Información del libro

Impartición divina de la Trinidad Divina, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6710-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 43 Sección 3 de 3

PARA OBTENER LA NOVIA

Es por medio de la impartición divina que tuvo lugar en la resurrección de Jesucristo que Él obtiene una Novia, una esposa, compuesta de todos los que han sido regenerados. El resultado de la regeneración mencionada en Juan 3 es una novia para Cristo (v. 29). Cristo obtuvo una novia mediante la impartición divina. La regeneración efectuada en la resurrección de Cristo es nada menos que la impartición de Dios mismo en usted, y esta impartición produce como resultado una novia para Cristo. Por medio de la regeneración todos nosotros llegamos a ser parte de esta novia.

PARA INTRODUCIR A SUS CREYENTES EN DIOS

Luego Cristo en Su resurrección introdujo a todos los creyentes en Dios (Jn. 14:16-20; 17:21). ¿Dónde están ustedes hoy? ¿Se dan cuenta de que, como personas regeneradas, están en Dios? No importa si estoy en los Estados Unidos, en Hong Kong o en Stuttgart, mi hogar está en Dios. Esto no es una superstición; ¡es un hecho! Ésta es una realidad. Cristo en resurrección nos introdujo a todos nosotros en Dios por medio del Espíritu.

PARA ENTRAR EN LOS CREYENTES COMO ESPÍRITU

Cristo nos introdujo en Dios, y al mismo tiempo entró en nosotros como Espíritu (Jn. 14:16-17; 20:22). Leamos Juan 14:20: “En aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros”. En este versículo es difícil saber quién es quién. Todos estamos en el Hijo, y el Hijo está en el Padre, así que nosotros también estamos en el Padre. Esto significa que nosotros estamos en el Hijo y en el Padre, y que el Hijo está en nosotros. Esto está relacionado con la impartición de Dios. Los cristianos de hoy han pasado por alto la impartición de Dios y no le han prestado atención. Ellos primordialmente hacen hincapié en enseñanzas éticas, como por ejemplo, el que los esposos deben amar a sus esposas y las esposas deben someterse a sus esposos. Pero a la postre, ninguna esposa puede someterse como es debido, ni ningún esposo puede amar apropiadamente, a menos que reciba la impartición divina.

El recobro del Señor no tiene que ver con el amor ni la sumisión humanos; antes bien, tiene que ver con que el Dios viviente se imparta en nosotros. Cuando usted, como esposo, experimenta al Dios viviente impartiéndose en usted, sin lugar a dudas usted amará a su esposa. Asimismo, cuando usted, como esposa, experimenta al Dios viviente impartiéndose en usted, ciertamente usted se someterá a su esposo. Esto sencillamente no será su esfuerzo de amar o de someterse, sino que será el vivir de Cristo en usted. Esto no tiene que ver con la ética ni la religión, sino con el Dios viviente que entra en usted como Espíritu. Esto es lo que significa fusionarnos con Dios y permitir que Dios se fusione con nosotros. Esto es lo que significa mezclarnos con Dios. En esto consiste la impartición de Dios. En esto consiste el ministerio del Señor Jesús, la verdadera salvación.

Hoy en día, gran parte de lo que se enseña entre los cristianos son enseñanzas éticas. A las personas principalmente se les enseña cómo mejorar su carácter y comportamiento. Esto no es otra cosa que ética; no tiene nada que ver con el Cristo viviente en resurrección. En el recobro del Señor no estamos enseñando simplemente éticas a las personas, sino que estamos ministrando a Cristo en resurrección, quien es el propio Dios que se imparte en todos nosotros. No estamos viviendo simplemente una vida ética; estamos viviendo una vida que es Dios mismo. El cristianismo se ha convertido principalmente en una religión de ética, pero el recobro del Señor consiste en que el Dios viviente se imparta en todo Su pueblo escogido. La ética o moralidad que expresamos en virtud del Dios viviente se encuentra en un plano mucho más elevado porque son simplemente Dios mismo que vive en nosotros y por medio de nosotros y desde nuestro interior.

PARA MORAR EN LOS CREYENTES CON EL PADRE
Y POR MEDIO DEL ESPÍRITU

Después de entrar en Sus discípulos, Cristo mora en ellos con el Padre y por medio del Espíritu (Jn. 14:23, 26; 15:4a, 5a). Él no sólo entra en nosotros, sino que también permanece en nosotros por la eternidad. Usted necesita tener la comprensión de que el Dios viviente ahora permanece en usted. El propio Cristo en resurrección vive en usted. Si usted realmente viera esto, no podría permanecer tan callado. Todo el que comprenda que el Dios vivo permanece en él, se sentirá muy emocionado. Éste no es un Cristo doctrinal ni simplemente un Cristo histórico, sino el Cristo presente, el Cristo en términos prácticos, el Cristo viviente que es la corporificación de Dios y que, como tal, se imparte en todo nuestro ser al permanecer en nosotros con el Padre y por medio del Espíritu.

PARA MEZCLAR A LOS CREYENTES
CON EL DIOS TRIUNO

La impartición de Dios efectuada en el ministerio de Cristo también tiene como fin mezclar a los creyentes con el Dios Triuno (Jn. 17:21-23). Por ejemplo, cuando usted pone una bolsita de té en una taza de agua, a veces la mueve para que se mezcle bien el té con el agua. Esto es mezclar. A veces queremos irnos a casa y dormir bien pero, en lugar de ello el Señor nos envía algo para agitar la situación. Tenemos que comprender que nuestros problemas y dificultades cooperan para que se produzca esta mezcla. Todos podemos testificar que el sufrimiento nos ayuda a mezclarnos con el Dios Triuno. El Señor Jesús no está contento simplemente con permanecer en nosotros. Él quiere que nos mezclemos con Él. Cuando usted pone una bolsita de té en el agua, lo hace con la intención de que el té sature el agua, y así la esencia, aroma y sabor del té se mezclen con el agua. Esto convertirá el agua en té. Cristo en usted continuamente está haciendo algo para mezclarse con usted y hacerlo Cristo. Yo llamaría a esta mezcla “Cristificación”. Usted es una taza de agua, y el té lo está “teificando” para hacerlo té. Esto nos muestra cómo el té se imparte en el agua. Éste es un buen ejemplo de cómo Dios se imparte en nosotros para Cristificarnos.

PARA SER EL DIOS TRIUNO
QUE DESBORDA DESDE EL INTERIOR
DE LOS CREYENTES COMO RÍOS DE AGUA VIVA

Esto es maravilloso, pero aún no es todo. Finalmente, este Cristo que en Su impartición se mezcla con nosotros desbordará de nuestro interior como ríos de agua viva por toda la eternidad (Jn. 7:38-39; Ap. 22:1-2). Me siento muy contento porque cada vez que comparto la palabra tengo la profunda sensación de que algo desborda sin cesar. Al final de la Biblia ustedes pueden ver una ciudad con un río que fluye continuamente. Allí el río de vida fluye e incluso desborda con el agua de vida. En esta agua que fluye crece el árbol de la vida, lleno del suministro de vida. Éste será nuestro vivir por la eternidad; éste será nuestro destino eterno. Hoy en día nosotros podemos disfrutar de un anticipo de esto. El Dios que se imparte finalmente desbordará de nuestro interior para regar a otros, para calmarles la sed y para suministrarles el árbol de la vida. Esto vendrá a ser el suministro de vida de ellos. Ésta es la impartición de Dios en el ministerio de Cristo.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top