Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7380-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Muchos cristianos también tienen un entendimiento superficial e inadecuado del Espíritu. Cuando hablamos del Espíritu Santo, pocos cristianos tienen una comprensión profunda acerca del Espíritu. Para algunos, el término el Espíritu ha sido arruinado por el hablar del bautismo en el Espíritu Santo y el hablar en lenguas.
Juan 3:15-16 y 36 hablan de la vida eterna. En el recobro del Señor con frecuencia usamos el término vida eterna. El que los cristianos adopten la versión King James y hablen de la vida imperecedera puede ser indicación de que su aprehensión de la vida eterna es superficial y deficiente.
Juan 3:16 dice que Dios amó al mundo de tal manera, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree tenga vida eterna. Este versículo es muy conocido por los cristianos. Cuando yo era joven me dijeron que éste era un versículo de oro. No obstante, el entendimiento que muchos cristianos tienen del amor de Dios por el mundo es muy superficial.
En Juan 3 se hallan ciertos asuntos sobre los cuales la mayoría de los cristianos tienen muy poca comprensión. El primero de estos asuntos es la carne serpentina, la cual representa el ser del hombre caído. ¿Alguna vez han oído que nosotros, seres humanos caídos, tenemos una naturaleza serpentina? A los cristianos les falta darse cuenta que los pecadores tienen una naturaleza serpentina.
Otro asunto que a los cristianos les falta darse cuenta es la serpiente de bronce, la cual representa a Cristo en forma de carne de pecado. Quizás hayamos leído el capítulo 3 de Juan una y otra vez, sin poner atención a la serpiente de bronce mencionada en el versículo 14. La serpiente de bronce tipifica a Cristo en la semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3). En 2 Corintios 5:21 Pablo dice que Cristo por nosotros fue hecho pecado. Cristo tenía la semejanza de la carne, más no la naturaleza pecaminosa de la carne de pecado. Pero muchos cristianos no saben nada de lo que significa que Cristo se hallara en la forma de carne de pecado.
Cristo fue un completo Sustituto por nosotros. Debido a que nosotros, como seres caídos, somos serpentinos, era necesario que Cristo tuviera la forma de una serpiente pero sin su naturaleza.
En un capítulo anterior señalamos que Juan 1:29 dice que Cristo es el Cordero de Dios. Esta expresión fue usada por Juan el Bautista, el precursor del Señor Jesús. En Juan 3:14 el Señor mismo indica que Él fue tipificado por la serpiente de bronce que Moisés levantó. El Cordero de Dios cumple los requisitos de Dios. Todas las exigencias propias de la justicia, santidad y gloria de Dios fueron cumplidas por Cristo como el Cordero de Dios sin mancha. Sin embargo, a fin de ser nuestro Sustituto, no era suficiente que Cristo fuese únicamente el Cordero de Dios; Él también debía ser la serpiente de bronce.
Hay dos aspectos con relación a Cristo como la ofrenda por el pecado. El primer aspecto es que la ofrenda por el pecado debe cumplir con todos los requisitos de Dios, los requisitos de la justicia, santidad y gloria de Dios. Cristo como el Cordero de Dios cumplió con este aspecto de la ofrenda por el pecado. El segundo aspecto es que esta ofrenda también debe ser nuestro sustituto. Somos pecadores y también serpientes, cría de víboras. Por esta razón, era necesario que Cristo como nuestro Sustituto tuviese la semejanza de carne de pecado, tipificado por la forma, la semejanza, de una serpiente. Este aspecto de la ofrenda de pecado fue cumplido por Cristo y es tipificado por la serpiente de bronce.
Cristo no tenía la naturaleza pecaminosa. Si Él hubiera tenido la naturaleza pecaminosa, entonces Él también habría requerido un sustituto, pues no habría cumplido los requisitos para ser nuestro Sustituto. Pero aunque Cristo tenía la semejanza de la carne de pecado, Él no tenía la naturaleza pecaminosa. Tenía la forma de un pecador, pero no tenía pecado en Su naturaleza humana. Si Cristo no hubiera tenido la semejanza de carne de pecado, la forma de un pecador, Él no podría haber sido nuestro Sustituto.
Respecto a la ofrenda por el pecado, tenemos el aspecto del Cordero de Dios y también el aspecto de la serpiente de bronce. Por un lado, Cristo cumplió con todas las exigencias propias de la justicia, santidad y gloria de Dios, y así efectuó la redención por nosotros. Por otro lado, según está tipificado por la serpiente de bronce, Él murió en la cruz como nuestro Sustituto. Él es tanto el Cordero de Dios como la serpiente de bronce. Sin embargo, en la actualidad, no hay muchos cristianos que posean una comprensión adecuada de este asunto.
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