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Cristo como la realidadpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3063-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 19 de 21 Sección 3 de 4

LA DIFERENCIA EN EL MOTIVO Y EL SENTIMIENTO

Ahora debemos ver algo más acerca de la ofrenda de paz. En cuanto al aprecio que le tenemos a Cristo, hay otra clase de diferencia. No sólo hay diferencia en tamaño, sino también en sentimiento. Algunas ofrendas de paz se ofrecen en acción de gracias, y otras se ofrecen debido a un voto voluntario. “De toda la ofrenda se tomará una parte como ofrenda elevada a Jehová [heb.], la cual será del sacerdote que haya rociado la sangre de los sacrificios de paz. La carne del sacrificio de paz en acción de gracias se comerá el mismo día que sea ofrecida; no dejarán de ella nada para el día siguiente. Pero si el sacrificio de la ofrenda es debido a un voto o es una ofrenda voluntaria, será comido el mismo día en que se ofrezca el sacrificio, y lo que de él quede lo comerán al día siguiente” (Lv. 7:14-16).

Los que ofrecen el sacrificio de paz en acción de gracias están muy agradecidos con el Señor. El Señor ha sido muy bueno con ellos, y ellos están agradecidos y llenos de acción de gracias para con el Señor; por lo que traen una ofrenda de paz en agradecimiento. Pero permítanme hacerles una pregunta: ¿Piensan ustedes que esta clase de ofrenda conlleva un sentimiento muy fuerte? Yo creo que la mayoría de ustedes respondería que sí; pero yo digo que no. Éste es el sentimiento más débil. Si yo traigo una ofrenda de paz al Señor por que Él ha sido muy bueno conmigo, es más o menos como hacer un trato con Él. Cuando Jacob era joven, él hizo tratos como éstos con el Señor. Le dijo al Señor que si le proveía para su sustento, su vestidura, su vivienda y protección, entonces él haría ciertas cosas para el Señor (Gn. 28:20-22). Es fácil estar agradecido al Señor cuando es bueno con uno. Pero si Él no fuere tan bueno con usted, ¿cómo se sentiría usted entonces? Puede ser que algunos logren obtener un mejor trabajo, otros una casa mejor, otros un mejor carro y otros un mayor grado universitario. Todo les mejora todo el tiempo; así que ellos se sienten muy agradecidos con el Señor y vienen a la reunión con una ofrenda de paz como muestras de su agradecimiento. Hay cierto sentimiento en su ofrenda, pero no es un sentimiento muy fuerte.

Ahora supónganse que buscan una casa mejor, pero finalmente obtienen una que es aun peor. Buscan un trabajo mejor, y no lo encuentran; más bien pierden su trabajo actual. ¿Qué harían entonces? ¿Podrían aún venir a la reunión con una ofrenda de paz? No lo creo. Simplemente no tendrán paz. Pero hay otra clase de ofrenda de paz: la ofrenda de paz como voto voluntario. Los que hacen esta ofrenda no les importa si el Señor les da una casa mejor o no; de hecho, no les importa si el Señor les da algo o no. Ellos están aquí por el recobro del Señor, lo cual es un voto para ellos. Los cielos y la tierra pueden desvanecerse, pero ellos siguen firmes en pro del recobro del Señor. Sin duda esta clase de sentimiento es muy fuerte.

Muchas veces en las reuniones percibimos estas dos clases de ofrendas de paz. Unos presentan una ofrenda de paz en agradecimiento diciendo: “Alabado sea el Señor; Él es muy bueno conmigo. Yo esperaba obtener un trabajo con una paga de $400 al mes, pero ahora tengo uno que paga $550 al mes”. Por otro lado, a veces escuchamos a algunos de los santos decir: “¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! ¡No nos interesa ni esto ni aquello! ¡Estamos aquí sólo para el recobro del Señor! Señor, qué misericordia que podemos estar aquí atentos sólo a Ti”. Éste es un voto y es voluntario. Podemos perder nuestro trabajo; podemos perder muchas cosas; sin embargo, somos muy fuertes.

La ofrenda de paz por agradecimiento se podía comer sólo por un día. No duraba más; inmediatamente se hacía vieja. “Aleluya, tengo un mejor automóvil, y el Señor me dio una buena casa. No le pedí tanto, pero me lo dio”. Esta clase de ofrenda sólo está fresca en la reunión del día de hoy; mañana será vieja. Después que le dijimos a la iglesia cómo el Señor nos dio tan buen trabajo, no podemos repetirlo mañana. Si lo hacemos de nuevo, nadie lo escuchará. Tendrá mal olor porque es muy vieja. Pero la ofrenda de paz hecha por un voto duraba hasta tres días. Podemos repetir esta ofrenda al día siguiente, y al subsiguiente repetirla de nuevo.

Así pues, la ofrenda de paz en acción de gracias es mucho más débil que la ofrenda de paz ofrecida debido a un voto voluntario. El voto voluntario es más fuerte y perdura más. Esta diferencia radica en nuestros motivos y sentimientos. ¿Qué motivos tenemos cuando traemos a Cristo a la reunión? ¿Nos motiva sólo el agradecimiento, o lo hacemos porque nos motiva un voto? Todos debemos aprender a traer a Cristo a la reunión debido a un voto. No nos debe interesar si Él hace algo por nosotros o no; seguimos siendo para Él. Aun si nos pone en la prisión, como lo hizo con Juan el Bautista, lo seguiremos alabando. Juan fue muy fuerte al testificar por Cristo, pero cuando fue encarcelado, envió a sus discípulos para que preguntaran al Señor si verdaderamente Él era el Cristo. En otras palabras, estaba diciendo que si Jesús era verdaderamente el Cristo, que lo sacara de la prisión. Pero el Señor les pidió a los discípulos de Juan que le dijesen que Él hacía muchas cosas por los ciegos y los cojos, pero que no iba a hacer nada por Juan. Añadió que Juan sería bienaventurado si no se ofendía. Si nos ofendemos cuando el Señor nos disciplina de esta forma, entonces sólo podemos ofrecer ofrendas de paz por agradecimiento. Nunca podremos ofrecer una ofrenda de paz por causa de un voto.

Supongamos que una hermana joven espera tener un bebé, un varoncito que ha anhelado por años, y que finalmente tiene el “Isaac”. Probablemente, esta joven madre traiga una ofrenda de paz en acción de gracias a la reunión. Pero supongamos que después de seis meses, el Señor se llevara a su “Isaac”. ¿Traerá aún esta hermana una ofrenda de paz en acción de gracias a la reunión? Me temo que sería una ofrenda de lágrimas. Si estamos aquí solamente para que el Señor haga algo por nosotros, sólo haremos ofrendas de paz en acción de gracias. En cambio, si estamos aquí por el Señor, habiendo hecho un voto voluntario debido a Su propósito, sí tendremos un motivo poderoso para traer una ofrenda de paz a la reunión. Esta ofrenda siempre perdurará mucho más.

Junto con este punto hay otro aspecto. Al presentar la ofrenda de paz, siempre tenemos que ofrecer algo nuevo y fresco. No debemos presentar la ofrenda de paz que presentamos ayer. Necesitamos algo nuevo para el día de hoy; cada día necesitamos nuevas experiencias de Cristo. Todos debemos darnos cuenta de que no es muy bueno hacer uso de nuestro viejo aprecio por Cristo. Es tan pobre que hoy apliquemos lo que experimentamos hace dos meses, y tampoco es bueno aplicar algo que experimentamos ayer. Siempre necesitamos ofrendas de paz frescas y nuevas.


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