CAPÍTULO UNO

LA VISIÓN QUE NOS RIGE Y NOS REGULA
SEGÚN SE HALLA EN LA BIBLIA:
LA ECONOMÍA DE DIOS

Oración: Señor, te adoramos. Nosotros no somos nada, pero Tú lo eres todo. Podemos reunirnos aquí porque Tú no sólo eres el todo, sino también todo-inclusivo. Señor, desde lo más profundo de nuestro ser te pedimos que nos visites y nos traigas Tu presencia y Tus riquezas en estos tres días en que tendremos comunión. Oh Señor, derrama Tu Espíritu, incluso a Ti mismo, a fin de llenarnos externamente como también interiormente. Te pedimos que durante estos tres días no perdamos ni un minuto de tiempo, y que, en vez de ello, cada minuto estemos recibiendo Tus riquezas. Límpianos, Señor; necesitamos Tu limpieza. Te damos gracias por limpiarnos continuamente con Tu preciosa sangre. Oh Señor, también necesitamos Tu perdón; perdónanos. Ábrenos Tu ser y ábrenos los cielos, y háblanos la palabra que necesitamos, la palabra que nos hace falta. Señor, danos las palabras correctas; líbranos de nuestra manera natural de hablar. Señor, pon Tus palabras en nosotros y habla con Tus propias palabras por medio nuestro. Bendícenos a cada uno de nosotros. Amén.

EL CENTRO DE LA BIBLIA

Doy gracias al Señor por haberlos traído a ustedes hermanos desde tantos lugares lejanos para estar aquí. Probablemente hay muchas cosas que ustedes quisieran decir y muchos asuntos de los cuales quisieran tener comunión. En nuestro tiempo de comunión creo que lo que el Señor va a hablarnos podrá satisfacer nuestras necesidades y contestar nuestras preguntas aun sin darnos cuenta. También le he pedido al Señor con respecto a esta comunión, procurando especialmente saber lo que Él desea hablarnos. Estoy aquí con temor y temblor, pues temo desperdiciar su tiempo. Sin la bendición del Señor, todo es en vano. Por lo tanto, después de buscar al Señor, siento que ésta es una excelente oportunidad para que centremos nuestra atención en un solo asunto: el centro de la Biblia. Este asunto es la visión más elevada que se encuentra en la Biblia; es la visión que nos rige y nos regula.

Pablo dijo: “No fui desobediente a la visión celestial” (Hch. 26:19). ¿A qué visión celestial se refería Pablo? Ya han pasado más de setenta y tres años desde que el Señor levantó al hermano Nee para que nos hablara de parte Suya. Durante todo este tiempo, tanto nuestro corazón como nuestras manos nunca se han apartado de la Biblia. Según el número de páginas que hemos estudiado con detenimiento, es como si hubiésemos escudriñado cientos de Biblias. Además, contamos con muchas notas que son fruto de nuestro estudio de la Palabra. Después de setenta y tres años, podemos afirmar que la revelación del Señor entre nosotros llegó a su punto culminante durante la conferencia del nuevo año chino celebrada el año pasado. Esta consumación se puso de manifiesto en el himno nuevo que escribí en aquella ocasión, el cual declara: “¡Milagro tal! ¡Misterio es! / ¡Que Dios y el hombre uno son! / ¡Dios se hizo hombre para que / El hombre llegue a ser Dios! / ¡Economía sin igual!”. La visión celestial que el Señor le mostró a Pablo era esta economía, la economía neotestamentaria, la economía eterna de Dios. Esta economía es la revelación contenida en todo el Nuevo Testamento.

“LAS RAÍCES Y EL TRONCO” DE LA BIBLIA

Todo en el universo tiene que ver con dos aspectos: “las raíces y el tronco” y “las ramas”. Un árbol tiene raíces y un tronco y también tiene ramas. Aunque es posible cortar las ramas del árbol, no debemos tocar su tronco ni raíces. La Biblia, en particular el Nuevo Testamento, es exactamente igual: tiene sus raíces y tronco, y también sus ramas. Cuanto menos conocimiento y experiencia una persona tenga, menos percibirá las raíces y el tronco; lo único que podrá ver son las ramas. Usemos una flor como ejemplo. Es muy fácil ver el florecimiento y oler la fragancia de la flor, pero raras veces nos detenemos a considerar cuál es la fuente, el origen, de la flor. Sólo aquellos que tienen un corazón inquisitivo prestarán poca atención al florecimiento externo y a la fragancia que despide la flor; en vez de ello, estudiarán su fuente, su origen. Asimismo, en nuestro estudio de la Palabra, en vez de prestar atención a las ramas, debemos profundizar más hasta llegar a las raíces y el tronco.

Desde el día en que fui salvo, el Señor puso en mí un amor ferviente por la Biblia. Por supuesto, al comienzo sólo veía las ramas, las cosas triviales de la Biblia. Como regla general, aun las cosas triviales están vinculadas con los asuntos principales. Sin embargo, cuando tratamos las cosas triviales, a menudo nos apartamos de los asuntos principales. Tomemos como ejemplo el bautismo. Lo que determina si el bautismo es un asunto secundario o un asunto principal es cómo usted lo ve y lo que dice respecto a él. Hoy en general, cuando las personas hablan acerca del bautismo, a todas les interesan las cosas triviales, como por ejemplo, si se debe usar agua caliente o agua fría. Además, discuten mucho sobre estas cosas triviales, y cuanto más discuten, más se apartan de los asuntos fundamentales. De hecho, el bautismo está fundamentalmente relacionado con la economía de Dios. A menos que usted hable del bautismo en relación con la economía de Dios, lo que hable sobre el bautismo será algo trivial. Si usted lo relaciona con la economía de Dios, el bautismo será algo fundamental. Fundamentalmente, según lo que Pablo dijo, ser bautizados significa entrar en la muerte de Cristo y ser sepultados con Él y, por ende, ser identificados con Él en Su muerte y Su resurrección (Ro. 6:4). Si ésta es su perspectiva, entonces se habrá unido a la economía de Dios y habrá profundizado hasta “las raíces y el tronco”.