Cristo todo-inclusivo, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-626-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En primer lugar, poseer la tierra no es asunto de una persona individual. Es absolutamente imposible que alguien como individuo posea la tierra. Esto lo debemos recordar bien. Nunca podremos poseer al Cristo todo-inclusivo por nosotros mismos como individuos. ¡De ninguna manera! Hermanos y hermanas, dejemos de soñar. Tales sueños nunca podrán realizarse. Esto es asunto del Cuerpo; es algo que se comprende con todos los santos. Cristo es muy grande; Su amplitud es ilimitada y sus riquezas, inescrutables. Este principio ha sido establecido firmemente por el Señor: entrar en la buena tierra y poseerla no es para individuos, sino para un cuerpo colectivo. El Señor nunca pidió que los hijos de Israel cruzaran el Jordán y entraran en la tierra uno por uno, gradual e individualmente. Nunca fue la intención de Dios que uno solo entrara este mes, otro el próximo mes, y otro el siguiente. Esto es imposible y contrario al principio divino. Es un cuerpo colectivo quien la debe poseer; hay que entrar en ella corporativamente, y no individualmente.
Me temo que aun al estar leyendo estas páginas se ha estado preguntando: “¿Cómo puedo yo entrar en esta tierra?” Usted, como individuo, nunca podrá entrar. Esto le debe impresionar profundamente. Esa no es la manera. Si quiere entrar en esta tierra, debe entrar como parte de un cuerpo colectivo.
Al comienzo, el pueblo de Israel disfrutó del cordero de la pascua (Ex. 12), que, como ya sabemos, tipificaba a Cristo (1 Co. 5:7). Mientras aún estaban en tierra de Egipto, disfrutaron a Cristo. Sin embargo, la tierra de Canaán también es un tipo de Cristo. El cordero es Cristo, y la tierra también es Cristo. Entonces, parece que hay dos Cristos: uno más pequeño y otro más grande, un Cristo tan pequeño como el cordero de la pascua y un Cristo tan grande como la tierra de Canaán. Parece que mientras disfrutamos a este Cristo pequeño, un Cristo más grande nos espera, y debemos proseguir hacia la meta para disfrutarlo. ¿No es cierto? Así me parecía cuando era joven. Tenía algo porque ya tenía a este Cristo, pero por otro lado tenía que seguir adelante para obtenerlo. Entonces, ¿hay dos Cristos o uno solo? Parece que la pregunta mía es muy extraña. ¿Ya tiene usted a Cristo? Creo que sí. ¿Por qué, pues, todavía se esfuerza para obtenerlo? Decimos que lo tenemos, pero todavía debemos obtenerlo; decimos que lo poseemos, pero todavía está por delante. Si decimos que no lo tenemos, implica que no necesitamos avanzar más para obtenerlo. Estas preguntas tocan profundamente el tema central de estos mensajes.
Necesitamos comprender que primero debemos disfrutar a Cristo como el pequeño cordero. Cristo es el cordero para nuestra redención. Antes de que podamos obtenerlo como el Cristo todo-inclusivo, debemos ser redimidos por El. Debemos recibirlo como el cordero de la pascua. Así que en este capítulo comenzamos en la primera parte de Exodo. Es allí donde debemos comenzar para poder entrar en la tierra de Canaán. Debemos celebrar la pascua; tenemos que experimentar a Cristo como el cordero de Dios. Al principio del Evangelio de Juan se encuentra la declaración: “He aquí el Cordero de Dios”, pero al final del libro, Cristo es el Cristo ilimitado que ha de ser poseído por Sus discípulos. Al principio, Cristo es el cordero presentado al pueblo por Juan el Bautista, pero al final es Aquel que no está limitado por el espacio ni el tiempo. No hay nada que pueda limitar al Cristo resucitado; no obstante, El viene para que nosotros le disfrutemos. Debemos experimentar a Cristo como el cordero limitado; después podremos seguir adelante para obtenerlo como el Cristo ilimitado.
En realidad, en la pascua no sólo tenemos el cordero, sino también pan sin levadura y hierbas amargas (Ex. 12:8). Aquí de nuevo encontramos dos clases de vidas. El cordero pertenece a la vida animal, y el pan sin levadura y las hierbas amargas son de la vida vegetal. En el momento en que usted fue salvo, sea que lo haya entendido o no, usted experimentó a Cristo como dos clases de vidas: lo experimentó como el Cordero redentor, y también como la vida que se genera a sí mismo y que se multiplica. ¿Alguna vez ha notado esto? Entonces, quisiera hacer notar algo más. (Este asunto de la buena tierra nunca puede agotarse. Podría llenarse otro libro con mensajes acerca de este mismo tema sin repetir nada). En Juan 6, el Señor Jesús combinó estas dos vidas en una. El dijo: “Yo soy el pan de vida”. ¿Qué es el pan? Es algo hecho de trigo o cebada, algo de la vida vegetal. Pero cuando el Señor hizo esa declaración, la gente no pudo entenderlo. Cuando declaró: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna ... porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”. En otras palabras, el pan de vida es Su carne. El pan es de la vida vegetal y la carne es de la vida animal, y en este capítulo el mismo Señor une estas dos vidas.
De modo que, hermanos y hermanas, debemos comenzar con el disfrute de Cristo como el cordero redentor que tiene el poder generador y la fuerza multiplicadora. Debemos tomar el cordero de la pascua junto con el pan sin levadura y las hierbas amargas.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.