Información del libro

Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
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LA LLAMADA IGLESIA
ES UNA MONTAÑA DE ESCOMBROS

Sin embargo, ni aun en la llamada iglesia hay orden. No sólo el universo y la sociedad humana están en un estado de desplome, sino que también la llamada iglesia se halla en la misma condición. Por la gracia de Dios, todos debemos decir: “Señor, queremos ser los primeros en tomar a Cristo por Cabeza. Señor, condúcenos a tomar a Cristo por Cabeza. No queremos permanecer en el desplome. Queremos someternos a Ti y así ser rescatados del desplome”. Después de que hayamos salido del desplome, estaremos por encima de todo. Hasta que esto suceda, no tendremos la confianza de afirmar que estamos por encima del presidente. Si no nos sometemos a Cristo, aunque seamos salvos, permaneceremos en la montaña de escombros. ¡Que el Señor abra nuestros ojos para que veamos la revelación contenida en el libro de Efesios!

Muchos cristianos hablan de la iglesia, pero en su conversación la palabra “iglesia” ha perdido su significado. Sin embargo, en el libro de Efesios, la iglesia reviste mucha importancia. Pero si no sabemos lo que es someternos a la autoridad de Cristo, la Cabeza, no podremos saber qué es la iglesia. La iglesia no es un montón de personas caídas que permanecen todavía en el desplome. La iglesia se compone de los elegidos de Dios que se han sometido a la autoridad de Cristo, la Cabeza. En contraste con la iglesia auténtica, el cristianismo actual es una montaña de escombros. No importa a dónde uno vaya en el cristianismo, lo único que se ve es pila tras pila de escombros. La razón por la que se ven tantas pilas de escombros en las denominaciones o en los grupos libres cristianos es que, al igual que en la sociedad, no hay orden. Pero en la vida de iglesia apropiada estamos siendo reunidos bajo una cabeza en Cristo.

DEPENDE DE QUE CREZCAMOS EN VIDA

Es importante que veamos que la experiencia de ser reunidos bajo una cabeza en Cristo, lo cual se tiene en la iglesia, depende de que crezcamos en la vida divina. Si intentamos tomar a Cristo por Cabeza sin haber crecido en vida, nos convertiremos en una organización. Establecer el orden en la iglesia sin crecer en vida simplemente equivale a formar una organización. La experiencia de estar bajo Cristo, la Cabeza, depende del crecimiento en vida. Cuanto más crezcamos en vida, más vida tendremos, más nos someteremos a la autoridad de la Cabeza y más librados estaremos de la montaña de escombros provocada por el desplome universal. Ni la mano humana ni la organización humana puede lograr esto. Ningún esfuerzo humano puede contribuir al establecimiento del orden en la vida de iglesia. Yo no puedo ayudarle a usted, ni usted me puede ayudar a mí. Lo único que puede lograrlo es el crecimiento en vida. ¡Cuánto necesitamos crecer y ayudar a otros a crecer! Debemos ministrarnos mutuamente la vida para ayudarnos unos a otros a crecer. El establecimiento del orden en la vida de iglesia depende exclusivamente del crecimiento en vida.

Quisiera dejar en ustedes la impresión profunda de que todo el universo está en un estado de desplome. Nosotros fuimos salvos no sólo de nuestra condición caída y pecaminosa, sino también de la montaña de escombros. Ahora, para ser rescatados de ese montón de manera práctica, necesitamos crecer en vida. Cuanto más crecemos, más salimos del desplome.

POR MEDIO DE LA LUZ

En la vida de iglesia, el orden se establece también por medio de la luz (Ap. 21:23-25). Esta luz, por supuesto, no es la luz del conocimiento, sino de la vida. Juan 1:4 dice: “En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Esta luz resplandece de la vida en la cual crecemos. Cuando crecemos en vida, experimentamos la luz de la vida, y bajo esta luz, todo se mantiene en orden. Pero si en lugar de vida y luz tenemos muerte y tinieblas, todavía estamos en el desplome universal. Dondequiera que haya muerte y tinieblas, allí habrá ruina. En la sociedad humana, incluyendo el cristianismo actual, no hay nada sino muerte y tinieblas, y por tanto, una montaña de escombros. Pero debido a que nosotros estamos llenos de vida y bajo la luz, no somos parte de eso. Puesto que estamos en la vida divina y hacemos todas las cosas en la luz, no nos hallamos en la montaña de escombros. Aunque el cristianismo actual es una montaña de escombros, hundida en la muerte y las tinieblas, los que estamos en la vida de iglesia estamos en la vida y bajo la luz. La vida y la luz hacen posible que tomemos a Cristo por Cabeza.

Ya vimos que la iglesia es la primera en tomar a Cristo por Cabeza. Al final, llegará el milenio, y después, el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén. En el cielo nuevo y la tierra nueva, todas las cosas estarán reunidas bajo una cabeza en Cristo. En la Nueva Jerusalén no habrá ni muerte ni noche; antes bien, todo estará lleno de vida y bajo la luz. En la Nueva Jerusalén como centro, todas las cosas que existirán en el cielo nuevo y la tierra estarán reunidas bajo una cabeza en Cristo. Entonces se cumplirá plenamente Efesios 1:10. Allí nos daremos cuenta de que Cristo es la Cabeza sobre todas las cosas dada a la iglesia, Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Hoy, los que estamos en la vida de iglesia somos los primeros en tomar a Cristo por Cabeza. Para esto, necesitamos crecer en vida y tener la luz de la vida.


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