Información del libro

Comer al Señorpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1365-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 4 Sección 3 de 4

ACEPTAMOS EL QUEBRANTAMIENTO
PARA OBTENER UNA RICA COSECHA

Para recoger el maná no tenemos que trabajar, pero para obtener el producto de la tierra de Canaán, sí. Mientras disfrutamos al Señor y le recibimos en nuestro ser, El muchas veces ocasiona circunstancias difíciles y permite dificultades que a la postre redundan en nuestro bien, a fin de que la semilla crezca en nosotros y se reproduzca. Por ejemplo, una hermana cuyo esposo la mortifica continuamente, ora diariamente pidiéndole al Señor que haga que su esposo lo ame a El como ella lo ama. No obstante, cuanto más ora, él menos ama al Señor; cuanto más ella invoca al Señor y ora-lee la Palabra, menos interés muestra el esposo por las cosas de Dios. Antes el esposo iba a dos reuniones por semana, pero ahora no va ni a media. ¿Qué hace uno en ese caso? Todo ello acontece como resultado de que el Señor incita al viento del norte a soplar en nuestra dirección (Cnt. 4:16). En vez de pedirle al Señor que cambie al esposo, pídale más bien que crezca en usted. Dígale: “Señor, quiero estar dispuesta a aceptar lo que Tú estás haciendo. Señor, subyúgame desde mi interior. Haz que me someta a Tu mano y acepte el quebrantamiento”. Más tarde, usted agradecerá y alabará al Señor, ya que por estar dispuesta a ser quebrantada, la vida divina creció en usted.

Usted empieza a aceptar el quebrantamiento que le sobreviene cuando la vida que está en su interior crece un poco hoy, y un poco más al día siguiente. Sin embargo, el tercer día sus hijos tal vez estén del lado de su esposo y la quebranten a usted aún más. ¿Qué debe hacer en tal caso? Una vez más es el viento del norte que sopla para quebrantarla. Aprenda a aceptarlo. ¿Sabía que cuando aceptamos el quebrantamiento e invocamos de nuevo al Señor, el sabor es maravilloso? Cuando invocamos al Señor, El viene, y entonces, tenemos la cosecha. De este modo tenemos un suministro abundante de semilla para sembrar y de pan para comer. Al mismo tiempo, podemos traer a la reunión esa décima parte que es nuestra mejor porción, las primicias de nuestros productos, a fin de comer y disfrutar con los santos. Nuestra adoración consiste en comer así. Esto es lo que falta en el cristianismo y también en nuestro medio, y es esto lo que el Señor desea recobrar. Sin este elemento, es muy difícil que la iglesia madure, que la novia se prepare y que el Señor regrese; por eso es tan decisivo.

LABORAMOS EN CRISTO
Y EN LA VIDA DE IGLESIA

Hermanos y hermanas, tengo la certeza de que el Señor está recuperando estas cosas en la actualidad. El no está recobrando nuestras virtudes ni nuestra victoria ni nuestra santidad. Lo que El desea es un grupo de personas que entren en Su Palabra y en Su plan eterno. No es asunto de controlar nuestro mal genio ni de ser victoriosos ni de tratar de ser santos, sino de tocar al Señor verdaderamente y de permitirle que crezca y madure en nosotros. Cuando tenemos una cosecha abundante, tenemos suficiente para comer nosotros y para invitar a los hermanos y hermanas a comer con nosotros. Además, tendremos la mejor porción, la cual podremos traer a las reuniones para ofrecerla a Dios. Esta es la vida auténtica de iglesia. En la reunión todos damos testimonio de Cristo. Ofrecemos este Cristo a Dios, y le disfrutamos junto con los hermanos y las hermanas después de satisfacer a Dios. Esta es la reunión normal de la iglesia; es su adoración, su vida práctica y su testimonio.

Tengo el claro sentir de que en lo que habíamos visto acerca del testimonio de la iglesia y acerca de que ésta es la expresión de Cristo, había elementos naturales, y no veíamos claramente los aspectos de comer y crecer. Hace veinte años, cuando yo observaba hermanos que tenían un buen carácter, una conducta recta y que daban la impresión de estar bien, los valoraba mucho. Pero ahora, al mirar atrás, aunque estos hermanos tenían todas estas virtudes, no llevaban fruto. Por el contrario, eran algunos hermanos que eran descuidados y desaliñados los que traían personas a la salvación. La vida de iglesia y el testimonio de la iglesia no depende de la conducta ni de ser personas impecables, sino de comer al Señor como la semilla y de permitirle crecer en nosotros. Igual que el agricultor, debemos quitar las piedras, arrancar la maleza, regar el plantío, abonarlo y echarle pesticidas para que el Cristo que está en nosotros crezca gradualmente hasta producir una cosecha. Eso no está determinado por el comportamiento, el cual está en el ámbito del bien y el mal, sino que se halla en una esfera completamente diferente. Nos referimos a la esfera de Cristo. Estamos llenos de Cristo y traemos nuestra mejor porción ante Dios para disfrutarla con los santos en la reunión. Esta es la manera en que nos reunimos. El énfasis de la reunión no es cantar, orar, alabar, hablar en lenguas ni funcionar, sino traer nuestra mejor porción del Cristo que hemos producido. Yo traigo mi porción, y usted la suya, y presentamos a Cristo sin ninguna formalidad.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top