Mensajes de la verdadpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6894-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Una vez que somos regenerados, el Espíritu que sella empieza a propagarse en todo nuestro ser. Con respecto a algunos de nosotros, esta propagación ocurre muy lentamente. No obstante, sigue avanzando. Muchos de nosotros podemos testificar que la propagación del oro ha aumentado desde que vinimos al recobro del Señor. Como mencionamos en el mensaje anterior, ser revestidos de oro siempre va a la par con la transformación, ya que el oro únicamente recubre la madera de acacia. La naturaleza de Dios, la cual es de oro, jamás revestirá nuestra naturaleza caída, sino únicamente nuestra naturaleza regenerada y transformada. Nuestra naturaleza caída es madera corrupta, pero nuestra naturaleza regenerada y transformada es madera de acacia. Esto nos lo confirma nuestra experiencia y lo que hemos observado en la experiencia de muchos otros santos.
No sólo hemos recibido el sello del Espíritu, sino también el sellar del Espíritu (véase Estudio-vida de Efesios, mensaje 12). Este sellar está propagándose en nuestro ser, revistiéndonos del oro. Desde el momento en que fuimos regenerados, hemos tenido algo muy precioso dentro de nosotros. Al leer la Palabra, hemos llegado a ver que esta preciosa sustancia es la naturaleza divina que se añade a nosotros con Dios el Espíritu. Día a día, este Espíritu junto con la naturaleza divina se está propagando en nosotros. Cuanto más oramos, tenemos comunión con el Señor, leemos Su palabra y le decimos que lo amamos y deseamos ser uno con Él, más sentimos que algo se propaga en nuestro interior, revistiéndonos de oro.
Aunque poseamos al Espíritu inicial e incluso tengamos cierta experiencia de ser revestidos de oro, todavía necesitamos experimentar al Espíritu que une. Además de las tablas, los anillos y el recubrimiento de oro, todavía se necesitaban las barras. Sin las barras, las cuarenta y ocho tablas no podían ser una sola entidad, pues eran las barras las que mantenían unidas las tablas. ¿Qué representan las barras? Puesto que nosotros somos las tablas, las barras no pueden representarnos a nosotros. Además, los anillos representan al Dios Triuno, y el oro que reviste las tablas representa la propagación de Dios. Así pues, tal como los anillos representan al Espíritu inicial, las barras representan al Espíritu que une. Las tablas permanecen en posición vertical, y las barras las unen al atravesarlas horizontalmente.
Ahora debemos considerar algunos detalles de las barras como símbolo del Espíritu que une. Lo primero que debemos notar es que las barras que unían las tablas estaban distribuidas en tres grupos de cinco. Con relación al Espíritu inicial, había en cada tabla tres anillos, los cuales representan al Dios Triuno. Ahora, con respecto a las barras, encontramos tres grupos de cinco, lo cual también representa al Dios Triuno. Además, en cada grupo de cinco barras había tres hileras, en las cuales la barra central atravesaba las tablas de un extremo a otro, y en las hileras de arriba y abajo había dos barras que se unían en un punto medio. Había tres juegos de barras, cada uno compuesto por cinco barras, cada juego se distribuía en tres hileras, y en cada una de las tablas erguidas había tres anillos. El número tres, por tanto, hace referencia al Dios Triuno.
Como ya mencionamos, cada juego de barras tenía cinco barras. El número cinco se compone de cuatro más uno. El número uno denota al Dios único, y el número cuatro denota a las criaturas. Por consiguiente, el número cinco representa al Dios Triuno que se añade a Sus criaturas. Las barras que unen son, por tanto, el Dios “tres en uno” que se añade a Sus criaturas. El Espíritu que une hoy en día es sencillamente el Dios Triuno, el Dios que es tres en uno, añadido a Sus criaturas.
En la Biblia el número cinco representa la responsabilidad que asume el hombre a quien Dios se ha añadido. Por esta razón, el Evangelio de Mateo habla de las cinco vírgenes prudentes y las cinco vírgenes insensatas. Del mismo modo, los Diez Mandamientos fueron puestos en dos tablas, en cada una de las cuales estaban inscritos cinco mandamientos. No podemos asumir la responsabilidad por nosotros mismos, y Dios tampoco asumirá solo la responsabilidad. En vez de ello, el asunto de asumir la responsabilidad está relacionado con la encarnación, que es Dios que se añade al hombre. Éste es el significado del número cinco. Por lo tanto, las barras representan al Dios que es tres en uno, quien se añade a Sus criaturas para llevar la responsabilidad. ¡Cuán maravillosa es esta definición!
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