Cristo todo-inclusivo, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-626-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Para mantener el tabernáculo, el sacerdocio y el ejército, además de evitar el individualismo, debemos tener sumo cuidado para evitar las siguientes cosas que ocasionan grandes daños. La primera es el fuego extraño. Nunca debemos ofrecer fuego extraño a Dios. ¿Qué es fuego extraño? Es nuestro entusiasmo natural; es el fervor de nuestras emociones naturales, el celo natural de nuestro corazón. Esto trae muerte inevitablemente. Mata nuestra vida espiritual y daña el sacerdocio. Los dos hijos de Aarón, Nadab y Abiú, ofrecieron fuego extraño, no de mala voluntad, sino con una buena intención. No obstante, era un fuego extraño. El Señor había ordenado que el fuego para quemar el incienso se tomara del altar de las ofrendas, para que el incienso fuera acepto delante de El. Pero ellos no usaron el fuego del altar; usaron un fuego extraño. Esto significa que su celo natural, su entusiasmo natural, no había sido tratado por la cruz. Este es un asunto sumamente vital. Debemos ser tratados por la cruz. Nuestro celo natural debe ser aniquilado por la cruz.
La segunda cosa que debemos evitar es la rebelión en contra de la autoridad. Miriam y Aarón, los hermanos mayores de Moisés, se rebelaron contra Moisés, quien en ese entonces era la autoridad. Sí, Moisés había hecho algo que no estaba bien; se había casado con una mujer gentil. Sin duda, estaba equivocado. Esa fue su falta, y Miriam y Aarón tomaron esto como base para oponérsele. Sin embargo, no importa lo que Moisés hubiera hecho, Miriam y Aarón debían reconocer la autoridad, y Moisés lo era. A pesar de todo lo que vieran, no debían rebelarse contra la autoridad. Esto mismo es lo que daña la unidad, el sacerdocio y la formación del ejército. Por supuesto, como líderes debemos tener cuidado; no debemos hacer nada de lo tipificado por el matrimonio de Moisés con una mujer gentil. Pero por otra parte, y esto es más importante, usted y yo debemos aprender a nunca ser rebeldes.
Tal vez en su ciudad haya una iglesia local, una expresión del Cuerpo del Señor, y en esa iglesia hay tres o cuatro hermanos responsables. Usted tiene que entender que ninguno de nosotros es cien por ciento perfecto. Todos tenemos por lo menos una falta. Los ojos de usted no deben abrirse tanto para mirar a los ancianos; más bien, deben abrirse para mirar al Señor. No ponga sus ojos en los ancianos para escudriñarlos. Si lo hace, esto significa que usted es una persona rebelde. Se hará daño a usted mismo.
Considere el caso de Miriam y Aarón. ¿Tenían razón o no en lo que dijeron en contra de Moisés? Sin duda alguna, estaban en lo correcto, y Moisés no lo estaba. Moisés, como siervo del Señor, dio pie a la acusación de ellos. No obstante, cuando Miriam y Aarón aprovecharon aquello y se rebelaron contra la autoridad, trajeron sobre sí el juicio de Dios. Inmediatamente apareció la lepra, y aunque después fue quitada, más tarde murieron en el desierto.
En los últimos años he visto a muchas personas que se han vuelto “leprosas” a causa de su rebelión contra los siervos del Señor. ¿Estaban los siervos del Señor en lo correcto? Yo no diría eso. Admito que en cada uno hay al menos una falla. Pero las faltas de los siervos del Señor son pruebas para nosotros. Ellas prueban dónde estamos en el camino y lo que tenemos en nuestro corazón. ¿Y qué decimos del corazón de usted? Será probado, no por la bondad de los siervos del Señor, sino por las faltas de ellos.
Hermanos y hermanas, guarden esta palabra en su corazón. Es una advertencia. Estoy bien consciente de que llegará el día cuando no estarán tan contentos con aquellos que están entre ustedes para dirigirlos. Ustedes dirán: “¿Qué es esto? ¡Mire lo que han hecho los hermanos dirigentes en la iglesia!” Esto es una prueba para ustedes. Si los acusan y se rebelan, se volverán leprosos. Los más sucios no serán ellos, sino ustedes mismos. Más tarde ustedes morirán por el camino en el desierto, como Miriam y Aarón; nunca podrá seguir adelante para participar de la buena tierra todo-inclusiva.
Más tarde en las jornadas de los hijos de Israel, hubo otra rebelión, esta vez en una escala más grande. Coré se levantó con más de doscientos príncipes de entre la congregación para rebelarse en contra de Moisés y Aarón, y trajeron la muerte no sólo sobre sí mismos sino también sobre casi toda la congregación. Miles de personas murieron a consecuencia de esa rebelión. La unidad, el sacerdocio y el ejército del pueblo del Señor sufrieron daño. Necesitamos tal advertencia.
Creo que muchos de ustedes tienen un corazón sincero ante el Señor para Su testimonio hoy. Pero debemos recordar que tenemos una naturaleza rebelde dentro de nosotros. Algún día, tarde o temprano, será probada. Si nos rebelamos, seremos cortados espiritualmente, y hasta cierto punto mataremos el testimonio, el sacerdocio y el ejército.
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