Llevar fruto que permanece, tomo 1por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6314-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cuando salimos a tocar a las puertas, particularmente para cuidar y perfeccionar las reuniones de hogar, nuestra mayor necesidad es darles a los demás dos cosas: primeramente, nos damos a nosotros mismos a ellos y, en segundo lugar, les damos la vida y la verdad. En otras palabras, debemos darnos a nosotros mismos a los demás y también debemos darles al Señor. El Señor es vida y verdad. El Señor Jesús vino a la tierra no simplemente para emprender una obra ni simplemente para dar algunos mensajes. No, Él vino para darse a Sí mismo, para ministrarse a Sí mismo al hombre. Hoy en día, para la gente común y corriente, su persona es una cosa y lo que hacen es otra. No fue así con respecto a la obra y ministerio del Señor Jesús. No podemos separar al Señor de Su ministerio. El Señor mismo era Su ministerio, y lo que Él ministraba era Su misma persona. Él se dio a Sí mismo al hombre.
En Mateo 20, cuando los discípulos del Señor razonaban con respecto a quien era el mayor entre ellos, el Señor les dijo que no pensaran de esa manera; más bien, debían aprender a servir. “Así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar Su vida en rescate por muchos” (v. 28). El Señor entregó Su vida por nosotros. La palabra vida en el texto griego original significa “alma” o “yo”, y se refiere a la persona completa con su vida y personalidad, incluyendo todo lo que la persona es. Este “yo” es el aspecto positivo de la persona, no el yo negativo. Dios tiene este “yo”, que es Su persona. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, Él también tenía Su propio “yo”, es decir, Su alma y persona. Usted y yo también tenemos nuestro yo, que es nuestra alma. El Señor puso Su vida por nosotros. Esta vida era Su yo, Su psujé, la vida del alma. Por lo tanto, el primer punto clave para poder perfeccionar una reunión de hogar consiste en que nos damos a los demás.
El Señor dijo en Juan 10:11: “Yo soy el buen Pastor; el buen Pastor pone Su vida por las ovejas”. No fueron los hombres quienes lo obligaron a dar Su vida, sino que Él mismo, el buen Pastor, estuvo dispuesto a darla. Él por voluntad propia puso Su vida en la cruz; estuvo dispuesto a ser “levantado” en la cruz (3:14). A los ojos de los hombres, fueron los judíos quienes lo mataron, pero a los ojos de Dios, fue Dios mismo quien determinó y dispuso que Él fuera a la cruz. No obstante, a los ojos del Señor Jesús, no fueron simplemente los judíos ni solamente Dios, sino Él mismo quien por voluntad propia fue a la cruz para derramar Su vida por nosotros. El hecho de que el Señor pusiera Su vida significa que Él nos la dio, concedió y otorgó. Él se dio a Sí mismo a nosotros en la cruz.
En el Nuevo Testamento el apóstol Pablo también mencionó en varias ocasiones que él estaba dispuesto a renunciar a su vida por amor de los santos. Que uno renuncie a su propia vida significa que se dé a sí mismo a los demás. En 2 Corintios 12:15 Pablo dijo: “Yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas”. Pablo estaba dispuesto a gastarlo todo por amor de los creyentes de Corinto. Él incluso estuvo dispuesto a gastarse, a darse a sí mismo, a los Corintios.
En Hechos 20:24 Pablo también dijo lo siguiente: “Ni estimo preciosa mi vida”. La palabra vida aquí es la misma que se usa en Juan 10:11 y significa lo mismo. Pablo no se preocupó por sí mismo ni consideró preciosa su propia vida. A él sólo le interesaba el ministerio y la comisión que el Señor le había asignado y estaba dispuesto a darse a sí mismo por ello. El Nuevo Testamento también nos habla de personas como Prisca y Aquila, quienes arriesgaron sus propias vidas (Ro. 16:3-4). Según el sentido de la palabra griega, ellos arriesgaron sus propias vidas, sin mostrar ninguna preocupación por sí mismos. El colaborador de Pablo, Epafrodito, era también como ellos (Fil. 2:30). Nuevamente la palabra vida en estos versículos significa literalmente “alma”. Arriesgar nuestra vida es arriesgar nuestra persona con su modo de ser, sin preocuparnos por nosotros mismos; es darnos a los demás. Éste es el modelo que debemos ver y seguir.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.