Exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, Unapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0736-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Según la historia, los hijos de muchos cristianos nominales llegan a ser cristianos verdaderos. Yo soy uno de éstos. Mi madre era cristiana sólo de nombre, y cuando era joven vivió con su abuelo, quien era un buen bautista del sur, y la envió a estudiar a una escuela bautista. Debido a esto, ella estaba totalmente de acuerdo con la fe cristiana. En el hogar nos contaba relatos de los evangelios. Pegábamos folletos cristianos en las paredes de la casa, lo cual no era común en nuestro país. Mientras crecíamos ella quería que fuésemos a su iglesia. Nos lavaba la mejor ropa para que fuéramos el domingo al culto. Ese día preparaba una comida especial y nos llevaba a la iglesia. Ella no era salva, pero una de mis hermanas sí lo era; más adelante yo fui salvo, y luego mi hermano menor. Tres de los hijos de mi madre no sólo fueron salvos sino que eran cristianos que buscaban más del Señor.
He conocido muchos cristianos serios, uno de los cuales era el hermano Nee. No todos sus hermanos fueron salvos dinámicamente. La madre del hermano Nee amaba mucho al Señor. Ella lloró mucho por sus hijos. Yo he visto muchas hermanas como ella. Aun entre nosotros hay muchas hermanas muy fervientes que oran por sus hijos casi todos los días, ya que ellos no son creyentes. Por otro lado, algunos padres no son muy devotos, pero sus hijos aman al Señor. Me postro ante el Señor pues Su palabra es verdadera. Debemos criar a nuestros hijos según las enseñanzas del Señor, pero su salvación y su búsqueda, dependen de la elección y la predestinación que Dios hizo. Si la manera en que criamos a nuestros hijos decidiera su futuro espiritual, eso estaría en contra de la predestinación.
Isaac tuvo dos hijos gemelos: Esaú y Jacob. La Biblia dice claramente en Malaquías 1:2-3: “Amé a Jacob, y a Esaú aborrecí”, lo cual presenta un gran problema teológico. Por esta razón hay una teología calvinista y otra armenia. Aquélla afirma que nuestra salvación depende de la elección que Dios hace, y ésta dice que es nuestra responsabilidad y depende de nuestros esfuerzos. Los armenios pueden decir que son salvos en la mañana y que pueden perder la salvación por la tarde. Los pentecostales siguen la teología armenia, pero los presbiterianos son calvinistas. Los luteranos también predican que la salvación no depende de la persona; no importa si va al cine o si hace algo ilícito, si uno fue escogido, su eternidad está asegurada debido a que depende de la predilección de Dios. Un día un estudiante fue a hablar con D. L. Moody, el evangelista estadounidense que fundó el Instituto Bíblico Moody, y le dijo: “No me atrevo a salir a salvar a la gente por temor a que alguien que no sea escogido sea salvo”. Moody le contestó: “En la parte exterior de la puerta de los cielos está escrito: El que quiera venga; pero en el lado interno dice: Escogido desde la fundación del mundo”. Es difícil determinar quién es escogido; simplemente debemos cumplir nuestro deber de criar a nuestros hijos según la enseñanza del Señor. Si son escogidos o no, no depende de nosotros. Algunos dirían: “Si no depende de nosotros, no tenemos que hacer mucho”. Eso también es un error.
Según observé en Taipei, es mejor no exigirles mucho a los jóvenes que viven en las casas de los hermanos y hermanas. Tenemos que darnos cuenta de que la razón por la cual establecemos estas casas es atraer a las personas para conducirlas al Señor y ganarlas tal como el Señor lo hizo cuando fue a buscar la oveja perdida. El Señor va a buscar la oveja perdida, no a las ovejas buenas. Por lo tanto, las casas de hermanos solteros y de hermanas solteras no deben tener reglamentos estipulados. Asimismo para salvar a los pecadores tampoco debemos crear preceptos, pues de hacerlo, alejaremos a la gente. Le agradecemos al Señor porque tenemos las casas de los hermanos y de las hermanas como “carnada”, y porque algunos jóvenes ya han sido pescados. No es fácil pescar a una persona. Las casas tal vez tengan como regla que se debe llegar a casa a más tardar a las diez de la noche y que a esa hora se deben apagar las luces; pero algunos jóvenes pueden ser eximidos de esta regla. ¿Qué haremos? ¿Vamos a eliminar toda ley acerca de la hora de acostarse? Creo que sí debemos tener reglas, pero debemos dejar en claro que sirven para ayudar a tener una vida apropiada, y se espera que la observen, pero no es algo legalista. En las casas de los solteros nada debe ser una legalidad, sino que debe haber libertad.
Algunos preguntarán: “¿Qué hacemos si los jóvenes no regresan a las diez de la noche? Para esto necesitamos pastorearlos. Según el principio de Efesios 5, el Señor nos pastorea cuidándonos con ternura y alimentándonos (v. 29). Debemos pastorear a los jóvenes cuidándolos con ternura y nutriéndolos. Para esto tenemos que pasar tiempo con ellos. Los colaboradores tal vez no tengan tiempo, pero ellos deben adiestrar a dos o tres estudiantes que vivan en las casas de hermanos o hermanas para que sean sus ayudantes. Estos deben llevar a cabo el pastoreo en amor. No censuremos a los jóvenes ni les digamos: “Ya que has quebrantado las normas, te tienes que ir de aquí”. No debemos permitir que se marchen, sino que debemos pastorearlos.
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