Llevar fruto que permanece, tomo 1por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6314-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Para nadie es fácil dejar sus viejas costumbres y hábitos. Incluso sin proponerse expresarlos, sus viejos hábitos y costumbres se manifiestan. No es fácil desarrollar una nueva costumbre. Podemos valernos de los ejemplos de salir a tocar a las puertas y de llevar a cabo las reuniones de hogar; no importa cómo los hagamos, es posible que aún procedamos conforme a la vieja manera de hacer las cosas porque hemos estado en ella por mucho tiempo.
En principio, reunirnos en los hogares es más difícil que salir a tocar a las puertas. En la Biblia no encontramos exactamente cómo el Señor desea que nos reunamos. Pero una cosa sí es segura: la Biblia claramente dice: “Según el espíritu” (Ro. 8:5). Es fácil decir “según el espíritu”, pero la frase según todavía alude a una manera de hacer algo; esto nos exige dedicar más tiempo para estudiar. También debemos estar preparados para afrontar contratiempos, desilusiones, distracciones y presiones durante nuestro proceso de estudiar cómo conducir las reuniones de hogar. Al respecto podemos usar el ejemplo de cómo los niños aprenden a tocar el piano. Al principio ellos son muy indisciplinados, pues tocan como quieren. Por lo tanto, el maestro tiene que ejercer un estricto control y limitar a los estudiantes, enseñándoles a tocar con dos o tres dedos a la vez y a practicar al menos una hora al día, poniendo cierta presión sobre ellos. Esta “presión” produce en ellos destreza. Las olivas no producen aceite sin presión; una vez que son puestas bajo presión, se produce el aceite. Por lo tanto, no se desanimen. El secreto con respecto a salir a tocar a las puertas es estar llenos de entusiasmo, pero la clave para tener las reuniones de hogar es no desanimarnos.
A fin de obtener resultados en cualquier área, es necesario hacer cálculos y llevar estadísticas. Los cálculos y las estadísticas son las pautas de un negocio. Si no hacemos cálculos, no puede haber una adecuada preparación, y cuantos más cálculos hagamos y cuanto más detallados éstos sean, más adecuada será nuestra preparación y más confiables serán los resultados.
Por esta razón, necesitamos hacer nuevos cálculos. Primeramente, vamos a suponer que el número de los que se reúnen en las iglesias de Taipéi y en todo Taiwán es de diez mil. Por supuesto, el número que tenemos en nuestras listas es mucho mayor, especialmente si incluimos las siete u ocho mil personas que fueron bautizadas el año pasado por medio de la práctica de tocar a las puertas. Sin embargo, en 1987 decidimos tomar diez mil como el número base.
En principio, cada iglesia debe producir un servidor de tiempo completo por cada veinte santos que se reúnen regularmente, lo cual es el cinco por ciento del total de los santos. Si tomamos diez mil como el número base, deberían producirse quinientos servidores de tiempo completo. Con seguridad cada servidor de tiempo completo que sale a tocar a las puertas todos los días por dos o tres horas verá a una persona salva y bautizada en menos de una semana. Eso es algo que ya hemos experimentado. Sin embargo, según nuestra vida de iglesia actual no es posible salir a tocar a las puertas en cada una de las cincuenta y dos semanas del año. A veces hay entrenamientos y ciertas actividades de la iglesia, y es posible que otras veces alguien se enferme y necesite varios días para descansar. Por lo tanto, podemos apartar cuatro semanas para descansar y aún usar cuarenta y ocho semanas para laborar. Si multiplicamos cinco días hábiles de cada semana por cuarenta y ocho nos da un total de doscientos cuarenta días. Si alguien sale a tocar a las puertas por dos o tres horas cada día, y en seis días gana a una persona, entonces en un año podrá ganar a cuarenta personas. Luego, si multiplicamos cuarenta por quinientos, que es el número de servidores de tiempo completo, el resultado será veinte mil. Aun esta cifra es bastante conservadora, pero cuanto más pequeño sea el número que usemos, tanto más preciso y más realista será. Si la norma que nos fijamos es demasiado elevada, me temo que no podremos alcanzarla.
Con respecto a cuántos nuevos creyentes permanecerán, debemos aplicar un descuento significativo. Todos sabemos que en una fábrica siempre hay pérdidas. Podemos usar como ejemplo una alfarería. De cien vasijas que se produzcan en una tanda probablemente diez no pasen el control de calidad debido a defectos o grietas. Éstas deben ser desechadas, lo cual sería una pérdida del diez por ciento. Luego, durante la distribución se hace otra inspección de calidad para examinar los productos. Si el diseño decorativo en una vasija tiene un pequeño defecto que es detectado por una inspección más rigurosa, dicha vasija no podrá ser distribuida en el mercado general, sino que tendrá que ser vendida en otro lugar a un precio con descuento. Lo mismo sucede cuando se fabrica ropa o artículos de madera. Cada industria experimenta el problema de las pérdidas durante el proceso de producción. Finalmente, quizás sólo el sesenta o setenta por ciento de los productos se ajusten a la norma esperada. Esto también se aplica a la impresión de libros. A veces a algunos libros les quedan faltando páginas o algunas de las páginas quedan impresas al revés; éstos deben ser desechados. En la agricultura, plantar verduras y tener huertos presenta el mismo problema. Los agricultores deben tener en cuenta las pérdidas a causa de plagas, inundaciones, un sol abrasador y cosechas de baja calidad. Después de tener en cuenta todas estas pérdidas, quizás lo que quede no sea mucho.
Basados en este principio, calculamos en comunión que sólo el treinta y cinco por ciento de las siete mil quinientas personas que ganamos el año pasado han permanecido. Por consiguiente, si ganamos veinte mil personas por medio de la práctica de tocar a las puertas, el número real de aquellos que permanecerán será siete mil.
Luego debemos considerar a los santos que se reúnen regularmente en la iglesia, quienes tienen el deseo de salir a tocar a las puertas. Según nuestros cálculos, y usando diez mil como el número base, el veinticinco por ciento, o la cuarta parte, de los santos saldría a tocar a las puertas una vez por semana. La cuarta parte de diez mil personas es dos mil quinientas. Si consideramos cuarenta y ocho semanas como un año y si cada persona gana a una persona cada seis semanas, ella ganará a ocho personas cada año. Si multiplicamos ocho por dos mil quinientos, el número de santos, el resultado será otra ganancia de veinte mil personas.
Por consiguiente, llegamos a la siguiente conclusión. El resultado de la labor que realiza un servidor de tiempo completo es equivalente a la labor de cinco santos que salen a tocar a las puertas una vez a la semana. El número de personas que son ganadas por estas dos categorías de santos es el mismo. El cinco por ciento de los santos que salen todos los días gana a veinte mil personas, y el veinticinco por ciento de los que salen una vez a la semana también gana otras veinte mil. No obstante, no olviden que tenemos que aplicar el descuento del sesenta y cinco por ciento. Así que, el número que permanece de cada categoría es siete mil, y la suma del fruto de estas dos categorías nos da una ganancia de catorce mil, número que se añadiría al número base original de diez mil santos. Por lo tanto, para finales de 1987 debería haber al menos veinticuatro mil personas, lo que representaría un incremento del doscientos cuarenta por ciento.
En 1988 el número base sería veinticuatro mil, el cual multiplicado por 2.4 llegaría a ser 57,600 para finales de ese año. Luego, usando esta cifra como el nuevo número base y multiplicando este número nuevamente por 2.4, el resultado sería 138,240 personas para finales de 1989. Por consiguiente, tomando diez mil como el número original, después de laborar por una ronda de tres años, obtendríamos un incremento total 13.8 veces mayor.
De 1990 a 1992 tendríamos una segunda ronda de tres años. Si usamos 138,240 como número base y lo multiplicamos por 13.8, el resultado sería un poco más de 1,907,000. Luego, tomando esta cifra como la base de la tercera y última ronda, de 1993 a 1995, el resultado después de multiplicarla por 13.8 sería un número superior a 26,300,000. Para entonces el número total habría sobrepasado la población de Taiwán. En otras palabras, Taiwán habría sido “evangelizado”.
En el presente, la población de Taiwán supera diecinueve millones de personas. En tres rondas de tres años cada una, veintiséis millones de personas pueden ser salvas. Alcanzar esta cifra en tan sólo nueve años puede parecernos difícil de creer; pero únicamente estamos tomando diez mil como número base, sin incluir los demás. Además, un servidor de tiempo completo por cada veinte santos y uno de cada cuatro santos que salga a tocar a las puertas una vez por semana no es un porcentaje elevado. De los diez mil santos hay quinientos servidores de tiempo completo y dos mil quinientos santos que salen a tocar a las puertas. Esto nos deja siete mil santos que oran, ofrendan y apoyan a aquellos que salen. Así que, tres mil salen a pelear, y siete mil permanecen emplazados. Los tres mil que salen a pelear son como los trescientos guerreros de Gedeón (Jue. 7:5-7), los cuales necesitan las oraciones de los siete mil que quedan atrás, así como el suministro material que les puedan brindar.
Estas estadísticas y cálculos no son poco realistas. Si de un total de diez mil salen tres mil a las primeras líneas de combate y siete mil se quedan para apoyarlos, los que salen podrán avanzar con denuedo sin ninguna ansiedad. Los quinientos servidores de tiempo completo que salen por cuarenta y ocho semanas, doscientos cuarenta días, tocando a las puertas todos los días por dos o tres horas, deben poder ganar a una persona cada seis días. Los dos mil quinientos que salen una vez a la semana también deben poder ganar a una persona por cada seis días de labor. Las estadísticas de la tasa para ganar a las personas son las mismas en cada una de estas dos categorías, pues cada grupo gana a veinte mil personas. Suponiendo que el treinta y cinco por ciento de éstas permanezca, de veinte mil personas, quedarán siete mil por categoría, o sea, catorce mil personas en total. Si luego añadimos éstas al número original de diez mil, tendremos en total veinticuatro mil personas. Si laboramos conforme a esta tasa, que es un incremento del doscientos cuarenta por ciento, un número cien se convertirá en doscientos cuarenta, mil llegará a ser dos mil cuatrocientos, y diez mil llegará a ser veinticuatro mil. Este cálculo, que incluye el número base original, el número de servidores de tiempo completo, el número de santos que salen una vez por semana y el descuento que se aplica debido a las pérdidas, es una expectativa muy conservadora. Aun así, después de laborar por nueve años, un número de diez mil puede convertirse en veintiséis millones. ¡Esta cifra es sorprendente!
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.