Visión del edificio de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6775-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Sin embargo, Satanás, el enemigo de Dios, no tolerará que esta visión se cumpla por medio del hombre. Así que, los mismos descendientes de Jacob se apartaron del lugar que le fue asignado a Jacob. En el sueño Dios le dijo a Jacob que la tierra donde había dormido les sería dada a sus hijos y que ellos serían un pueblo que habitaría ese lugar. Pero la ciudad de Babel estaba a su derecha, Sodoma a su izquierda, y Egipto a sus espaldas. Ellos estaban en una situación muy peligrosa y corrían el riesgo de precipitarse. Finalmente tomaron una decisión: todos los hijos de Jacob descendieron a Egipto, donde terminaron siendo esclavos que edificaban las dos ciudades de almacenaje de Faraón (Éx. 1:1-11). Los hijos de Jacob no regresaron a Babel ni cayeron en Sodoma, es decir, no regresaron a la idolatría ni cayeron en una situación pecaminosa; simplemente se fueron a Egipto. ¿Con qué propósito? ¡Fueron a Egipto a comer! Tenían que ganar para su sustento, buscar la manera de divertirse un poco y de conseguir cierta seguridad en la vida. Debemos aprender de su ejemplo. Muchos cristianos hoy en día han sido librados de la idolatría y guardados de las cosas pecaminosas, pero han encontrado bastante difícil ser guardados de caer en la condición de simplemente procurar su sustento. Si yo le preguntara a otro cristiano por qué quiere ir a Los Ángeles, y contesta que busca conseguir trabajo, entonces él queda al descubierto. Él debe poder decir sin demora y con seguridad: “Voy para Los Ángeles por causa del propósito del Señor”. ¡De otro modo estará yendo a Egipto! La ciudad de Los Ángeles llega a ser su Egipto.
¡Oh, los pobres cristianos de hoy sólo procuran proveerse su sustento, su bienestar personal! No participan en Babel (la idolatría) ni han caído en Sodoma (el pecado), pero tampoco están en la tierra de Canaán, la tierra que Dios prometió a Jacob y sus descendientes. Ellos han sido usurpados y ocupados por el rey de Egipto, el príncipe de este mundo. Satanás los tiene esclavizados por su apetito y su deleite personal. Son muchos los cristianos que han sido esclavizados por el enemigo por causa de su vivir; ellos no se han liberado de los deleites de este mundo. Por consiguiente, no están en Canaán, la tierra prometida por Dios. En Egipto, Faraón obligó a los hijos de Israel a trabajar día tras día en el barro, y a recoger paja y rastrojos para cocer el barro y hacer ladrillos, todo ello con el fin de que edificaran las ciudades de almacenaje de Faraón.
Un día Dios envió a Moisés para que mandara a los hijos de Israel que salieran y sirvieran a Dios. Sin embargo, cuando Moisés le notificó a Faraón cuál era la palabra de Dios, a los capataces de Faraón se les ordenó que agravaran la servidumbre de los israelitas para que no tuvieran tiempo para pensar en ir a servir a Dios. El Faraón los acusó de estar ociosos y los obligó a trabajar más arduamente para que construyeran las ciudades de almacenaje (Éx. 5). Pero gracias al Señor, primeramente por medio de Su redención y en segundo lugar por medio de Su salvación, Dios sacó a Su pueblo de Egipto (caps. 12—14) y los llevó al lugar donde ellos podrían erigirle un tabernáculo (caps. 19—25).
Debemos entender claramente dónde nos encontramos hoy. Si examinamos el cuadro completo teniendo una vista panorámica, lo sabremos claramente. Veremos que el único lugar apropiado para nosotros es que seamos edificados como un cuerpo local y corporativo para expresar a Dios y representarle. Y a fin de experimentar esta edificación, es necesario que nos separemos de Babel, de Sodoma y de Egipto —del mundo de los ídolos, de los pecados y de los deleites— para estar en el lugar donde podamos edificar la morada de Dios.
Debemos tener la experiencia del Éxodo. Éxodo significa salir de algo. Los israelitas fueron un grupo de personas que salieron de algo. Ellos fueron conducidos a salir de todas las falsificaciones satánicas. Si usted mira el panorama desde lo alto, verá todas las falsificaciones satánicas: Babel, Sodoma y las ciudades de almacenaje. Alabado sea el Señor porque los hijos de Israel fueron apartados, liberados y resguardados de todas estas falsificaciones. Ellos fueron conducidos a una posición donde estuvieron disponibles para el edificio de Dios.
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