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Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41)por Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6926-8
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CAPÍTULO SEIS

LA VID: LA ECONOMÍA DE DIOS

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Todos necesitamos tener más contacto personal con el Señor. En este mensaje quisiera compartirles sobre cómo poner esto en práctica diariamente. Así que, consideraremos nuevamente este capítulo muy conocido, Juan 15.

El Evangelio de Juan es un libro acerca de la vida. Incluso nuestra vida física, sobra decir la vida divina, es misteriosa. Aunque el asunto que el apóstol Juan está tratando es misterioso, abstracto y profundo, las palabras que él usa son muy sencillas: “En el principio era la Palabra [...] y la Palabra era Dios [...] En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres [...] Y la Palabra se hizo carne [...] llena de gracia y de realidad” (1:1, 4, 14). Luego en el capítulo 15 Aquel que era la Palabra, el propio Dios, en quien estaba la vida y la luz, y con quien estaba la gracia y la realidad, declaró que Él mismo era la vid verdadera, que Su Padre era el labrador y que Sus discípulos eran los pámpanos.

LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO

La Biblia abarca diversos temas en más de mil páginas; pero en este capítulo, Juan 15, encontramos el enfoque de lo que Dios está haciendo. Aquí el Padre es un labrador, un agricultor, quien cultiva la vid verdadera, que es Cristo, con sus pámpanos, los creyentes de Cristo. Ver esto es ver la economía de Dios, lo que Dios está haciendo en este universo. Dios está cultivando a Cristo, y todos nosotros somos pámpanos de esta vid. En el capítulo 1 podemos ver cómo Cristo, la vid verdadera, empezó a atraer a algunos de los escogidos de Dios a Sí mismo (vs. 35-50). Finalmente, en el capítulo 15, había un grupo de creyentes neotestamentarios alrededor de Él; a estos seguidores les dijo que Él era la vid verdadera y que ellos eran los pámpanos.

Estamos aquí para ramificar esta vid. Una vid principalmente se compone de ramas. En contraste con esto, los elevados pinos tienen ramas muy cortas. No obstante, si a la vid le cortamos las ramas, quedará muy poco de ella. ¿Se da cuenta de que usted es una de las ramas de esta vid universal que es cultivada por Dios el Padre? ¿Ha visto claramente que en este universo Dios no está haciendo otra cosa que cuidar de esta vid?

LA LABOR QUE REALIZAN LOS PÁMPANOS

¿Qué hacen las ramas o pámpanos de la vid? ¡No hacen nada! Ellas no trabajan; no realizan ninguna actividad. Su vivir simplemente consiste en vivir, cultivar y producir la vid. Nosotros, como pámpanos de la vid verdadera, debemos ver que el Padre, el labrador, no quiere que hagamos ningún trabajo. Lo único que Él quiere es que nosotros vivamos a Cristo, lo cultivemos y lo produzcamos.

Hace apenas dos o tres semanas el Señor puso de una manera fresca en mí la carga de esta visión. Me preguntó: “¿Dónde hay, entre todas las obras de los cristianos, una obra que me satisfaga? No deseo ninguna obra. Lo que quiero es verme a Mí mismo expresado en el vivir de Mi pueblo. ¿Ha habido en algún momento en todos estos siglos un pueblo que me exprese en su vivir? ¿Dónde se encuentra tal pueblo sobre la tierra hoy?”. A pesar del sinnúmero de buenas obras cristianas —incluso obras prevalecientes— el corazón del Señor aún no ha sido satisfecho.

Quisiera recordarles una vez más que en este universo Dios es un labrador que está ocupado exclusivamente con el crecimiento de esta vid y sus pámpanos. Si ustedes ven esta visión del deseo que Dios tiene en Su corazón, dirán: “Señor, rescátame de cualquier otra cosa. He estado haciendo muchas cosas; he estado haciendo tantos planes. Pero eso no es lo que Tú estás haciendo. Señor, rescátame”.

Hace años yo vi esta visión y viví conforme a ella, pero en estos últimos seis años subconscientemente y sin intención alguna, descendí de la cumbre de la montaña. Lamento que a muchos de ustedes que han venido al recobro del Señor no se les haya mostrado claramente qué es la economía de Dios. Nos hemos distraído con otras cosas. Como resultado de ello, ha habido disensiones entre nosotros. Espero que esta visión nos lleve a todos de regreso a lo que Dios desea. Yo no confío en mis propias palabras. Las palabras humanas son vanas. Pero ciertamente confío en el Espíritu que revela, a fin de que Él cause una profunda impresión en ustedes, de modo que puedan ver que no son más que pámpanos de la vid y que lo único que Dios quiere de ustedes es que vivan a esta vid, la cultiven y produzcan fruto.

En Filipenses 2:2 Pablo exhortó a los filipenses a que tuvieran un único pensamiento. A fin de tener un único pensamiento debemos ver la visión. De lo contrario, nos distraeremos con diversas charlas, obras o reuniones. Si vemos que Dios únicamente está cultivando esta vid, a menudo seremos salvos de pensar o decir cosas diferentes de esta única cosa. Nosotros no somos obreros, no somos trabajadores; más bien, somos pámpanos.

Pese a que Dios únicamente está cultivando a Cristo, nosotros estamos ocupados con muchas otras cosas. Tal vez sean cosas bíblicas, que consideramos buenas e incluso espirituales, pero no son lo que Dios está haciendo.


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