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Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1446-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 68 Sección 2 de 4

II. EL PADRE

Primeramente, el Dios Todopoderoso es el Padre. El Padre no es otro que Dios mismo. El hecho de que sea el Padre significa que El es el origen. El Padre también es el Señor, y como lo explica 1:4, El es el que es, el que era, y el que ha de venir.

III. EL ESPIRITU

En Apocalipsis, la secuencia del Dios Triuno es diferente a la de Mateo 28:19, donde dice que el Dios Triuno es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En Apocalipsis 1:4-5 la secuencia es otra. Los siete Espíritus de Dios se mencionan en segundo lugar y no en el tercero. Esto revela la importancia de la función siete veces intensificada del Espíritu de Dios. Este punto es confirmado por el marcado énfasis que se hace en el hablar del Espíritu en Apocalipsis 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22; 14:13; 22:17. Al comienzo de las epístolas, sólo se menciona al Padre y al Hijo, quienes dan gracia y paz. Pero aquí el Espíritu es incluido, al hablar de impartir gracia y paz a las iglesias. Esto también muestra la vital importancia del Espíritu en el mover de Dios, para impedir la degradación de la iglesia.

A. Los siete Espíritus de Dios

Veamos ahora por qué en Apocalipsis el Espíritu ocupa el segundo lugar en la secuencia de la Trinidad Divina. La razón es que en este libro la época ha pasado del Hijo al Espíritu. En el libro de Apocalipsis, la época es la época de el Espíritu, y en esta época el Espíritu ha sido intensificado.

El Espíritu es llamado los siete Espíritus en 1:4 porque es el Espíritu intensificado de Dios. Los siete Espíritus son indudablemente el Espíritu de Dios porque se mencionan dentro del Dios Triuno en los versículos 4 y 5. No podemos entender la Biblia con nuestra mente natural y limitada. De acuerdo con nuestro concepto, la expresión “siete Espíritus” denota siete espíritus individuales, pero ese no es el verdadero significado. El número siete aquí no se refiere a siete diferentes espíritus sino a un Espíritu séptuple.

El siete es el número de consumación en la obra dispensacional de Dios, mientras que doce es el número de consumación en la administración eterna de Dios. Por ejemplo, Dios creó la tierra en seis días, y uno más, el día de reposo. Además, hay siete dispensaciones en la Biblia. Para el mover de Dios hoy, la iglesia corresponde al número siete. En el libro de Apocalipsis los siete sellos, las siete trompetas y las siete copas propenden por el mover dispensacional de Dios. De manera que los siete Espíritus son el Espíritu de Dios siete veces intensificado para Su mover. El es el Espíritu de Dios, intensificado siete veces para el mover de Dios.

Los siete Espíritus se relacionan con el mover de Dios en la tierra puesto que siete es el número de consumación en la operación de Dios. El Espíritu de Dios es uno solo en substancia y en existencia; pero en la función intensificada y en la obra, la operación, de Dios, el Espíritu es séptuple. Es semejante al candelero mencionado en Zacarías 4:2. Existe como un solo candelero, pero al cumplir su función es siete lámparas. Cuando se escribió el Apocalipsis, la iglesia se había degradado y la época se había cubierto de tinieblas. Por consiguiente, el Espíritu de Dios siete veces intensificado era necesario para la obra y el mover de Dios en la tierra. Todos conocemos la bombilla eléctrica de tres filamentos, que puede ser encendida progresivamente en tres grados de intensidad luminosa. Cuando no necesitamos mucha luz, accionamos el interruptor al primer grado, pero si necesitamos más luz, pasamos al segundo o al tercer grado de iluminación. De igual manera, en las siete lámparas del candelero la luz estaba intensificada siete veces. En los cuatro evangelios, el Espíritu de Dios solamente tenía el primer grado de intensidad luminosa porque no se necesitaba mucha luz. Pero después de la degradación de la iglesia, la época se volvió extremadamente obscura; entonces fue necesario que el Espíritu Santo fuera intensificado siete veces. De esta manera el Espíritu de Dios se volvió el Espíritu séptuple. El Espíritu Santo existe como uno solo, igual que el candelero que se menciona en Zacarías, pero en función el Espíritu Santo es siete.

B. Los siete ojos del Cordero

Los siete Espíritus de Dios son los siete ojos del Cordero (5:6; Zac. 3:9; 4:10). Nuestros ojos son necesarios para movernos. Si somos ciegos, nos cuesta mucho movernos. Hoy en el mover de Dios, Cristo, el Cordero de Dios, tiene siete ojos. Los siete ojos del Cordero también sirven para vigilar, observar e infundir. Cuando miro a alguien, algo de mí es infundido en él. Frecuentemente hablamos de amarnos uno a otros; ¿pero como puede uno saber que alguien lo ama? El amor es comunicado con los ojos. Si usted me mira con amor, sus ojos me comunicarán su amor. Cuando Cristo nos mira con Sus siete ojos, es posible que nos atemorice al principio. Con el tiempo, estos siete ojos nos infundirán el elemento de Cristo.

El Espíritu Santo hoy es los siete ojos de Cristo. Muchos cristianos afirman que el Espíritu Santo está separado de Cristo, pero la Biblia dice que el Espíritu Santo es los ojos de Cristo. ¿Piensa usted que sus ojos están separados de usted? Es absurdo decir eso. Cuando miro sus ojos, lo estoy mirando a usted, y cuando usted mira mis ojos, me está mirando a mí. Los ojos de la persona expresan a la persona. Decir que el Espíritu Santo está separado de Cristo no corresponde con la revelación pura de la Palabra santa. ¿Cómo podemos decir que los ojos de una persona están separados de la persona misma? No hay ninguna base para afirmar tal cosa. Ya vimos que la Biblia dice que el Espíritu de Dios ahora es los ojos de Cristo. Esto simplemente significa que el Espíritu es Cristo. Mis ojos son mi persona. Cuando mis ojos lo miran a usted, soy yo quien lo mira. Si no tuviera ojos, no podría mirarlo. Por consiguiente, el Espíritu, los ojos de Cristo, no está separado de El. El Espíritu es los ojos de Cristo que nos miran. Nuestra experiencia demuestra esto. Día tras día, tenemos el sentir de que alguien nos observa. Este alguien es el Espíritu, el mismo Cristo. Si el Espíritu no fuera Cristo, sentiríamos la mirada de dos personas, el Espíritu y Cristo. Decir que el Espíritu está separado de Cristo es arrancarle los ojos a Cristo y separarlos de El. No es bíblico decir que el Espíritu esta separado de Cristo y que Cristo no es el Espíritu. De igual manera que nosotros y nuestros ojos somos uno solo, también Cristo y el Espíritu son uno solo. Nuestro Cristo no es un Cristo ciego. El es el Cristo que tiene siete ojos. Frecuentemente El nos infunde Su elemento. Otras veces El nos observa como un relámpago, y nos dice: “¿Qué estas haciendo, estás riñendo con tu cónyuge? ¡Detente!” ¿No ha tenido usted esta clase de experiencia? Día tras día experimentamos esta vigilancia, observación e infusión de Cristo. Estas acciones se producen por medio de Sus ojos. Sus ojos son el Espíritu, y el Espíritu es simplemente El mismo. Si usted no cree esto, perderá la bendición.


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