Vivir en y con la Trinidad Divinapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6188-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En 2 Corintios 1:22 se nos dice que Dios nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones. Según 2 Corintios 1:21-22, Dios nos ha ungido y nos adhiere a Cristo. Él también nos ha sellado. Con base en esto, Dios manifiesta la fragancia de Cristo a través de nosotros para la salvación de otros (2:14-15). El poder salvador es la fragancia de Cristo que emana de nosotros. En realidad, esta fragancia es el Espíritu viviente. Esta fragancia que emanamos puede ser comparada al vapor que sale de un vaporizador. Un vaporizador convierte agua en vapor para que otros puedan respirarlo. Cuando respiran el aire, reciben también el agua. Esto es similar a la fragancia que emana de nuestro ser cristiano para salvar a otros. Cuando otros inhalan esta fragancia, reciben a Cristo. Cuando salimos a visitar a la gente para predicarles el evangelio, ellos deben poder respirar la fragancia de Cristo.
Cristo nos fue ministrado para que seamos cartas escritas con el Espíritu como la tinta (3:3). Somos cartas vivas. Una carta transmite una revelación de cierta cosa o cierta persona. Como cartas vivas de Cristo, transmitimos la persona bella y maravillosa de Cristo. Somos Sus cartas vivas transmitiéndole a la gente. Hemos sido escritos con el elemento del Espíritu viviente de Dios como la tinta.
En los capítulos 2 al 4 de 2 Corintios, Pablo usa cinco metáforas muy significativas y expresivas a manera de ilustraciones de lo que deben ser los creyentes. La primera metáfora es que somos prisioneros en una procesión triunfal para celebrar la victoria de Cristo (2:14a). Éramos prisioneros bajo la mano de Satanás, pero Cristo nos ha rescatado para hacernos Sus cautivos. Somos cautivos en Su procesión triunfal para celebrar Su victoria todo-inclusiva. Entonces, somos portadores de incienso para manifestar en todo lugar el olor de Cristo (vs. 14b-16). El capítulo 3 nos muestra que somos cartas escritas con el Espíritu de Dios para transmitir Cristo a otros (vs. 1-3) y que, además, somos espejos que miran y reflejan la gloria de Cristo a fin de ser transformados a Su gloriosa imagen (v. 18). Por un lado, somos cartas que comunican Cristo a los demás; y por otro, somos espejos que reflejan a Cristo en nuestra transformación por el Señor Espíritu. Por último, somos los vasos de barro cuyo contenido es el Dios Triuno en Cristo como su excelente tesoro (4:7). Las cinco metáforas mencionadas son usadas para describir, ilustrar, o representar la experiencia y disfrute verdadero que tenemos en el Dios Triuno procesado, el cual está incorporado en Cristo y cuya consumación es el Espíritu. Hoy en día este Espíritu maravilloso mora en nuestro espíritu. Siempre que estamos en nuestro espíritu, estamos con este maravilloso Dios Triuno. Estamos con el Espíritu consumado, con el Cristo que es la corporificación y con el Dios Triuno procesado. Estamos experimentándole y disfrutándole como los cautivos, los portadores de incienso, las cartas, los espejos y los vasos.
Además, somos transformados en la misma imagen de Cristo por el Señor Espíritu (3:17-18). Al experimentar el Dios Triuno, somos transformados a imagen de Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno, por el Espíritu consumado, quien es el Señor mismo. Cuando era un cristiano joven, escuche mensajes acerca del castigo y la disciplina de Dios, pero no escuche nada acerca de la transformación. Finalmente, el Señor me sacó de aquel campo viejo y me introdujo en un campo nuevo. Entonces, mi entendimiento de la Biblia cambió. Es necesario que recibamos una nueva visión a fin de poder ver al Dios Triuno procesado corporificado en Cristo y cuya consumación es el Espíritu. En realidad, todo cuanto hemos abarcado en estos capítulos está incluido en esta frase: el Dios Triuno procesado corporificado en Cristo y cuya consumación es el Espíritu.
En 2 Corintios 5 se nos continúa mostrando que Dios nos forjó a fin de transfigurarnos con el Espíritu como las arras (vs. 2-5). El versículo 17 afirma que somos una nueva creación en Cristo. Muchos cristianos conocen este versículo, pero no entienden el verdadero significado de esta expresión: la nueva creación. Tenemos que darnos cuenta que no sólo fuimos regenerados, sino también re-creados. Fuimos regenerados para ser un hombre nuevo y re-creados para ser una nueva creación. Estamos en otra creación. No pertenecemos a la vieja creación, y no estamos en la vieja creación. Ahora estamos en la nueva creación como un nuevo hombre.
Finalmente, 2 Corintios revela que debemos expresar las virtudes de Cristo, tales como: mansedumbre, paciencia y veracidad (10:1, 11:10). Nuestras virtudes cristianas son un producto de las virtudes divinas de Dios. Las cinco metáforas que hemos visto en 2 Corintios, capítulos 2 al 4 son puntos grandes, mientras que las virtudes de Cristo mencionadas en los capítulos 10 y 11 pueden ser considerados los puntos pequeños. Esto nos muestra que en el Cristo todo-inclusivo no solamente están incluidos los grandes puntos, sino también puntos más pequeños y detallados tales como las virtudes cristianas. En el Estudio-vida de Filipenses, dimos siete mensajes sobre ser personas comprensivas (véase los mensajes 56 al 62 del Estudio-vida de Filipenses, págs. 495-555). En esos mensajes hice un contraste entre ser comprensivos y estar ansiosos; si hemos de ser personas comprensivas, tendremos que ser liberados de la ansiedad. Es difícil expresar el verdadero significado de la palabra griega para referirse a la capacidad de ser comprensivos, pues esta palabra significa ser personas razonables, consideradas y afables al tratar con los demás sin ser estrictos o legalistas con respecto a sus propios derechos. Esto implica que podemos adaptarnos a cualquier situación a fin de atender a las necesidades de cualquier clase de persona. Esto quiere decir que somos humildes, que cedemos ante los demás y que somos capaces de adaptarnos a toda clase de situación y circunstancia con toda clase de personas. Una persona comprensiva puede llevarse bien tanto con personas de pasadas generaciones, como con los de la generación joven.
Podría parecernos que ser comprensivos es una virtud pequeña, pero en realidad es muy importante, es algo grande. Si somos comprensivos, somos grandes personas. Si yo fácilmente me enfado cuando alguien comete un error, ¿seré una gran persona? Si nos enfadamos así, somos personas muy pequeñas. Una gran persona recibe toda clase de gente. Una persona comprensiva, una gran persona, puede incluso recibir a quienes se le oponen. En Mateo 5:44 el Señor Jesús nos exhortó a amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen. Ésta es la expresión de ser comprensivos.
Sé de algunos santos que fueron ofendidos y jamás olvidarán tal ofensa. Algunas esposas jamás se olvidan de cómo sus esposos las ofendieron. En el sentido bíblico, perdonar es olvidar. Si no olvidamos, nuestro perdón no tiene ningún valor. Si no olvidamos las ofensas de otros, esto significa que no los hemos perdonado. Perdonar es olvidar. Cuando Dios nos perdona, Él lava la mancha de nuestro pecado (Sal. 51:7; 1 Jn. 1:7). Además, Él nunca más se acuerda de nuestros pecados (He. 8:12). Debemos ser uno con nuestro Dios para perdonar a la gente a tal grado.
Toda nueva iglesia en una nueva localidad es siempre muy dulce y agradable pues la vida de iglesia se encuentra en la etapa de su “luna de miel”. Sin embargo, después que la iglesia ha estado allí diez años, las ofensas se acumulan. Esta montaña de ofensas puede matar toda la vida de iglesia. Entre todas las iglesias locales sobre la tierra, es difícil encontrar una que haya existido por más de cinco años sin haber acumulado ofensas. Estas ofensas son un gran obstáculo. Debemos detenernos para quitar este obstáculo, esta montaña, para despejar el camino; y sólo entonces podremos avanzar y la vida de iglesia podrá seguir. ¿A qué se debe que una pareja después de haber estado casada por muchos años llegue a separarse y finalmente divorciarse? Esto se debe a las ofensas acumuladas. El esposo ofende a la esposa, y la esposa ofende al esposo; esto ocurre una y otra vez sin que ellos se perdonen mutuamente. Esta acumulación de ofensas resulta en separación y, después, en divorcio. Los divorcios se suscitan debido a la falta de comprensión. Para ser cristianos apropiados tenemos que ser personas comprensivas. Ser comprensivos implica saber perdonar, ser humildes, saber ceder y saber llevarse bien con los demás adaptándose a cualquier clase de circunstancia o situación. Pablo nos dijo que él tenía la mansedumbre y paciencia de Cristo porque él había sido adherido a Cristo. Pablo comprendió que él era uno con Cristo. A causa de esto, Pablo también comprendió que poseía las virtudes de la vida humana de Cristo. Pablo no sólo disfrutó de la divinidad de Cristo en los asuntos grandes, sino que también disfrutó de Su humanidad en aspectos detallados relacionados con las virtudes humanas de Cristo que se basan en los atributos divinos.
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