Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7380-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En el capítulo 1 Juan habla tres veces de “el siguiente día” (vs. 29, 35, 43). Luego en 2:1 él dice: “Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús”. Según la secuencia, éste realmente debe ser el quinto día, por cuanto habían pasado el primer día y tres “siguientes días”, y ahora viene este día mencionado en 2:1. Pero en lugar de decir el quinto día, Juan en 2:1 habla del tercer día. A fin de usar la expresión al tercer día en 2:1, Juan habla repetidamente del siguiente día en el capítulo 1.
Cada uno de los dos incidentes relatados en el capítulo 2 están relacionados con un tercer día. El tercer día en 2:1 era el día en que el Señor cambió el agua en vino. En 2:19 el Señor dijo que “en tres días” Él levantaría el templo de Su cuerpo. Las expresiones al tercer día y en tres días, ambas se refieren a la resurrección. El Señor Jesús fue levantado en tres días. Según el Nuevo Testamento, Él también fue levantado en el tercer día. El punto aquí es que ambas expresiones aluden a la resurrección. Al usar estas dos expresiones, Juan indica que las dos señales usadas en el capítulo 2 están relacionadas con la resurrección del Señor.
Juan 2:1 indica que fue en el tercer día que el Señor Jesús vino a Caná de Galilea. Esto significa que el Señor vino en resurrección. Cuando el Señor Jesús vino a nosotros, Él vino en resurrección. Sin embargo, es posible que pensemos que el Señor primero vino a los discípulos estando en encarnación, no en resurrección. Es probable que digamos: “Cuando el Señor Jesús vivía en la tierra, Él vino a los discípulos. Y ciertamente Él vino como un hombre de Nazaret en encarnación. ¿Cómo podemos decir que vino en resurrección cuando Él aún no había sido crucificado?”. En Juan 11:25 el Señor Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida”. Noten que aquí el Señor dijo: “Yo soy la resurrección”; Él no dijo: “Yo seré la resurrección”. Aun cuando era un hombre de Nazaret en la carne, el Señor podía decir: “Yo soy la resurrección”. Según el concepto humano, Él sólo estaba presente en la encarnación. Pero desde la perspectiva de Dios en Su economía, el Señor vino a Caná de Galilea en resurrección. Caná significa “una tierra de cañas”, y las cañas representan personas débiles y frágiles (Is. 42:3; Mt. 12:20; 11:7). Fue en resurrección que el Señor Jesús vino a las personas débiles y frágiles en Caná de Galilea, un lugar menospreciado.
Según el Evangelio de Juan, el Señor vino a las personas en resurrección. Si Él no hubiese estado en resurrección, sino solamente en encarnación, Él no habría cambiado el agua en vino. Solamente Aquel que es la vida divina podría haber hecho eso en resurrección.
El Señor también estaba en resurrección cuando habló con la mujer samaritana en el capítulo 4. Él le indicó a ella que Él era el agua viva. ¿Cómo podría un hombre en la carne tener agua viva? Eso es imposible. Sabemos que la mujer samaritana recibió el agua viva de parte del Señor Jesús, porque ella fue satisfecha, como lo indica el hecho de que dejó su cántaro. Cuando ella fue a la ciudad para dar testimonio, ella estaba rebosante. De su interior brotaba el agua viva. Ella había obtenido esta agua viva de Cristo, quien está en resurrección.
En Juan 6 el Señor Jesús reveló que Él es el pan vivo, el pan de Dios que descendió del cielo para dar vida al mundo. Él también dijo: “El que me come, él también vivirá por causa de Mí” (v. 57). El Señor Jesús no dijo “El que me coma después de Mi resurrección, él también vivirá”. Por el contrario, Él habló en tiempo presente. Cuando Él dijo que Él era el pan vivo que descendió del cielo, parecía que les decía a las personas: “No piensen de Mí tan sólo como alguien que creció en Nazaret. Yo descendí del cielo”. En el capítulo 6 de Juan, el Señor Jesús estaba en resurrección.
El hecho de que el Señor viniera a Caná de Galilea en el tercer día indica que Él viene a nosotros en resurrección. Somos personas débiles y frágiles que viven en un lugar menospreciado. Pero en resurrección el Señor ha venido a nosotros. A veces estoy loco de gozo cuando pienso en esto. ¡Alabado sea el Señor que Él ha venido a mí en resurrección! Esto me hace feliz y hace que fluya agua viva.
Una vez que el Señor Jesús viene a nosotros, Él nunca nos dejará. Él estará con nosotros por la eternidad. ¡Cuán maravilloso es que Cristo en resurrección está con nosotros y en nosotros! ¡Aleluya, el Señor Jesús vino a nuestro Caná en el tercer día!
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