). La vida divina que hemos recibido no sólo nos salva de unas cuantas cosas; más bien, nos entroniza como reyes para que reinemos sobre todas las cosas. Hemos recibido la justicia objetivamente, pero aún necesitamos recibir continuamente la abundancia de la gracia a fin de que reinemos en vida subjetivamente. Si hemos experimentado los dieciséis aspectos mencionados anteriormente, eso indica que estamos firmes en la gracia abundante. Entonces podremos reinar en vida de tal manera que lleguemos a controlar todas las cosas, en lugar de que éstas nos dirijan o controlen a nosotros. Esto es vencer. Esta es la gracia que reina para vida eterna.
En la vida de iglesia, si todos los creyentes reciben gracia sobre ellos, la iglesia es edificada. Sin embargo, es fácil que nos salgamos de la gracia y discutamos con otros. Ahora, una persona que haya visto la gracia conoce a Cristo y no tiene nada que discutir con otros. Pero si una persona discute, esto significa que no conoce la gracia. ¿Cómo permanecemos firmes en la gracia? En la práctica, esto significa que regresamos a nuestro espíritu. Necesitamos ejercitarnos en volver a nuestro espíritu. Cuando nos volvemos a nuestro espíritu, estamos firmes en la gracia. No importa cuánto otros lo critiquen, lo juzguen o discutan con usted, nunca abra la boca ni argumente con ellos, sino que aprenda a volverse a su espíritu. Una vez que usted empiece a argumentar, comenzará el debate; si continúa discutiendo, terminará murmurando. No argumente ni murmure; no permanezca en su mente ni en su parte emotiva, sino permanezca en su espíritu. Cuando usted está en su espíritu, está en Cristo; esto es permanecer firme en la gracia. En ocasiones cuando usted ora-lee un versículo o canta un himno, la palabra del Señor lo introducirá a la gracia en Cristo. Quizás los argumentos y las murmuraciones bullan en usted, pero al volverse a su espíritu, permanecerá firme en la gracia. Como resultado de ello, lo que saldrá de su boca será gracia. Dios, en Su economía, no exige que hagamos nada; lo que El quiere en Su economía es que Cristo, la corporificación del Dios Triuno, llegue a ser la gracia corporificada para nosotros. El vive en nosotros, y nosotros vivimos en El, quien es la gracia. De esta manera, Dios podrá obtener Su organismo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.