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Espíritu divino con el espíritu humano en la Epístolas, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7893-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 13 Sección 3 de 5

EL ESPÍRITU QUE ESCRIBE CUYA FUNCIÓN
ES REDACTAR CARTAS VIVAS DE CRISTO

El capítulo 3 revela al Espíritu en cinco aspectos. Primero, el versículo 3 dice: “Siendo manifiesto que sois carta de Cristo redactada por ministerio nuestro, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones de carne”. El Espíritu aquí es el Espíritu que escribe cuya función es escribir a Cristo en nosotros, y nuestro corazón es la tabla para el Espíritu que escribe. Somos las cartas vivas, y la “historia” escrita en estas cartas es Cristo. Además, el escritor de estas cartas es el Espíritu mediante los apóstoles, y la tinta también es el Espíritu. El Espíritu que mora en nuestro interior continuamente escribe algo de Cristo sobre nuestro corazón.

Hoy Cristo ha entrado en nuestro espíritu, pero es posible que aún no esté escrito en nuestro corazón. Nuestro corazón principalmente rodea nuestro espíritu y está compuesto de nuestra mente, parte emotiva y voluntad, además de nuestra conciencia. Por lo tanto, el que el Espíritu escriba a Cristo en nosotros las cartas vivas significa que Él escribe a Cristo en nuestra mente, parte emotiva y voluntad; es decir, el Espíritu toma todo nuestro corazón como la tabla en la cual escribir a Cristo. Mientras Él hace esto, llegamos a ser una epístola completa de Cristo, y las personas pueden leer a Cristo sobre nosotros. Cuando las personas “leen” nuestra mente, parte emotiva y voluntad, ellos dirán: “Cada parte de esta persona es Cristo. Su pensamiento es Cristo, su amor es Cristo e incluso su modo de aborrecer es Cristo (Ap. 2:6). Además, su modo de tomar decisiones también es Cristo. Cuando decide quedarse con algo, eso es Cristo, y cuando decide rechazar algo, también es Cristo”. Me temo que a veces las personas no pueden leer al Cristo escrito sobre nuestra mente, parte emotiva y voluntad. Cuando ellos leen nuestro corazón, es posible que lean de nuestro carro o nuestra cuenta bancaria. ¿Qué está escrito en nuestra mente, parte emotiva y voluntad? ¿Ha sido Cristo escrito, es decir, forjado, en nuestro corazón?

Escribir a Cristo en nuestro corazón es la obra que el Espíritu que transforma efectúa en nuestro interior. El Espíritu que transforma está esperando la oportunidad de escribir a Cristo en nuestra mente, parte emotiva y voluntad para hacernos epístolas completas de Cristo. El Espíritu que mora en nosotros, quien es el Espíritu que transforma, está efectuando la obra de escribir en nosotros, pero nosotros necesitamos darle nuestra cooperación. Debemos permitirle tener la plena libertad para escribir algo en nuestra mente, parte emotiva y voluntad.

EL ESPÍRITU QUE MINISTRA

A continuación, 2 Corintios 3:6a dice: “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, ministros no de la letra, sino del Espíritu”. Como ministros de la palabra hoy, debemos ser los buenos escritores de Cristo en otros. Esto quiere decir que debemos ministrar a Cristo a las personas para hacer que quienes escuchan nuestro mensaje lleguen a ser epístolas vivas de Cristo. Ministros no de la letra, sino del Espíritu indica que el Espíritu aquí es el Espíritu que ministra cuyo fin es ministrar, escribir, a Cristo en nosotros. El versículo 8 también habla de “el ministerio del Espíritu”.

EL ESPÍRITU VIVIFICANTE

El versículo 6b continúa, diciendo: “Porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica”. Aquí el Espíritu es el Espíritu vivificante cuya función es siempre impartir vida en nosotros. La vida incluye la satisfacción; estar satisfechos significa que estamos llenos de vida. La vida también incluye la fuerza; estar débiles significa que estamos cortos de vida, pero estar llenos de fuerzas significa que estamos llenos de vida. Además, estar en la luz y estar llenos de luz significa que estamos llenos de vida, pero estar en tinieblas significa que estamos escasos de vida. Cuando tenemos descanso, consuelo y paz, eso también significa que tenemos vida, pero estar escasos de éstos indica que estamos escasos de vida. El Espíritu vivificante siempre ministra vida y el suministro de vida a nosotros.

EL ESPÍRITU QUE LIBERTA

El versículo 17 dice: “El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. El Espíritu en el versículo 17 se refiere al Espíritu que vivifica en el versículo 6. En el versículo 17 el Espíritu es el Espíritu que liberta, Aquel que nos liberta de toda clase de cautiverio, en particular del cautiverio y velo que nos presenta la ley. Por la obra de este Espíritu que liberta somos puestos en libertad de todo lo que nos cubre y toda clase de cautiverio. Hemos sido liberados. Sin embargo, todavía necesitamos darle el terreno, la oportunidad y la vía libre para que Él lleve a cabo Su obra libertadora. Este versículo dice: “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. Esto significa que Él debe estar en nosotros y Él debe tener el terreno en nosotros. Si Él no está con nosotros, no tenemos libertad; si Él no gana el terreno en nosotros, no podemos obtener libertad. Por otra parte, si el terreno en nosotros es Suyo, entonces la libertad es nuestra. Él es el Espíritu que liberta, Aquel que nos liberta de toda clase de cautiverio, supresión, opresión y ocupación, pero tenemos que darle a Él el terreno en nosotros.


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