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Cristo como la realidadpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3063-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 21 Sección 3 de 4

EL SUMINISTRO PROPIO DE LA HUMANIDAD DE JESÚS

Ahora debemos ver el suministro propio de la humanidad del Señor en Hebreos 2. “Así que, por cuanto los hijos son participantes de sangre y carne, de igual manera Él participó también de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a esclavitud. Porque ciertamente no socorre a los ángeles, sino que socorre a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo hecho semejante a Sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Sumo Sacerdote en lo que a Dios se refiere, para hacer propiciación por los pecados del pueblo. Pues en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (vs. 14-18).

El Señor Jesús participó de nuestra sangre y carne para destruir al diablo, quien tiene el poder de la muerte. La liberación está aquí, la propiciación está aquí y el socorro también está aquí, aun cuando la palabra socorrer no es la adecuada. En griego esta palabra significa sostener, o sea, ofrendar cierta clase de ayuda o suministrar. Si masticásemos la humanidad de Jesús todo el tiempo, recibiremos cierta clase de ayuda, socorro y suministro. Cualquier cosa que necesitemos, la recibiremos. Jesús es poderoso para socorrer a los que son tentados.

Los cristianos hoy en día tienen el concepto religioso de que Jesús es el Dios todopoderoso; sin embargo, no se dan cuenta que Él es tan humano, ni saben cómo apreciar Su humanidad. Ahora bien, de todas las ofrendas, la ofrenda de harina es la más importante. Sólo esta ofrenda puede satisfacer a Dios y ser una especie de memorial para Él; además, sólo esta clase de ofrenda puede sustentar la vida del sacerdocio. Necesitamos ver algo de Cristo como la ofrenda de harina. Este asunto ha sido sumamente descuidado en el cristianismo actual. Esperamos que el Señor recobre la humanidad de Jesús en forma apropiada; pues es todo lo que necesitamos hoy en día. Muchos cristianos han orado para recibir el poder de lo alto, pero miremos su situación. Tal vez hace cinco años ellos recibieron el así llamado poder de lo alto, pero ¿cómo viven hoy en día? Ni siquiera este poder los libró de su mal genio. Parece que cuanto más le pedimos al Señor, como el Salvador Todopoderoso, que nos libre de nuestro mal genio, más nos enojamos. El Señor Jesús casi nunca contesta esta clase de oración. Pero si simplemente aprendemos a disfrutar a Cristo como nuestra ofrenda de harina y masticamos Su humanidad durante todo el día, veremos lo que sucederá con nuestro mal genio. Recibiremos el socorro, la ayuda, el sustento y el suministro de la humanidad de Jesús.

DEFICIENTES DE LA HUMANIDAD APROPIADA

Los médicos dicen que si tenemos cierta clase de enfermedad, eso muestra que estamos escasos del suministro de vida o de vitaminas. Si estamos escasos del suministro de vida, ciertamente nos vendrá alguna enfermedad. En mi país nativo había una aldea donde la gente parecía perder la vista en las noches. Esto se debía a cierta enfermedad. Ellos no conocían nada de vitaminas, así que no comprendían que tenían deficiencias en vitamina A. Pero ellos vivían en la playa y pescaban una gran cantidad de cierta clase de peces. Cuando empezaron a comer el hígado de esos peces, se sanaron. Por supuesto, ahora sabemos que el hígado del pescado tiene un alto contenido de vitamina A. El punto es éste: si tenemos una carencia de vitamina A y perdemos nuestra vista, y después nos arrodillamos a pedirle al Salvador Todopoderoso que nos sane, no funcionará. Cuanto más oremos de esa manera, más perderemos nuestra vista. Simplemente necesitamos comer una gran cantidad de hígado de pescado. Para nosotros en la actualidad, ¿qué es “el hígado de pescado”? Es la ofrenda de harina, que representa la humanidad de Jesús.

Perder nuestra paciencia con facilidad es una especie de enfermedad que se debe a nuestra escasez de la humanidad de Jesús. Si nosotros masticásemos la humanidad de Jesús como la gente de esa aldea comía el hígado de pescado, espontáneamente seremos sanados. La Biblia claramente establece que necesitamos la humanidad del Señor como nuestra ofrenda de harina, pero no hemos visto esto. Hemos leído las Escrituras por años y aún no hemos visto esto porque simplemente estamos velados por nuestros conceptos naturales. Debemos olvidarnos de nuestros conceptos naturales y venir a la Palabra pura sin ninguna clase de conceptos religiosos. Si hacemos esto, veremos la importancia de la humanidad de Cristo en la Biblia.


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