Información del libro

Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0254-8

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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 19 Sección 1 de 3

CAPÍTULO SIETE

SER SALVOS EN LA VIDA DIVINA DE CRISTO
(2)

Lectura bíblica: Ro. 5:10; 8:2, 6b, 4; 12:2a; 6:19b, 22b; 12:2b; 8:6; Col. 3:4; Ro. 12:1, 3-5; 8:29b, 6, 11, 30c; Fil. 3:21; Ro. 8:11, 23; 5:17; 16:20

Ser salvos en la vida divina de Cristo es algo que es progresivo. Muchas veces los cristianos fundamentalistas les preguntan a otros: “¿Ha sido usted salvo?”. Cuando se me hacía esa pregunta, hace más de cincuenta y cinco años, yo respondía enfáticamente diciendo: “Sí, ciertamente he sido salvo”. Pero si usted me hace esa pregunta hoy en día, tal vez yo diga: “Bueno, es difícil decirlo. Sí, he sido salvo en algunas áreas, pero todavía hay muchísimas áreas en las que no he sido salvo”. Hemos sido salvos eternamente de la perdición eterna, del juicio eterno y de la muerte eterna en el lago de fuego. Pero en términos de ser liberados de la ley del pecado, todavía no hemos sido completamente salvos.

En Romanos 7:15, 17 y 20, Pablo dijo: “Porque lo que hago, no lo admito; pues no practico lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago [...] De manera que ya no soy yo quien obra aquello, sino el pecado que mora en mí [...] Mas si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. Estos versículos indican que el mal que Pablo practicaba se debía al pecado que moraba en él. Romanos 7 trata del pecado que mora en uno, y Romanos 8 trata del Cristo que mora en uno. El pecado es la corporificación de Satanás, y Cristo es la corporificación de Dios. Estas dos corporificaciones están dentro de nosotros. Cristo como corporificación de Dios está en nuestro espíritu, y el pecado como corporificación de Satanás está en nuestra carne.

Perder la paciencia es una indicación de que no hemos sido liberados de la ley del pecado. Es probable que seamos muy santos en un momento, pero que después de unos minutos perdamos la paciencia. Cuando perdemos la paciencia, la ley del pecado está en operación en los miembros de nuestro cuerpo. Así que, no hemos sido completamente salvos del cautiverio, la esclavitud, del pecado, esto es, de la ley del pecado. En algunas ocasiones experimentamos ser salvos del cautiverio del pecado; pero en otras, somos derrotados por la ley del pecado. En tales ocasiones nosotros, así como Pablo, podríamos decir: “¡Miserable de mí!” (Ro. 7:24). Cuando tenemos un conocimiento exhaustivo de nosotros mismos y de la manera en que el Señor nos salva, no podemos osadamente decir que somos salvos en todas las cosas. Sólo podemos decir que hemos sido salvos en algunas cosas. Todavía hay muchas otras cosas de las que aún no hemos sido salvos. Así que, la vida cristiana es una vida en la que somos salvos continuamente.

Romanos es un libro particular debido a que contiene muchos términos particulares y temas que no se tratan en ningún otro libro del Nuevo Testamento. La justificación, la santificación en vida, la transformación y la conformación son temas que se encuentran únicamente en las epístolas de Pablo. Estos asuntos se recalcan mucho en el libro de Romanos. Frases tales como “presentéis vuestros cuerpos” (12:1), “presentaos [...] vuestros miembros [...] como armas” (6:13) y “aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies” (16:20) también son únicas en su género y sólo se usan en el libro de Romanos. Es muy útil en el estudio de Romanos recopilar todos estos términos, asuntos y frases particulares, y luego estudiarlos.

NOSOTROS, LAS PERSONAS TRIPARTITAS
COMO EL PUEBLO REDIMIDO DE DIOS, SOMOS SALVOS
EN LA VIDA DIVINA DE CRISTO, QUIEN ES
LA CORPORIFICACIÓN DEL DIOS TRIUNO PROCESADO

Somos salvos del cautiverio, la esclavitud,
del pecado, es decir, de la ley del pecado
por medio de la liberación de la ley
del Espíritu consumado

Nosotros, el pueblo redimido de Dios, somos salvos en la vida divina de Cristo del cautiverio, la esclavitud, del pecado, es decir, de la ley del pecado por medio de la liberación de la ley del Espíritu consumado (Ro. 8:2). La ley del Espíritu consumado es el medio por el cual se es liberado del cautiverio del pecado. Ser liberado del cautiverio, la esclavitud, del pecado, es decir, de la ley del pecado, es la meta de la ley del Espíritu consumado. Pero a fin de que la ley del Espíritu consumado opere, se requiere que cooperemos al poner nuestra mente en el espíritu mezclado (v. 6b) y al andar según el espíritu mezclado (v. 4).


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