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Revelación crucial de la vida hallada en las Escrituras, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-1-57593-811-0
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La intención de Dios consiste
en que el hombre le exprese en Su imagen

Génesis 1:26 nos dice que el hombre fue hecho a la imagen de Dios. Por un lado, la Biblia nos dice claramente que Dios es invisible, pero por otro, la Biblia nos dice también que Dios tiene una imagen. En Génesis 1:26 Dios dice: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”. Pero el versículo 27 dice que Dios creó al hombre “a Su propia imagen”. [En el idioma original,] el versículo 26 usa el adjetivo posesivo plural traducido “nuestra” y el versículo 27 usa el adjetivo posesivo singular traducido “su”, lo cual muestra que el hombre fue hecho a la imagen del Dios Triuno. Colosenses 1:15 nos dice que Cristo es la imagen del Dios invisible. Así que, el hombre fue creado conforme a Cristo porque Cristo es la imagen de Dios.

La intención de Dios consiste en que nosotros seamos conformados a la imagen de Su Hijo (Ro. 8:29). En 2 Corintios 3:18 nos dice que tenemos que ser transformados a la imagen del Señor de un nivel de gloria a otro. Fuimos hechos a la imagen del Dios Triuno, la cual es Cristo, y finalmente llegaremos a ser la imagen de Dios. Recibimos a Cristo, y El nos transforma poco a poco a Su imagen. En la eternidad, como la Nueva Jerusalén, todos los redimidos de Dios serán completamente conformados a la imagen del Hijo de Dios para expresar a Dios al máximo. Cristo es la imagen de Dios, así que El es el modelo, el patrón, el molde. Cuando el barro, o la masa, se pone en un molde, se conforma a la imagen de ese molde. Fuimos hechos conforme a Cristo, y recibimos a Cristo para que seamos transformados y conformados a la imagen de Cristo para que finalmente le expresemos en Su imagen en la eternidad. En la eternidad seremos completamente semejantes a El. En 1 Juan 3:2 dice: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal como El es”. El propósito de Dios se cumplirá cuando seamos completamente transformados y conformados a Su imagen. En aquel tiempo, seremos totalmente uno con Dios y conformes a Su género. Seremos la expresión de Dios; plenamente le expresaremos en Su imagen.

La intención de Dios consiste en que el hombre
le represente con Su autoridad

Además, la intención de Dios consiste en que el hombre le represente con Su autoridad. El desea que el hombre reine en Su vida (Ro. 5:17). Después de la resurrección, el Señor Jesús dijo a los discípulos que toda potestad le había sido dada en el cielo y en la tierra (Mt. 28:18). Debido a que toda potestad le había sido dada a Cristo, El como rey celestial mandó a Sus discípulos a ir y hacer discípulos a todas las naciones (v. 19). Nosotros Sus discípulos vamos con Su autoridad. Cristo nos ha dado no sólo Su poder sino también Su autoridad para reinar sobre Satanás. En Lucas 10:19 el Señor Jesús dijo: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os dañará”. Es posible que las serpientes representen a Satanás y sus ángeles (Ef. 2:2; 6:11-12) y los escorpiones, a los demonios (Lc. 10:17, 20). Los discípulos sojuzgaron el poder maligno de ellos por medio de la autoridad del Señor.

Un día los vencedores tendrán autoridad para reinar sobre la tierra, así como Cristo tiene tal autoridad. Apocalipsis 2:26-27 dice: “Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las pastoreará con vara de hierro, y serán quebradas como vasijas de barro; como Yo también la he recibido de Mi Padre”. Salmos 2:8-9 nos dice que Dios dio a Cristo autoridad para reinar sobre las naciones; aquí en Apocalipsis 2, Cristo da la misma autoridad a los vencedores. Apocalipsis 20:4-5 nos dice que los vencedores están sentados en los tronos, y a ellos se les ha dado la autoridad para juzgar. Estos vencedores reinan con Cristo mil años. La resurrección del reinado es una recompensa para los vencedores a fin de que reinen como correyes con Cristo en el reino milenario (cfr. Ap. 20:6). Finalmente, todos los redimidos de Dios “reinarán por los siglos de los siglos” (Ap. 22:5) como los constituyentes de la Nueva Jerusalén. Reinar para siempre será la bendición final de los redimidos de Dios en la eternidad.

EL PRODUCTO DEL FLUIR DE LA VIDA

Hemos visto que el deseo de Dios consiste en que el hombre sea lleno de Su vida para poder expresar a Dios en Su imagen y reinar, en El con Su dominio. El deseo de Dios para con el hombre, el cual consiste en que el hombre le exprese y que tenga dominio sobre Su enemigo, solamente puede realizarse por la vida de Dios. Así que, vemos en Génesis 2 que Dios puso al hombre en frente del árbol de la vida con la intención de que el hombre recibiera a Dios como vida (vs. 8-9). Génesis 2 también dice que un río salió de Edén para regar el huerto (v. 10), lo cual muestra que cuando participamos de Dios como vida, somos introducidos en la comunión, o sea el fluir, de esta vida.


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