Información del libro

Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0254-8

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Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 19 Sección 4 de 4

EL HOMBRE TRIPARTITO ES CREADO
CON UN ESPÍRITU PARA SER EL RECEPTOR
Y EL ENVASE DE LA VIDA DIVINA

El Dios Triuno como Espíritu vivificante desea darle vida al hombre, pero si el hombre no tuviera espíritu para recibirle y contenerle, el Dios Triuno no podría darle vida. La lluvia cae sobre una roca por muchas horas, pero la roca no puede recibir el agua porque no tiene el receptor adecuado para recibir el agua. Sin embargo, si la lluvia cae sobre una esponja, después de un corto periodo de tiempo, el agua empapará y saturará la esponja, debido a que la esponja tiene el receptor apropiado para el agua. Finalmente, la esponja se mezclará con el agua. Eso muestra cómo el hombre con su espíritu es un receptor y un envase para la vida divina.

La vida es la mezcla de Dios como Espíritu con el hombre en el espíritu de éste. No obstante, muchas personas confunden la vida con virtudes tales como humildad, mansedumbre o gentileza. Muchos de los que estudian a Confucio son muy humildes y mansos, pero su humildad y mansedumbre son un asunto del carácter externo. La vida es Dios procesado como el Espíritu vivificante para ser recibido por el hombre tripartito, el cual fue creado con un espíritu como el receptor y el envase para el Espíritu, quien es el Espíritu de vida.

La vida es Dios que, como Espíritu, se mezcla con nosotros en nuestro espíritu. De hecho, tenemos tal mezcla, pero es posible que en nuestra vida diaria no experimentemos esta mezcla de manera práctica. Tal vez vivamos de una manera que anule dicha mezcla. Cuando percibimos que se ha detenido el mezclar, tenemos que confesar al Señor y ser limpiados por la sangre. Entonces, la unción regresará y el mezclar continuará. Esto es la vida. La vida es el mismo Dios Triuno, en quien creemos, a quien servimos, a quien adoramos y a quien exaltamos, que ha sido procesado como el Espíritu vivificante para que nosotros le recibamos, los hombres tripartitos, quienes hemos sido creados con un espíritu para recibir y contener al Espíritu divino como nuestra vida. Dicha vida no conoce lo que es ser humilde u orgulloso, bueno o malo. La vida tiene varios atributos, y la humildad es uno de dichos atributos; sin embargo, la humildad de la vida no es algo perteneciente a la conducta humana. Cuando preguntamos: “¿Qué debemos hacer?”, no estamos en vida. La vida es tan espontánea como la respiración. Si estamos en vida, sin intención alguna, simplemente expresaremos los atributos de la vida.

Creado con el aliento de vida,
el cual vino a ser el espíritu del hombre

El hombre tripartito fue creado con un espíritu que recibiera y contuviera la vida divina (Gn. 2:7; Pr. 20:27). Génesis 2:7 dice que cuando Dios formó al hombre, Él sopló en la nariz del hombre aliento de vida. Dicho aliento de vida llegó a ser el espíritu del hombre. En Proverbios 20:27 la palabra espíritu es la palabra hebrea neshamá, la misma que se usó en Génesis 2:7 para aliento. El aliento de vida mencionado en Génesis 2:7 es el propio espíritu del hombre. Proverbios 20:27 dice que el espíritu del hombre es la lámpara del Señor. Cuando ejercitamos nuestro espíritu para creer en el Señor, el Espíritu compuesto entra inmediatamente en nosotros. Después de que le recibimos, le contenemos como el Espíritu de vida.

Cuando comencé a viajar por los Estados Unidos en 1963, hablaba del espíritu humano adondequiera que iba. Muchas personas me decían que ellos jamás habían oído semejante cosa. Los versículos que yo les mostraba para dar sustantividad a lo que estaba diciendo eran Juan 4:24, Juan 3:6 y Romanos 8:16. En cada uno de estos versículos se mencionan los dos espíritus: el Espíritu divino y el espíritu humano. Al leerles los versículos, muchos fueron iluminados. En aquellos días, yo era tal vez la única persona en los Estados Unidos que hablaba acerca del espíritu humano. Hoy en día, sin embargo, muchas personas han adoptado la verdad del espíritu humano y están hablando al respecto.

Nuestro espíritu humano es como nuestro estómago. Nuestro estómago físico es un receptor y un envase para nuestro alimento diario. Todos los días recibimos comida por nuestra boca. Nuestra boca es el acceso a nuestro estómago, y nuestro estómago es el envase que contiene el alimento que ingerimos. Mientras que nuestro estómago contiene la comida, también la digiere y la asimila. Finalmente, todo lo que el estómago asimila es distribuido a las células. Nuestro espíritu es nuestro estómago espiritual. Todos los días tenemos que comer del alimento espiritual. El Señor Jesús dijo que Él podía ser comido (Jn. 6:35, 51, 57) y que nosotros necesitamos venir a Él y beber (Jn. 7:37). Al comerle y beberle recibimos al Dios Triuno como nuestro alimento espiritual.

Un espíritu para recibir
el Espíritu de vida para la regeneración

El espíritu del hombre fue creado para que recibiera al Espíritu de vida para la regeneración (Jn. 3:6b). Cuando nosotros recibimos al Espíritu compuesto, quien es el Dios Triuno consumado, Él nos regeneró.

Un espíritu para contener
al Señor Espíritu como vida

Desde el momento de nuestra regeneración, nosotros contenemos al Señor Espíritu como vida (2 Ti. 4:22; 2 Co. 3:18). Nosotros contenemos al Espíritu de vida; así que, continuamente podemos recibir vida.

El espíritu humano y el Espíritu divino consumado llegan a ser un solo espíritu:
el espíritu mezclado

El espíritu humano y el Espíritu divino consumado llegan a ser un solo espíritu. Este espíritu es el espíritu mezclado (1 Co. 6:17).

Los creyentes ponen su mente
en el espíritu mezclado a fin de tener vida

Los creyentes deben aprender a poner sus mentes en el espíritu mezclado a fin de tener vida (Ro. 8:6). No debemos poner nuestra mente en nuestra parte emotiva, en nuestra voluntad ni aun en nuestro propio pensamiento. Tenemos que poner nuestra mente en nuestro espíritu mezclado. En nuestro espíritu está el Espíritu compuesto. Por lo tanto, poner nuestra mente en nuestro espíritu es poner nuestra mente en el Espíritu divino. Cuando ponemos nuestra mente en el espíritu mezclado, recibimos vida.

Los creyentes andan
conforme al espíritu mezclado

Los creyentes deben andar conforme al espíritu mezclado (Ro. 8:4). Debemos andar, hacer las cosas y tener nuestro ser conforme al espíritu mezclado. Como resultado, tendremos vida, disfrutaremos vida, expresaremos vida y ministraremos vida todo el día. Esta vida es la manera en que nosotros como creyentes disfrutamos y experimentamos vida.


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