Expresión práctica de la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-905-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Con respecto a las iglesias locales, el Nuevo Testamento menciona otras tres provincias del antiguo Imperio Romano: Asia, Galacia y Macedonia. Puesto que Asia, Galacia y Macedonia eran provincias, la Biblia menciona “las iglesias de Asia” (1 Co. 16:19), “las iglesias de Galacia” (Gá. 1:2; 1 Co. 16:1) y “las iglesias de Macedonia” (2 Co. 8:1). ¿Por qué había muchas iglesias en una provincia? Simplemente porque había muchas ciudades en esa provincia.
Pueden existir muchas iglesias en una provincia, pero no en una ciudad, puesto que una ciudad sólo debe tener una iglesia, o sea, una iglesia local. Por lo tanto, Apocalipsis 1:11 afirma que en la provincia de Asia había por lo menos siete iglesias locales en siete ciudades: en la ciudad de Efeso, en la ciudad de Esmirna, en la ciudad de Pérgamo, en la ciudad de Tiatira, en la ciudad de Sardis, en la ciudad de Filadelfia, y en la ciudad de Laodicea. Había una iglesia local en cada una de estas siete ciudades. En muchas ciudades pueden haber muchas iglesias locales, pero en una ciudad sólo debe haber una iglesia local. Las iglesias locales son las expresiones de la única iglesia universal. Cuando hablamos de la expresión práctica de la iglesia, nos referimos a las iglesias locales.
Ya que estamos conscientes de la confusión que existe en las denominaciones y lo equivocadas que están; no es necesario abundar sobre este tema, pero sí tengo la carga de hablarles acerca de los “presuntos” grupos libres. He leído libros y oído a muchos maestros decir que donde se congregan dos o tres en el nombre del Señor Jesucristo, ésa es la iglesia. Tales palabras, en cierto sentido, animan a las personas a reunirse en grupos de dos o tres, especialmente dada la confusión hoy en día causada por el gran número de distintas denominaciones. Cuando las personas ven la mala influencia de las denominaciones, deciden reunirse en sus hogares u otros lugares basándose en el principio de congregarse por grupos de dos o tres.
La base bíblica que usan los que se reúnen en estos grupos se encuentra en Mateo 18:20; no obstante, interpretan mal este versículo y lo usan de modo equivocado. Ellos afirman: “El Señor Jesús dice que donde se congregan dos o tres en Su nombre, El estará en medio de ellos. ¿No es esto suficiente? ¿No es esto la iglesia?” Algunos maestros cristianos, basándose en este versículo, incluso insisten en que no se necesita la iglesia local porque dicen que mientras dos o tres se reúnan en el nombre del Señor Jesús, ésa es la iglesia. Ya que muchas personas han sido influenciadas por esta clase de enseñanza, simplemente no les importa el principio de que sólo debe de haber una iglesia local en una ciudad. Piensan lo siguiente: con tal que sólo dos o tres se reúnan en el nombre del Señor, ellos son la iglesia. Sin embargo, al leer Mateo 18 detenidamente, observaremos que estos dos o tres no pueden ser la iglesia si hay más creyentes en la ciudad. Estos versículos dicen claramente que si tenemos algún problema que no se pueda resolver con dos o tres creyentes, debemos llevarlo a la iglesia.
Leamos Mateo 18:15-20 otra vez para que la Palabra quede fielmente grabada en nosotros, y así jamás nos desviaremos. “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando a solas tú y él; si te oye, has ganado a tu hermano. Mas si no te oye, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si rehúsa oírlos a ellos, dilo a la iglesia [La iglesia es otra entidad que incluye a los dos o tres]; y si también rehúsa oír a la iglesia, tenle por gentil y recaudador de impuestos. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, habrá sido atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, habrá sido desatado en el cielo. Otra vez, de cierto os digo que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan, les será hecho por Mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.
En estos versículos, la palabra del Señor afirma clara y definitivamente que los dos o tres congregados en Su nombre no son lo mismo que la iglesia; los dos o tres no pueden ser la iglesia, sino que sólo forman parte de ella si existe en esa ciudad una iglesia que se compone de más de dos o tres. Por lo tanto, aun si dos o tres nos congregamos en el nombre del Señor, y el Señor está en medio de nosotros, no podemos ser la iglesia si nuestro número de dos o tres no incluye a todos los demás creyentes que viven en nuestra localidad. Tener la presencia del Señor no es lo mismo que ser la iglesia. Este pasaje no significa que somos la iglesia si tenemos la presencia del Señor; por tanto, debemos ver clara y definitivamente que esta clase de enseñanza ¡está absolutamente equivocada! Esta enseñanza errónea ha abierto y sigue abriendo las puertas a que surja la división y la confusión, porque incita y justifica la formación de divisiones. Si nos salimos por esta puerta trasera, no tendremos limitación ni lecciones que aprender. La iglesia local —una iglesia en una ciudad— sirve de verdadera restricción y limitación. Pero alabado sea el Señor, esta restricción es un tipo de protección y cuando somos restringidos, estamos protegidos.
No acepte la enseñanza de que dos o tres congregados son la iglesia. Esto es peligroso. Si la acepta, corre el riesgo de que llegará el tiempo cuando no se sentirá conforme con aquellos con quienes se congrega. Mirará al hermano Fulano y dirá que simplemente no le cae bien; por supuesto, es muy probable que él sea uno de los hermanos que toman la iniciativa en las reuniones. Y al mirar a los demás, pensará que aunque algunos no son tan malos, la mayoría de ellos simplemente no le caen bien. Luego, le preguntará a otro que se congrega en el grupo: “¿Hermano, que piensa de las personas que están aquí?” El quizá tenga el mismo criterio que usted y entonces los dos se reunirán para orar a fin de buscar la mente del Señor. Cuanto más oran, más tendrán el sentir de comenzar otra reunión en uno de sus hogares e incluso creerán que el Señor los guía. Dirán: “No debemos seguir al hombre; tenemos que seguir al Espíritu. Además, tenemos la base bíblica en Mateo 18:20. El Señor no es tan estrecho; El es misericordioso. Con tal que invoquemos Su nombre, El será bueno con nosotros”.
Aunque ésta es la situación de hoy, debemos ver claramente en la Palabra que ser la iglesia no es lo mismo que congregarse en el nombre del Señor y tener Su presencia y bendición. No debemos confundir las dos cosas. Por muy bueno que sea el Señor para con nosotros, ¡lo uno no puede ser lo otro!
Quizá ustedes amen al Señor y ayuden a que sean salvas muchas personas. Tal vez al principio sólo se reúnen dos o tres, pero en medio año es posible que sean quince, y en otros seis meses podrían tener veinticinco o más en la reunión. No obstante, los padres siempre producen hijos conforme a su semejanza. Después de dos años, dos o tres hermanos de su nuevo grupo se sentirán insatisfechos con el liderazgo de ustedes, y repetirán la misma historia: ellos consultarán y orarán hasta sentir que deben formar otro grupo de dos o tres, y creerán que el Señor los está guiando y que tienen la base bíblica de Mateo 18:20. Ellos harán exactamente lo mismo que ustedes hicieron anteriormente.
De este modo, las divisiones continuarán sucediendo interminablemente. No obstante, todos los grupos se reúnen en la misma ciudad, y aun en algunos lugares las diferentes reuniones no están muy lejos las unas de las otras; no sólo están en la misma ciudad, sino que también están en proximidad cercana. Todos proclaman que se congregan en el nombre del Señor, todos testifican que tienen Su presencia y todos afirman que El verdaderamente ha contestado sus oraciones, ya que han traído muchas personas al Señor. Preguntarán: “Si estamos equivocados, ¿cómo pudo el Señor contestar nuestras oraciones y bendecirnos?”
Si seguimos este camino, no tendremos ningunas lecciones que aprender debido a que no tendremos limitaciones ni restricciones, sino sólo muchas puertas traseras y salidas de emergencia. ¡Por favor, escuchen la clara palabra del Señor! La iglesia en el universo es única, y en cada ciudad sólo tiene una expresión. No hay alternativa a este camino. Si ante el Señor tomamos en serio la vida del Cuerpo y la unidad de éste, ¿por qué tenemos que permanecer separados? ¿Por qué no nos congregamos como la única expresión local de la iglesia, ya que todos vivimos en la misma ciudad?
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