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Nuestro espíritu humanopor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-259-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 10 Sección 2 de 4

PRACTICANDO EL NEGAR AL YO

Si usted negara su pensamiento natural, el espíritu por dentro se levantaría. Debido a que estamos tanto en el alma, en la mente, emoción y voluntad, nuestro espíritu humano no tiene la oportunidad, el terreno, de hacer nada. Debemos practicar continuamente para negar nuestra mente, nuestra emoción y nuestra voluntad. Cuando amo tanto a un hermano, eso puede ser amor natural. Si dejo ese amor, mi espíritu tendrá la oportunidad de expresar algo del Señor. Si renuncio algo en mi alma entonces mi espíritu expresará algo del Señor. Es por esto que el Señor nos dice que tenemos que negarnos a nosotros mismos. Tenemos que negar a nuestra alma, perder nuestra alma porque nosotros, las personas regeneradas, tenemos otra parte, una parte más profunda, la cual es el espíritu vivificado y regenerado que tiene al Espíritu Santo de Dios residiendo en él. Tenemos una parte tan maravillosa de nuestro ser, una parte espiritual, una parte viviente, una parte vivificada, pero no la conocemos y no le damos oportunidad ni terreno de hacer nada.

Si usted no está contento con cierto hermano, es simplemente porque está en el yo. Si se niega a sí mismo amará muchísimo a ese hermano. En otras ocasiones, sin embargo, usted ama tanto a ciertos hermanos, simplemente porque está en la emoción, en el alma. Si negara usted su emoción, es decir, si negara su yo, su amor por ese hermano seria transformado del alma al espíritu. A fin de experimentar la vida, la lección para aprender hoy como cristianos es aprender a cómo negar al alma. El alma es el yo y el yo se compone de tres cosas: la mente, la emoción y la voluntad. Negar al alma simplemente significa negar a la mente, la emoción y la voluntad.

VIVIENDO EN EL ESPIRITU

Debemos vivir en el espíritu. Gálatas 2:20 dice: “...ya no vivo yo”. Este es el yo; el yo es el alma y el alma se compone de tres partes. “Ya no vivo yo” significa ya no viven la mente, la emoción y la voluntad mas “vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). Cristo vive en mí, en mi espíritu (2 Ti. 4:22). Tenemos que aprender cómo negar al yo, el alma, y vivir por Cristo en el espíritu.

LA VIDA Y LAS FACULTADES DEL ALMA

Puede ser que algunos piensen que si negamos al alma, no podremos vivir. Pero debemos comprender que hay una diferencia entre la vida del alma y las facultades del alma. La vida del alma es una cosa, y las facultades del alma son otra. Una ilustración nos puede ayudar a ver esta diferencia. Yo conocía una pareja casada en China. El hermano era tan espiritual y la hermana, como esposa, era muy sumisa. Cada vez que fuimos a su casa o nos reunimos con ellos, sentíamos que el esposo era la vida de la esposa. La esposa tenía su propia vida, pero renunció su propia vida y tomó a su esposo como la vida. Ella nunca decía nada por su propia cuenta. Ella siempre decía algo conforme a lo que decía su esposo. Si le preguntamos: “Hermana, ¿le gusta este piano?” Ella decía: “A mi esposo le gusta”. Quizás le preguntamos: “¿Le gusta este salón de reunión?” Ella respondía: “Mi esposo dice que es maravilloso”. Con ella siempre era “mi esposo, mi esposo”, sin embargo habló ella. Ella renunció su vida y tomó a su esposo como la vida, pero todavía usaba las facultades de su alma.

Nosotros los hermanos siempre pensamos que esa hermana fue maravillosa porque ella siempre tomó a su esposo como su vida. Simplemente perdió su vida propia. Ella renunció su propia vida, pero todavía usaba sus facultades. Ella usaba todavía su mente, su emoción y su voluntad, pero dejó su propia vida y tomó otra como su vida.

RECHAZANDO LA VIDA NATURAL

La vida natural, la vida del alma, ha sido crucificada en la cruz (Gá. 2:20). Ahora debemos tomar al Señor como nuestra vida. Tenemos que dejar la vida natural, la vida del alma y tomar al Señor en el espíritu como nuestra vida. Esto no quiere decir, sin embargo, que debemos renunciar las facultades de nuestra alma, sino la vida del alma. Todas las facultades de nuestra alma todavía permanecen como los órganos que han de ser usados por el Señor en el espíritu.

UN ENTENDIMIENTO ELEVADO

Mientras más usted es uno con el Señor en el espíritu, más espiritual es, y más agudo será en su mente. Antes de tomar al Señor como vida, usted es bastante lerdo en su pensar, pero si se niega a sí mismo y toma al Señor como su vida será muy penetrante en su pensar. En la China, un gran número de hermanas mayores nunca habían recibido ninguna educación, pero amaban al Señor a lo máximo y sabían como renunciarse a sí mismas, tomando al Señor como vida. Después de dos o tres años ellas llegaron a ser muy agudas en su mente, en su entendimiento, especialmente en las cosas del Señor. Ellas se convirtieron en expertas. Pero con los que no tienen mucho amor por el Señor, aun si tienen un doctorado en filosofía, con ellos no se encuentra mucha comprensión de las cosas espirituales. Cuando habla con ellos acerca de las cosas del Señor, dicen: “¿Qué es esto? No lo puedo comprender”.


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