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Espíritu y el cuerpo, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4516-3
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CAPÍTULO TRECE

EL CUERPO DE MANERA PRÁCTICA

En el mensaje anterior vimos cuatro importantes aspectos del Cuerpo en el libro de Efesios: que el Cuerpo llega a existir por medio de la transmisión de Cristo; que el Cuerpo surgió al ser abolidas todas las ordenanzas; que el Cuerpo es un asunto de ser coherederos y copartícipes de la promesa en Cristo; y que el Cuerpo depende del Espíritu. Las palabras “un Cuerpo, y un Espíritu” indican que el Cuerpo de Cristo depende enteramente del Espíritu. Si tenemos el Espíritu, tenemos el Cuerpo. En este mensaje veremos también, basándonos en 1 Corintios 12, que el Cuerpo depende del Espíritu. En 1 Corintios 12 se nos habla del Cuerpo detalladamente.

EN CUANTO A SER ESPIRITUALES

Muchos traductores encuentran difícil traducir 1 Corintios 12:1. Según la versión del inglés King James, este versículo dice: “En cuanto a los dones espirituales, hermanos, no quiero que seáis ignorantes”. En este versículo el apóstol Pablo usa la palabra pnéuma, que significa espíritu, como adjetivo. Algunas traducciones han añadido la palabra dones antes de espirituales para que se lea “en cuanto a los dones espirituales”. Sin embargo, esto no es muy acertado. Si Pablo hubiese querido decir esto, habría añadido la palabra dones. Otras traducciones dicen “en cuanto a los asuntos espirituales”, lo cual es una mejor traducción que hablar de “dones espirituales”, pues al usar la palabra “dones” uno restringe el asunto a la esfera de los dones. Así que, “los asuntos espirituales” implica una esfera mucho mayor, un campo más amplio. Ello no sólo incluye los dones, sino también las demás cosas espirituales. Yo prefiero traducirlo “en cuanto a ser espirituales”. Creo que es de esto que Pablo estaba hablando en este capítulo. Lo que Pablo quería decir es que todos debemos ser espirituales, es decir, que la condición nuestra debe ser espiritual. Es posible que tengamos el Espíritu, pero no seamos espirituales en un momento dado. Ser espirituales es un asunto práctico.

EL CUERPO DE MANERA PRÁCTICA

Todos somos miembros del Cuerpo de Cristo. Pero supongamos que cuando nos reunimos como el Cuerpo, venimos de una manera descuidada, relajada y despreocupada. Si todos nos comportáramos así, ¿dónde estaría el Cuerpo? En la práctica éste no existiría. Tal vez estaría presente doctrinalmente, mas no de manera práctica. Sin embargo, supongamos que cuando nos reunimos, todos estamos llenos y rebosantes del Espíritu, y decimos: “Oh, Señor Jesús. Jesucristo es el Señor. ¡Oh, me siento tan contento esta mañana! Tengo algo del Señor para compartirles”. Esto es un ejemplo de lo que es ser espirituales. Siempre que nos reunamos como miembros del Cuerpo, debemos ser espirituales de manera práctica. Sin embargo, supongamos que nadie ora, ni invoca al Señor ni se pone de pie para dar un testimonio. En ese caso no seríamos espirituales de manera práctica en la reunión.

Mientras Pablo escribía este capítulo, tenía claro que cuando los cristianos se reúnen deben ser espirituales. Siempre que seamos espirituales, los dones se manifestarán y muchas otras cosas sucederán. Si somos espirituales de manera práctica en las reuniones de la iglesia, tanto los dones espirituales como los demás asuntos espirituales se harán manifiestos. De este modo, tendremos el Cuerpo de manera práctica.

SER ESPIRITUALES AL HABLAR EN LAS REUNIONES

En 1 Corintios 12:2 dice: “Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos”. Si usted permanece callado en las reuniones, entonces es un ídolo mudo. Así que todos los que asisten a la reunión de la iglesia deben ser muy espirituales. Ser espiritual significa estar desbordante. Esto es lo contrario de ser mudo. Como aquellos que asisten a las reuniones de la iglesia, debemos aclamar al Señor con júbilo. Sin embargo, nuestras aclamaciones no deben ser una actuación, sino algo espontáneo. En este versículo Pablo parecía decir a los corintios: “Ustedes eran gentiles y, como tales, eran llevados a ídolos mudos que estaban en un templo de ídolos. Eran personas mudas que no hacían ningún ruido porque estaban adorando ídolos mudos. Puesto que los ídolos no hacen ningún tipo de ruido, ustedes tampoco hacían ningún ruido. Pero ahora, al venir a las reuniones de la iglesia, ustedes se han acercado al Dios vivo, al Dios que habla, no a un ídolo mudo. Por lo tanto, también tienen que hablar”. Hablar en las reuniones es ser espirituales. Sin embargo, si ustedes no hablan en las reuniones de la iglesia, eso será un indicio de que no son espirituales.

Supongamos que tres hermanos que viven juntos en la casa de hermanos vienen a la reunión. En la reunión los tres permanecen mudos. Cuando otros oran, ellos no dicen amén, porque no están de acuerdo con la manera en que se ora. Al regresar a casa, tal vez hablen acerca de la reunión de manera crítica. En la reunión ellos permanecían mudos, pero en casa tienen mucho que decir. Estos hermanos definitivamente no son espirituales. Sin embargo, en su propia opinión, ellos tal vez sean los hermanos más espirituales de la iglesia. La verdadera prueba de si somos espirituales o no es si hablamos en las reuniones. Hablar en las reuniones lo hará a usted espiritual.

Supongamos que estos tres hermanos vienen a la reunión y ponen a un lado sus opiniones. Uno dice: “Señor Jesús, te amo”. Si tan sólo decimos esto, todos llegaremos a ser espirituales. Es supremamente importante expresar algunas palabras en la reunión. Por lo tanto, todos debemos aprender a hablar en las reuniones. No enmudezca. Si usted permanece mudo, eso significa que usted adora a un Dios que no habla. Nuestro Dios es el Dios que desborda al hablar, es el Dios que habla, Aquel que habla constantemente. Cada vez que usted hable acerca del Señor, de inmediato liberará su espíritu y aumentará su capacidad espiritual.

La mejor manera en que las hermanas pueden conquistar su mal genio es que ofrezcan acciones de gracias y alabanzas al Señor en las reuniones. Pero si las hermanas están siempre calladas en las reuniones, les resultará muy fácil discutir con sus esposos en casa después de la reunión. Si sus esposos comparten en la reunión, eso las enojará. Pero si ellas comparten en la reunión, su espíritu se despertará y su mal genio desaparecerá.

Hablar en las reuniones no es un asunto insignificante. Cuando hablamos, hacemos que el Cuerpo se manifieste de muy manera práctica. Como miembro del Cuerpo que usted es, ¿guarda silencio o desborda con palabras? ¿Es usted una persona que alaba, da gritos de júbilo e invoca el nombre del Señor? Si todos somos así, nuestras reuniones serán tan elevadas como los cielos. La reunión más espiritual es aquella en la cual todos hablan. En una reunión así todos son nutridos y edificados.

Sin embargo, cuando guardamos silencio, fácilmente revertimos a nuestra mente y empezamos a criticar a otros. Entonces nos resultará fácil estar en nuestro yo. Cuando usted tiene una actitud crítica y está en el yo, primeramente se mata a sí mismo, luego a otros y finalmente la reunión. Insatisfecho con esto, usted va a casa y mata a su esposa, o esposo, o a su compañero de cuarto. Debido a que ciertos hermanos y hermanas estuvieron callados en la reunión, el ídolo mudo entró en ellos, y después de la reunión mataron a su esposa o esposo.


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