Experiencia que tenemos de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4619-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Mi carga en este mensaje consiste en mostrarles que nuestro andar cristiano es un andar de muerte y resurrección. Hoy en día todos nos encontramos en camino hacia la superresurrección de entre los muertos. Pablo deseaba ser configurado a la muerte de Cristo, por si, de alguna manera, pudiese llegar a la superresurrección de entre los muertos. Como ya mencionamos, esto no se refiere simplemente a la resurrección de los muertos, lo cual sucederá en el futuro. La futura resurrección de los muertos no será una resurrección para vida sino para juicio. Cuando los incrédulos que han muerto sean resucitados, serán juzgados. Sin embargo, nosotros, los creyentes, somos resucitados de entre los muertos. Ésta es una resurrección, no para juicio sino para vida. Por lo tanto, estamos siendo resucitados, no para juicio sino para vida. Día a día y poco a poco, estamos siendo resucitados para vida. A medida que yo soy resucitado un poquito más, obtengo más vida. Cada paso del proceso de la superresurrección de entre los muertos es un paso que redunda en vida. El andar cristiano no tiene que ver con el buen comportamiento ni la ética, sino que es un proceso de resurrección. Estamos pasando por el proceso que nos conduce a la resurrección. Todos estamos en este proceso, y todos nos hallamos en resurrección. Lo que nos diferencia a unos de otros es el grado que hemos alcanzado. Por ejemplo, quizás un hermano haya sido resucitado en un cincuenta y cinco por ciento, mientras que otro haya sido resucitado en un cuarenta y cinco por ciento por ciento.
Debemos olvidarnos de las enseñanzas acerca de mejorar la conducta. No tratemos de amar al prójimo, reprimir la ira ni de ser buenos esposos; en vez de ello, procuraremos ser configurados a la muerte de Cristo. Es probable que usted aún siga pensando que necesita mejorar su conducta. Pero lo único que necesita es ser configurado a la muerte de Cristo. Reconozco que esto es mucho más fácil decir que practicar. Respecto a este asunto, necesitamos que Cristo nos ayude. No siento en absoluto la carga de ayudarlo a controlar su mal genio ni a ser un buen esposo o esposa; más bien, siento la carga de exhortarlo a que sea configurado a la muerte de Cristo. Cuando usted vaya a expresarle su amor a alguien, sea configurado a la muerte de Cristo; cuando esté a punto de enojarse, sea configurado a la muerte de Cristo; y cuando esté pensando en ir a cierto lugar o en hacer algo, sea configurado a la muerte de Cristo. Simplemente, sea configurado a la muerte de Cristo. Los incrédulos no pueden ser configurados a la muerte de Cristo porque el Espíritu Santo no mora en ellos. Pero, debido a que el Espíritu Santo mora en nosotros y debido a que hemos sido regenerados por la vida divina, nosotros sí podemos ser configurados a la muerte de Cristo.
Necesitamos ver la visión de que la economía de Dios no se relaciona con la ética ni con la religión, sino con el hecho de que seamos configurados a la muerte de Cristo. Eso significa que necesitamos ser sepultados y permanecer siempre en muerte para ser configurados a la muerte de Cristo. Sin embargo, una y otra vez nos salimos de la tumba y así interrumpimos el ser configurados a la muerte de Cristo. A menudo vivimos y actuamos de manera natural, incluso al hacer cosas que son bíblicas o espirituales. Es posible que procedamos según las Escrituras, pero no seamos configurados a la muerte de Cristo, sino que, en vez de ello, permanezcamos en nuestra vida natural. Es fácil que los cristianos abandonen las cosas malignas, pero es muy difícil que sean configurados a la muerte de Cristo y no hagan nada mediante su vida natural. Hace aproximadamente cincuenta años, yo abandoné las cosas pecaminosas, pero todavía sigo aprendiendo a ser configurado a la muerte de Cristo. Por nacimiento todos somos personas naturales; fuimos criados para ser naturales y hemos sido educados y enseñados a actuar de forma natural. Por lo tanto, continuamente hacemos las cosas de manera natural. Es por eso que nos resulta tan difícil renunciar al yo. Son muchos los aspectos en los cuales aún no hemos resucitado.
Siempre y cuando no vivamos en resurrección, no podremos experimentar a Cristo, ya que Cristo hoy en día está en resurrección. Incluso si usted es cristiano, no podrá experimentar a Cristo mientras permanezca en la vida natural. Pero si usted está dispuesto a ser configurado a la muerte de Cristo y espontáneamente es introducido a la resurrección, se encontrará con Cristo en resurrección. Aquí, en resurrección, Cristo llega a ser nuestra experiencia. Tomemos como ejemplo el hecho de ser amables. Las hermanas suelen ser muy amables. Sin embargo, su amabilidad es natural. Tal vez algunas hermanas oigan esto y decidan que ya no van a ser amables. Pero hacer esto sería pecaminoso. No se trata de ser amables o de no serlo sino de ser configurados a la muerte de Cristo. Sin excepción alguna, todos —tanto los jóvenes como los de mediana edad y los ancianos— tenemos que ser configurados a la muerte de Cristo. Incluso los adolescentes tienen que ser puestos en el molde de la muerte de Cristo y ser amoldados a ella. Si no somos configurados a la muerte de Cristo, sencillamente no podremos experimentar a Cristo.
Al hablar de la resurrección en el versículo 11, Pablo específicamente habló de la superresurrección. Esto muestra que el deseo de Pablo era participar de la resurrección sobresaliente. Él no quería simplemente graduarse, sino ser el mejor de la promoción, ser un graduado sobresaliente. Pablo deseaba esto porque comprendía que mediante esta resurrección sobresaliente él experimentaría a Cristo, participaría de Él y le disfrutaría. En esta resurrección, Cristo verdaderamente sería para él, el Espíritu vivificante.
En nuestro vivir diario debemos practicar sólo una cosa, antes de hacer cualquier cosa debemos preguntarnos si estamos siendo configurados a la muerte de Cristo. No debemos decir que lo que pensamos hacer es bueno, bíblico, espiritual o celestial. Tal vez lo que piense hacer sea muy celestial y espiritual, pero al hacerlo, usted mismo no sea ni celestial ni espiritual. No se trata de cómo hacemos cierta cosa, sino de quién la lleva a cabo, si somos nosotros o Cristo, si es la vida natural o la vida resucitada. Incluso si cantamos un himno a Dios, si lo hacemos de manera natural, estará mal. Nuestros cánticos y también nuestras alabanzas deben estar en resurrección. No debe preocuparnos si algo es bueno o malo, correcto o incorrecto, sino más bien si somos configurados a la muerte de Cristo. Si estamos siendo configurados a Su muerte, estaremos en resurrección, y en resurrección nos encontraremos con Cristo, lo experimentaremos y lo disfrutaremos. Hoy en día, Cristo es el Espíritu vivificante en resurrección. Si usted no está en resurrección, debe arrepentirse para entrar en ella. Entonces, en resurrección, se encontrará con Cristo.
Puesto que los creyentes no se dan cuenta de esto, no afectan mucho a quienes les rodean. Pero un creyente que está en el proceso de resurrección debe afectar a otros. Los cristianos de hoy ejercen muy poca influencia sobre los demás. Sin embargo, no debemos repetir la historia del cristianismo actual. Debemos ser conocidos por nuestra experiencia de ser configurados a la muerte de Cristo
Debemos olvidarnos de todo lo que es ético y religioso, y concentrarnos en practicar el ser configurados a la muerte de Cristo, para que de algún modo podamos llegar a la superresurrección de entre los muertos. Puedo testificar que día a día experimento a Cristo y le disfruto de esta manera. Éste es el mensaje que nos transmite el libro de Filipenses.
Continuaremos en el proceso que nos conduce a la resurrección hasta que todo nuestro ser sea resucitado. Entonces lo único que tendremos que esperar es que nuestro cuerpo sea redimido, es decir, sea resucitado. Esto es lo que Pablo quiso decir en Filipenses 3. Él estaba en el proceso de ser configurado a la muerte de Cristo a fin de ser resucitado.
Otros versículos demuestran que la superresurrección mencionada en Filipenses 3:11 no es simplemente un acontecimiento futuro, sino un proceso que ocurre en el presente. Romanos 6:4 y 5 dicen que así como fuimos sepultados en la semejanza de la muerte de Cristo, así también debemos andar en novedad de vida. Esto significa que seremos resucitados en la semejanza de Su resurrección. Esta semejanza es la novedad de vida.
Romanos 8:10 y 11 dicen que Cristo está en nosotros, que nuestro cuerpo está muerto a causa del pecado, pero que nuestro espíritu es vida a causa de la justicia. Además, el Espíritu que levantó de los muertos a Cristo vivificará nuestros cuerpos mortales, para que también nuestro cuerpo pueda disfrutar de la vida de resurrección. Esto no es solamente un acontecimiento futuro, sino el proceso de resurrección que estamos experimentando hoy.
En 2 Corintios 1:8 y 9 Pablo dijo que él fue abrumado sobremanera más allá de sus fuerzas, de tal modo que aun perdió la esperanza de vivir; también dijo que tuvo sobre sí mismo sentencia de muerte. Sin embargo, el Dios que resucita a los muertos lo sostuvo por el poder de resurrección. En 4:10 Pablo dijo que llevaba en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús pudiese manifestarse en su cuerpo. En el versículo 16 del mismo capítulo dijo que el hombre exterior se va desgastando, pero que el hombre interior está siendo renovado de día en día. Esto se refiere al proceso de la resurrección. Nosotros continuaremos en este proceso hasta el día en que lleguemos a la meta de la superresurrección. Esta es la manera de experimentar a Cristo.
Esto no debe ser una simple doctrina para nosotros, sino algo que debemos practicar en nuestra vida diaria. En todo cuanto hagamos debemos preguntarnos si estamos siendo configurados a la muerte de Cristo o no. Debemos ser configurados a Su muerte por si en alguna manera podamos llegar a la superresurrección de entre los muertos. Ésta es la única manera en que el Señor puede avanzar en Su recobro, la única manera en que Él puede edificar Su iglesia, la única manera en que Él puede preparar a Su Novia y la única manera en que nosotros podremos traer al Señor de regreso. La única manera es ser configurados a la muerte de Cristo a fin de llegar a la superresurrección de entre los muertos.
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