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Riquezas y la plenitud de Cristo y el avanzado recobro del Señor hoy en día, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7727-0
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CAPÍTULO SIETE

EL AVANZADO RECOBRO
DEL SEÑOR HOY EN DÍA

(3)

Lectura bíblica: Ef. 4:12; He. 10:24-25; 1 Co. 14:1, 3-5, 24, 31, 26

La Biblia compara a los cristianos con las ovejas. Las ovejas viven en rebaños, y es por eso que en la Biblia un rebaño se refiere a la iglesia. Los cristianos se deleitan en reunirse, así como a las ovejas les gusta andar en manada. Si una oveja se extravía del rebaño, sufrirá. Pero si regresa al rebaño, encontrará descanso y estará contenta. Lo mismo experimenta una persona que ha sido salva. Después de ser llamada a salir del mundo, no querrá estar más con la gente mundana, pues ahora posee una naturaleza diferente. Cuando los cristianos se reúnen, se sienten en casa, contentos y reposados.

LAS REUNIONES CRISTIANAS ORDENADAS
EN LAS ESCRITURAS

Los cristianos se deleitan en reunirse; es por eso que las reuniones para ellos son importantes. La iglesia ha estado en esta tierra por dos mil años. Principalmente la iglesia se divide en dos grupos: los católicos romanos y los protestantes. Aparentemente, la manera en que ambos grupos se reúnen es muy diferente, pero en principio es la misma, pues ambos adoran según los sentimientos y necesidades humanos y naturales. Estas formas tradicionales y naturales de reunirse difieren de la manera en que los cristianos deben reunirse según se dispone en las Escrituras.

La Biblia dice que Dios es Espíritu y que los que le adoran deben adorarle en espíritu. Las reuniones cristianas no son un servicio dominical; más bien, dependen del ejercicio del espíritu. Sin el ejercicio del espíritu, no puede haber una verdadera adoración a Dios. No obstante, si observamos la manera en que los católicos o los protestantes adoran, notaremos que los adoradores no parecen tener un espíritu ni tampoco parecen ejercitarlo. En vez de ello, adoran conforme a sus sentimientos o necesidades humanos y naturales. Incluso las catedrales son diseñadas y edificadas para corresponder al sentimiento que el hombre tiene de temer a Dios. Cuando una persona entra en esos lugares, siente temor. Debido a que los creyentes entran en las catedrales sólo con el propósito de asistir a los servicios, los pastores, para satisfacer la necesidad que tienen todos de adorar, imprimen un programa, una forma y algunas reglas para conducir los servicios.

Adorar a Dios en espíritu

En realidad, en la Biblia no vemos ninguna de esas cosas. Cuando el Señor empezó Su ministerio a la edad de treinta años, les dio a conocer a otros que Él era Dios. En aquel tiempo había un templo en Jerusalén, y los judíos pensaban que Dios estaba en el templo. Por lo tanto, todos ellos iban al templo a adorar a Dios. El Señor Jesús también fue a Jerusalén. En ese tiempo, ¿estaba Dios en el templo o en el Señor Jesús? Cuando los hombres querían adorar a Dios, ¿debían acudir al templo o al Señor Jesús?

Si alguien entraba al templo, vería allí a los sacerdotes ayudando a los judíos a inmolar los becerros y los corderos, y a ofrecerlos en sacrificio a Dios. Ellos estaban adorando a Dios según la tradición, y aparentemente se conducían muy apropiadamente. Sin embargo, al mismo tiempo había un grupo de personas con el Señor Jesús, entre los cuales había recaudadores de impuestos y prostitutas. Ellos rodeaban al Señor Jesús, y hablaban y se reían con Él. Alguien se recostaba en Su pecho, y otro le lavaba los pies. Unos le hacían preguntas y otros daban respuestas a preguntas. No había formas ni reglas, sino más bien libertad y disfrute.

En palabras sencillas, había dos clases de reuniones. La primera clase de reunión era muy apropiada. Los sacerdotes servían según su orden y conducían ceremonias paso a paso. La segunda era aparentemente muy confusa, pero todos estaban activos, liberados y cómodos. Ambas clases de reunión se describen en los cuatro Evangelios. ¿Cuál prefiere usted?

La Biblia nos muestra que Dios es Espíritu y que los que le adoran deben adorarle en espíritu. Las reuniones cristianas en sí mismas son una adoración a Dios. Cuando nos reunimos, venimos a adorar a Dios y a disfrutarle, y con el propósito de que Dios sea satisfecho. Al mismo tiempo, recibimos Su amor y disfrutamos Su gracia. También somos iluminados y enseñados por Él, y recibimos Su palabra. Ésta es la razón y meta por la cual los cristianos se juntan en un solo rebaño.

Por consiguiente, el énfasis no recae en la forma, sino en el órgano que usamos; es decir, ¿usamos nuestro espíritu o nuestra mente? ¿Usamos la mente natural que ha sido afectada por la tradición, o repudiamos nuestra mente, nos negamos a nuestro propio juicio y adoramos sólo en espíritu? Lo que Dios desea es que nosotros adoremos en espíritu. Ésta es la primera consideración que debemos tener.


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