Vasos útiles para el Señorpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4462-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En la experiencia de la vida, el Señor nos transforma después que somos salvos y que somos santificados por Él. Según mi propia experiencia, la parte más difícil en la obra de transformación efectuada por el Señor es la trasformación de nuestro carácter. No es difícil corregir un error, pero es sumamente difícil cambiar nuestro carácter. Los chinos tienen un refrán que dice: “Es fácil cambiar el curso de los ríos y mover las montañas, pero es difícil cambiar la naturaleza de un hombre”. Pese a que hemos sido regenerados, es posible que no hayamos experimentado mucha transformación, e incluso si tuviéramos cierta medida de transformación, esta aún no se ve en nuestro carácter. Espero que entiendan este punto con claridad de modo que se ejerciten a fin de ser transformados en su carácter de una manera apropiada.
Hace unos cincuenta años, había un grupo cristiano en Honor Oak, Inglaterra, que estaba bajo el liderazgo de T. Austin-Sparks, y sus miembros eran considerados como los cristianos más espirituales del mundo. Ellos jamás invitaban a un extranjero a que les hablara. La única excepción que hicieron fue con el hermano Watchman Nee, a quien ellos invitaban con frecuencia mientras estuvo allí desde 1938 a 1939. En 1956 y 1957 invitamos dos veces al hermano Austin-Sparks para que nos ministrara la palabra y le ofrecimos a él y a su esposa la más calurosa hospitalidad. Más tarde, cuando visité dicho grupo en 1958, el hermano Austin-Sparks me trató con la misma cortesía y también me ofreció una calurosa hospitalidad. Me invitó a hablar en el día del Señor y celebró reuniones especiales para mí. Durante el mes que permanecí con ellos, observé claramente dos cosas. En primer lugar, observé que el carácter británico de aquellos cristianos permanecía intacto e inmutable. Segundo, vi que ellos no tenían nada de edificación. Por tanto, comprendí claramente que nuestro carácter natural no es apto para la edificación. Para que la iglesia sea edificada, el carácter de ustedes, así como el mío, debe ser quebrantado.
Por ejemplo, para edificar un salón de reunión se necesitan ladrillos, madera, piedra y acero, y para que estos materiales sean edificados juntos deben ser cortados. Supongamos que una madera o un ladrillo quisiera retener su forma original y se niega a que le corten aquellas partes que son excesivamente largas, a que le sierren las partes que son excesivamente anchas o a que le pulan sus protuberancias más agudas. Como consecuencia, esta madera no podría formar parte del edificio. Un salón de reunión puede ser edificado únicamente porque cada pieza del material de construcción ha sido cortada y ninguna pieza ha quedado intacta. De igual manera, si nuestro carácter es excesivamente fuerte y no estamos dispuestos a ser quebrantados, entonces nos será imposible participar en la edificación.
Aunque la vida del Señor es poderosa, Su vida en nosotros se enfrenta a un gran obstáculo: nuestro carácter. Nuestro carácter es más fuerte que el cemento, y no importa cuánto sea golpeado, es inquebrantable; e independientemente de cuánto uno procure taladrarle, el taladro no logra atravesarlo. Nuestro carácter se compone no solamente de nuestra naturaleza sino también de nuestra personalidad. La naturaleza es algo con lo que nacemos, pero la personalidad la cultivamos. Nuestro carácter es treinta por ciento naturaleza, y setenta por ciento hábitos. Por ejemplo, supongamos que una persona nace en China pero desde que era un bebé es criada en los Estados Unidos; cuando crezca, será china en su naturaleza, pero tendrá una personalidad americana. Esto nos muestra que el carácter de un individuo está compuesto más por los hábitos que uno tiene que por su naturaleza. Esto también explica por qué los japoneses y los chinos, pese a la relación de consanguinidad que existe entre ellos, son diferentes en cuanto a su carácter; tienen un carácter distinto porque se han desarrollado en diferentes entornos.
La formación del carácter de una persona es casi completa cuando alcanza los quince años de edad. El hermano Nee dijo que si el carácter de una persona no cambia antes de cumplir cincuenta años, entonces ya no será posible cambiar su carácter, porque después de esa edad su carácter está cuajado y ya no puede cambiar. Según lo que he observado durante más de sesenta años, no he visto a muchas personas de menos de cincuenta años que hayan estado dispuestas a ser transformadas mediante el quebrantamiento de su carácter. Confieso que esto no es fácil. Sin embargo, también puedo testificar que todo ello dependerá de si ustedes están dispuestos a recibir la gracia del Señor y cooperar con Él. Esto es algo que depende completamente de si ustedes están dispuestos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.