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Llevar fruto que permanece, tomo 1por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6314-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 17 Sección 3 de 3

TERMINAR CON EL PASADO

De esta manera podemos tener comunión con ellos, diciéndoles que a fin de que un cristiano pueda adorar a Dios y servirle y seguir al Señor después de ser salvo, debe terminar con el pasado. Antes de ser salvos, cometimos muchos errores en nuestra vida diaria, los cuales acarrearon ciertas consecuencias que requieren ser enmendadas. Además de esto, es posible que tengamos objetos inapropiados en nuestra casa, tales como ídolos, que también debemos eliminar. En la Biblia hay dos excelentes ejemplos que nos hablan acerca de terminar con el pasado. Uno se encuentra en Lucas 19, que nos habla acerca de Zaqueo, quien originalmente era un recaudador de impuestos que constantemente engañaba a los demás cuando pagaban sus impuestos. Sin embargo, después que fue salvo, de inmediato le dijo al Señor Jesús: “Si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (v. 8). Otro ejemplo se halla en Hechos 19:19-20, que nos dice que después que los efesios fueron salvos, trajeron todos sus libros demoníacos y los quemaron.

Después que somos salvos, hay ciertas cosas en nuestra casa de las cuales tenemos que deshacernos. Lo primero son los ídolos, lo segundo son los juegos de azar, tales como las cartas y el mah-jong. En tercer lugar, están los objetos usados para beber alcohol, y cuarto, los objetos usados para fumar. En quinto lugar, está cualquier cosa relacionada con los dragones. En la Biblia los dragones claramente representan a Satanás. Después que somos salvos, queremos seguir al Señor y andar en Su camino. Por lo tanto, deben ser eliminadas todas estas cosas que ofenden a Dios y no le agradan, a fin de que podamos tener un buen testimonio delante de los hombres, estar gozosos y no tener ningún estorbo en nuestras oraciones. Esto se aplica especialmente en las reuniones de hogar. Todos los muebles y decoraciones de nuestro hogar deben mostrarles a las personas que somos de Cristo Jesús. Todas estas cosas son lo que una persona salva gradualmente hará y lo que debe hacer delante del Señor según Su dirección.

APRENDER A USAR
LECCIONES DE VIDA Y LECCIONES DE LA VERDAD

Debemos aprender a usar las Lecciones de vida, pero no de manera rígida. Hay doce lecciones en cada tomo. No es necesario que leamos una lección cada vez que nos reunimos. Podemos abarcar una lección en dos sesiones, o abarcar dos lecciones en una sola ocasión. La manera en que practicamos las cosas no debe ser rígida. Basta simplemente con mirar los puntos principales; no es necesario abarcar los otros puntos sino hasta después. Después de usar Lecciones de vida, debemos también aprender a usar Lecciones de la verdad. Lecciones de la verdad es una publicación escrita de manera coherente y sistemática y puede ser considerada como la esencia de la enseñanza básica que se le debe impartir a los nuevos creyentes. No sólo contiene bosquejos y puntos principales, sino que también incluye un contenido que explica los bosquejos y los puntos principales de manera concisa y clara. Por esta razón, es una publicación muy práctica.

APRENDER A CONTESTAR LAS PREGUNTAS
QUE SURJAN AL USAR LECCIONES DE LA VERDAD

Cuando vayamos a las reuniones de hogar, siempre nos encontraremos con problemas prácticos de los nuevos creyentes, los cuales no podemos ignorar. A fin de ayudarlos con sus problemas, es posible que no podamos usar Lecciones de la verdad paso a paso, y lección tras lección. En ocasiones tendremos que dejarlas a un lado para concentrarnos en ayudarlos a resolver sus problemas. Sin embargo, debemos asegurarnos de que cada vez que respondamos a las preguntas de los nuevos creyentes, sin importar qué pregunten, les demos respuestas sencillas; cuanto más sencillas, mejor. No esperen que ellos vayan a entenderlo todo. Todos los que tienen niños saben que no importa qué preguntas ellos hagan, sus preguntas parecen no tener fin. Ni siquiera tres días y tres noches bastarían para responder a todas sus preguntas. Cuanto más respuestas les demos, más preguntas querrán hacer. Como resultado, las preguntas podrían continuar interminablemente.

Debemos tratar a los nuevos creyentes de la misma manera. Por ejemplo, quizás alguien nos pregunte si ellos deben adorar a sus ancestros. Podríamos responderle de la siguiente manera: la manera de mostrar respeto hacia nuestros ancestros es simplemente honrarlos y recordarlos, y la mejor manera —y más elevada— de honrarlos y recordarlos es que nos comportemos bien y llevemos una vida humana apropiada, así como los sabios chinos de la antigüedad dijeron: “Vivir una vida humana apropiada es honrar a nuestros ancestros”. Es mejor responder a su pregunta sólo hasta ese punto. Si un nuevo creyente continúa preguntándonos: “¿Debemos adorar a nuestros ancestros?”, deberíamos entonces decirle: “Si sus padres lo hacen, no discuta con ellos. Con respecto a las otras preguntas que usted tenga, podríamos hablar de ello después”.

A veces pueden hacernos preguntas positivas. Cuando ellos oran, por ejemplo, pueden sentir que en su interior hay ciertos estorbos. Preguntar sobre esto es hacer una pregunta muy buena. Debemos aprovechar esta oportunidad para hablarles un poco a fin de que sepan que orar es acercarnos al Señor. Al mismo tiempo, orar es ejercitar el espíritu. El espíritu es el órgano con el cual contactamos al Señor. Es posible que en nuestro vivir hablemos y nos comportemos descuidadamente sin preocuparnos por el sentir de nuestro espíritu, y que no nos percatemos de los obstáculos o estorbos que hay en nuestro espíritu. Sin embargo, cuando estamos quietos y oramos ejercitando nuestro espíritu, el espíritu gana terreno en nosotros, y entonces percibimos claramente el sentir de nuestro espíritu. De este modo, cada vez que algo está mal en nuestro espíritu, sentimos que hay una barrera. La mayoría de las veces esta barrera es nuestros pecados o nuestra desobediencia en cuanto a algún asunto delante de Dios. Por lo tanto, tenemos que confesar nuestros pecados inmediatamente, uno por uno, hasta que ya no haya más barreras en nuestro interior. Responder a esta pregunta de esta manera nos permitirá tener una reunión de hogar muy buena. Si los nuevos creyentes no tienen preguntas, entonces podemos leer con ellos Lecciones de la verdad. Esta manera de proceder en la reunión es muy conveniente y flexible.

La mejor manera de enseñar Lecciones de la verdad, en palabras sencillas, no es leer las lecciones con ellos, sino leer los bosquejos que están al comienzo de cada lección, dando alguna explicación a medida que leemos. Eso implica que antes de leer con ellos, nosotros tenemos que leerla y entender cuál es la idea general y los puntos principales de ese capítulos. De este modo podremos ayudarlos cuando leamos con ellos. Creo que después que ellos lean el mensaje, les parecerá muy significativo. Lecciones de la verdad se publicará en cuatro niveles, con cuatro tomos por nivel. Su contenido es muy rico. Si los nuevos creyentes pueden recibir una sólida educación por medio de Lecciones de vida y Lecciones de la verdad, ciertamente serán fruto que permanece.

EL SECRETO
EN CUANTO AL ÉXITO DE LA NUEVA MANERA

El éxito de la nueva manera depende de dos puntos claves. El primero es lograr que las personas sean salvas y bautizadas, y el segundo es establecer las reuniones de hogar con las cuales guardamos a los recién salvos en la vida de iglesia, de modo que sean fruto que permanece y sean perfeccionados como vasos útiles. Si una iglesia local verdaderamente aplica la nueva manera, empezará disfrutando un incremento del cuatro por uno cada año; en otras palabras, donde originalmente hay cien santos, después de un año habrá cuatrocientos. De este número, trescientos serán personas que recién se han añadido a la vida de iglesia, y la cuarta parte de estas personas debe ser fruto que permanece. Por consiguiente, al final del año deberá haber doscientos que se reúnen regularmente.

En palabras sencillas, al menos una cuarta parte de todos los que bautizamos debe permanecer y asistir a las reuniones de hogar. El año pasado bautizamos a ocho mil personas además de las cuatro mil que bautizamos al comienzo de nuestro entrenamiento de tiempo completo. Esto nos da un total de doce mil personas. De estas doce mil, deberá haber tres mil que permanecen. Según la experiencia pasada, entre estos tres mil que permanecen debe haber quinientos o seiscientos hogares en los cuales se parte el pan. Si cinco o seis se reúnen en cada hogar para partir el pan, se necesitarían aproximadamente quinientos hogares para este propósito. Este número de hogares sólo tiene en cuenta a los creyentes recién salvos, no incluye a los que ya se están reuniendo en la iglesia.

Por consiguiente, la clave de las reuniones de hogar es primeramente lograr que permanezca una cuarta parte de los recién bautizados. Segundo, el cinco por ciento de estos creyentes que permanecen debe servir a tiempo completo. Aparte de esto, el veinticinco por ciento de ellos debe salir a tocar a las puertas cada semana. Las reuniones de hogar se consideran exitosas únicamente si se cumplen estas tres cosas. De lo contrario, no podremos cumplir los cálculos que hemos hecho respecto al incremento. No podemos fijarnos únicamente en la situación externa, es decir, en el número de personas que son bautizadas y en la buena condición de las reuniones de hogar. Debemos comprender que eso no es suficiente. Es imprescindible que fijemos nuestra mirada en los cálculos que hemos hecho y en nuestra meta. Los obreros de tiempo completo necesitan ser producidos, y una cuarta parte de los santos debe responder para salir a tocar a las puertas cada semana. Esto requiere que todos nos esforcemos y laboremos juntos.

(Mensaje dado el 26 febrero de 1987 en Taipéi, Taiwán)


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