Fe cristiana normal, Lapor Watchman Nee
ISBN: 978-0-87083-779-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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No estoy afirmando que Mateo y Lucas fueron inspirados por el Espíritu Santo cuando escribieron sus libros. Ya sea que esos libros fueran divinamente inspirados o no, lo hacemos a un lado por un momento. Estamos diciendo que hubo unas pocas personas que siguieron a Jesús. Ellas escribieron Su biografía. Mateo y Lucas fueron contemporáneos de Jesús. Mateo le siguió por más de tres años. Lucas no fue tan cercano, pero él investigó “cuidadosamente todas las cosas” (Lc. 1:3). Yo creo que cuando él escribió su evangelio, la madre de Jesús aún vivía. ¿Qué dijeron ellos acerca del nacimiento de Jesús? Todos ellos testificaron que Jesús nació de la virgen María. Su nacimiento fue absolutamente diferente del nuestro. Hoy, después de casi dos mil años, algunos que nunca vieron a Jesús, ni hablaron con María Su madre, ni conocieron a José Su padre, concluyen que El no nació de una virgen. ¿Cómo pueden ustedes decir que El no nació de esa manera? ¿Están ustedes desechando la posibilidad de que tal evento nunca sucedió debido a sus teorías y razonamientos hechos en su estudio o laboratorio?
Quizás deberíamos leer la genealogía de Jesús en el Evangelio de Mateo. Hay cuarenta y dos generaciones en la genealogía. Empezando desde la primera generación, repetidas veces dice: “Este engendró a éste”. Esta frase se repite hasta el versículo 15, que dice: “Y Eliud engendró a Eleazar; y Eleazar engendró a Matán; y Matán engendró a Jacob”. El versículo 16 continúa: “y Jacob engendró a José”. Lo sorprendente es que la siguiente parte de la frase no continúa con: “José engendró a Jesús”. Más bien dice: “José, marido de María, de la cual nació Jesús, quien es llamado el Cristo”. Cuando la línea llega a José, el patrón termina. Esto es porque Jesucristo nació de la virgen María. Su forma de nacer fue muy diferente a la nuestra.
Hemos visto que el modo en que vino al mundo fue diferente. Ahora queremos ver la manera en que partió del mundo. Como veremos, eso también fue contrario a nuestras muertes ordinarias. Nadie puede jamás predecir el lugar, la hora y la manera que él o ella vaya a morir. En cien años, todos los que estamos aquí estaremos muertos. Pero nadie sabe cómo vamos a morir. Sin embargo, Jesús de Nazaret preveía Su propia muerte. El sabía exactamente cuándo, dónde y cómo iba a suceder.
Una vez cuando alguien le dijo que lo iban a matar, El contestó que no era aceptable que un profeta pereciera fuera de Jerusalén (Lc. 13:33). El sabía que iba a morir en Jerusalén. Un día, les dijo a Sus discípulos que la hora había llegado. No sólo sintió la inminencia de Su muerte, pero aún les dijo a otros que la hora de Su muerte había llegado. El también sabía cómo moriría. Varias veces mencionó que sería crucificado. Esto está registrado por lo menos tres veces en Mateo. Este hombre no sólo fue diferente en Su manera de venir al mundo, y Su manera de partir no fue menos extraordinaria. Su nacimiento y Su muerte fueron muy inusuales. ¿Es éste el Hijo de Dios?
Consideremos el tercer requisito. ¿Qué clase de moralidad tuvo Jesús de Nazaret? ¿Era El lo mismo que somos nosotros? ¿Pecó El alguna vez?
Me gusta la frase que Jesús habló en Juan 8. Muchos en aquel entonces se le oponían. Le rodeaban y lo investigaban. Les respondió con una pregunta: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?” (v. 46). ¡Este era un tremendo reto! ¿Quién de nosotros se atrevería a ponerse delante de todos y a retar para que lo redarguyeran de pecado? Cualquiera que se atreviera a tal cosa sería avergonzado al momento que su esposa se ponga de pie para testificar contra él. Quizás en menos de cinco minutos siete u ocho personas inmediatamente se levantarían para exponer sus mentiras e infidelidad. Pero cuando Jesús hizo tal declaración, nadie pudo redargüirlo de pecado. Ha habido un gran número de santos y de sabios durante las edades, pero ninguno fue lo suficientemente atrevido para proclamar ser perfecto y sin pecado. ¿Por qué solo Jesús se atrevió a hacer tal proclamación?
Todo lo que puedo decir es que este hombre es un gran arrogante o un gran santo. Una persona orgullosa puede hablar de una manera extravagante porque no se conoce a sí misma; no se da cuenta de qué clase de persona es. Pero cuando Jesús retó: “¿Quién de ustedes me redarguye?”, no pudo ser humilde ni cortés acerca de ello. El no tiene pecado, y El es un gran santo.
Jesús de Nazaret no es como Confucio, que dijo que si más tiempo le fuera concedido, eliminaría las grandes imperfecciones morales. Jesús no tiene pecado. Cuando El hizo tal declaración, la hizo delante de Sus enemigos. Si hubiera habido la más ligera falta de conducta de Su parte, los judíos lo habrían pescado de inmediato. Los judíos no son escritores prolíficos; no han producido muchos otros libros aparte de las Santas Escrituras. Pero después de Jesús, muchos libros fueron escritos por los judíos para contradecirle. Todos esos libros niegan Su divinidad, pero no tocan Su moralidad. Ninguno de los escritos que le oponen pueden probar que Jesús pecó alguna vez.
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