Información del libro

Impartición divina par ala economía divina, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6586-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 4 Sección 5 de 5

CON MIRAS A LA EDIFICACIÓN
DEL CUERPO ORGÁNICO DE CRISTO

Por medio de Cristo, la Cabeza del Cuerpo,
quien constituye a los miembros del Cuerpo
como dones mediante la impartición
de las riquezas en Su resurrección y ascensión

La impartición divina de la Trinidad Divina tiene como fin la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:7-16). Por medio de esta impartición divina, Cristo, la Cabeza crucificada, resucitada y ascendida, ha constituido los dones. Cristo, la Cabeza del Cuerpo, constituyó a los miembros del Cuerpo como dones mediante la impartición de las riquezas en Su resurrección y ascensión (vs. 7-10).

Por medio de Cristo, la Cabeza del Cuerpo,
quien en Su ascensión dio al Cuerpo dones
—a unos como apóstoles, a otros como profetas,
a otros como evangelistas y
a otros como pastores y maestros—,
a fin de impartir a Su Cuerpo
todo lo que Él es, tiene y ha logrado

Algunos de los dones particulares que Cristo dio a la iglesia eran apóstoles, otros profetas, otros evangelistas y otros pastores y maestros (v. 11). Estos dones realizan una obra de perfeccionamiento hasta que todos los santos en el Cuerpo son perfeccionados. Todos los santos serán perfeccionados para hacer la misma obra de los apóstoles, profetas, evangelistas y pastores y maestros. Los profesores en una universidad logran que sus estudiantes sean lo mismo que ellos después de algunos años. Al principio los estudiantes que entran a la universidad son solamente estudiantes. Pero con el tiempo, llegan a ser profesores con la capacidad de enseñar a otros. En el cristianismo, el perfeccionamiento efectuado por los dones, que corresponde a la enseñanza de los profesores en una universidad, no es una práctica generalizada. También debemos reconocer que en el pasado nos hizo falta esta clase de perfeccionamiento. Es por ello que tenemos que cambiar nuestra práctica de la vieja manera a la nueva manera. La nueva manera es aquella en la cual todas las personas dotadas perfeccionan a los demás miembros del Cuerpo de Cristo para que hagan lo mismo que ellas hacen. De esta manera, todos los santos serán perfeccionados.

El perfeccionamiento de los santos efectuado por los dones es para la obra del ministerio neotestamentario, para la edificación del Cuerpo de Cristo mediante la impartición de las riquezas de Cristo (v. 12). Este perfeccionamiento tiene como fin que todos los miembros lleguen a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre de plena madurez, y a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (v. 13). El perfeccionamiento está relacionado con la impartición. Por consiguiente, la nueva manera tiene que ver con la impartición; no se trata simplemente de enseñar.

Conforme a la nueva manera, en la cual tenemos las reuniones de grupo, no queremos asignar un maestro o líder en ningún grupo. Simplemente queremos alentar a los santos a que se reúnan. Si alguien tiene algún problema, animamos a los santos a que tengan comunión, oren unos por otros, se presten ayuda unos a otros y se pastoreen mutuamente. No hay maestros ni estudiantes asignados. Todos pueden hacer preguntas, todos pueden contestarlas, todos pueden enseñar y todos pueden aprender. Esto redunda en el perfeccionamiento de los santos, a fin de que ejerzan su función para la edificación del Cuerpo de Cristo.

Por medio de los miembros del Cuerpo
que están asidos a la verdad
en amor para crecer en todo
en Aquel que es la Cabeza, Cristo

Efesios 4:15 dice: “Sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, Cristo”. Debido a que todas las riquezas de la Cabeza han sido impartidas en nuestro ser, nosotros crecemos en todo en virtud de dichas riquezas hasta la medida de la Cabeza. Luego, a partir de la Cabeza todo el Cuerpo, bien unido por medio de las coyunturas del rico suministro y entrelazado (entretejido) por la operación de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo, mediante la impartición de las riquezas del Dios Triuno procesado, para la edificación orgánica del Cuerpo en amor (v. 16).

En Efesios 4:16 hay dos grupos de creyentes o miembros. Un grupo son las coyunturas del rico suministro. Estas coyunturas brindan un suministro al Cuerpo. El segundo grupo incluye a los miembros que ejercen su función en su medida. Por medio de estos dos grupos, el Cuerpo está bien unido y entrelazado. En un edificio físico hecho de piedras, también vemos la unión y el entrelazamiento. Las piezas que componen el armazón del edificio necesitan ser unidas. Esto corresponde a la obra de las coyunturas del rico suministro, que unen a los miembros. Una vez que el edificio tiene su estructura, los espacios vacíos se llenan entretejiendo las piedras en la estructura. Éste es el entrelazamiento. Finalmente, todas las partes del edificio se unen. El Cuerpo de Cristo es el edificio orgánico, el organismo del Dios Triuno. Mediante la unión y el entrelazamiento, este edificio orgánico no sólo llega a ser uno solo, sino que además causa su propio crecimiento para la edificación de sí mismo en amor.

El concepto intrínseco del versículo 16 es la impartición del Dios Triuno. Esta impartición se efectúa por medio de la Cabeza, por medio de las personas dotadas y por medio de los santos perfeccionados, para que el Cuerpo sea edificado. En primer lugar, la Cabeza inicia la impartición suministrándose a las personas dotadas. Luego esta impartición continúa por medio de las personas dotadas y es recibida por las personas perfeccionadas. Luego las personas perfeccionadas, los miembros que ejercen su función, impartirán a otros. Es por medio de esta impartición completa y gradual que el Cuerpo crece y se edifica a sí mismo. Ésta es la impartición del Dios Triuno consumado, esto es, del Cristo pneumático como Espíritu vivificante. Él está ungiendo, moviéndose, alimentando, nutriendo, fortaleciendo, consolando, animando y operando en nuestro interior. Cada día debemos volvernos al Espíritu y permanecer en Él continuamente. Debemos ser uno con Aquel que se mueve dentro de nosotros. De este modo, experimentaremos Su obra fina de impartición divina. Esta obra de impartición divina no concluirá sino hasta que nuestro cuerpo sea saturado e impregnado por el Espíritu que nos sella a fin de que seamos glorificados.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top