Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Tengo el sentir profundo de que muchos de nosotros necesitamos ver algo más profundo en nuestro espíritu. Necesitamos ver algo interno, no algo externo; y algo profundo, no algo superficial.
La revelación más grande que nos comunica la Biblia es la relación entre Dios y el hombre. Las Escrituras no sólo nos dicen quién es Dios y qué clase de Dios es Él, sino también quién es el hombre y de qué fuente proviene. Más aún, las Escrituras nos describen detalladamente la historia de la relación entre Dios y el hombre. Ésta es la revelación central de toda la Biblia.
Al hablarles de esto, estoy consciente de que muchos cristianos pensarán que la principal relación entre Dios y el hombre es la relación entre el Creador y Sus criaturas. Otros dirán que Dios es nuestro Padre y que nosotros somos Sus hijos. Otros incluso mencionarán que Dios es nuestro Señor y Amo, y que nosotros somos Sus siervos. Desde luego, todas estas relaciones se revelan en la Biblia; sin embargo, debemos entender que estos aspectos no constituyen la revelación más profunda en cuanto a la relación que Dios tiene con el hombre.
¿Cuál es entonces la relación más profunda que pueden tener Dios y el hombre? En la Biblia, la primera vez que el hombre se menciona, se nos dice que Dios creó al hombre a Su propia imagen. En otras palabras, el hombre fue creado según Dios. Debe impresionarnos este aspecto particular: la humanidad fue creada según Dios. El Nuevo Testamento nos dice que al final todos llegaremos a ser iguales a Dios. Así que, primeramente fuimos creados a imagen de Dios, y al final seremos hechos iguales a Dios. La imagen es la expresión de una persona. Basándonos en esto, entendemos que la intención de Dios es que el hombre le exprese. El hombre fue hecho para expresar a Dios. Dios creó al hombre a Su propia imagen, porque la intención de Dios era que el hombre fuese Su expresión.
Todos sabemos que expresar a Dios no es algo superficial. A fin de expresar a Dios, es necesario que Dios entre en nosotros. Dios debe entrar en nosotros para ser nuestra vida y contenido; de este modo podremos expresarlo externamente. Esto nos permite ver que Dios, a fin de expresarse a través del hombre, tiene que hacerse uno con él. Además, para hacerse uno con el hombre, Dios tiene que forjarse en el hombre. La única manera en que Dios puede expresarse por medio de nosotros es que Él se forje en nosotros.
Ésta es la razón por la cual el primer capítulo de la Biblia nos dice que Dios creó al hombre a Su propia imagen. Luego, en el segundo capítulo, la Biblia nos dice que Dios puso al hombre frente al árbol de la vida. En el primer capítulo, el hombre tenía externamente la imagen de Dios, pero no tenía la vida de Dios en su interior. El hombre fue hecho a la imagen de Dios externamente, pero interiormente no poseía la vida de Dios. Por consiguiente, en el segundo capítulo, vemos que Dios puso al hombre frente al árbol de la vida. La intención de Dios era que el hombre recibiera esta vida. Entonces, Dios pudiera entrar en el hombre y hacerse uno con el hombre. De este modo, Dios llegaría a ser el contenido del hombre, y el hombre llegaría a ser la expresión de Dios.
Por ejemplo, la chaqueta que llevo puesta fue hecha según la forma de mi cuerpo. No fue hecha con una sola manga; de ser así, no correspondería a mi cuerpo. Ésta fue hecha con dos mangas, las cuales están en el lugar correcto, de modo que me queda perfectamente. Cuando me la pongo, llega a ser mi expresión y yo llego a ser el contenido de mi chaqueta. Si nunca me la pusiera, aunque fuese hecha de un excelente material, carecería de sentido. En otras palabras, si yo no llego a ser el contenido de esta chaqueta, ella carecerá de propósito. Es únicamente cuando me pongo la chaqueta que ella cumple el propósito para el cual fue hecha. Nosotros fuimos hechos como la expresión de Dios. Un día Dios en Cristo entró en nosotros para ser nuestra vida y contenido, y de ese modo nuestras vidas cobraron sentido. Eso significa que Cristo entró en nosotros para llegar a ser nuestro ser interior. Así que, ahora todos tenemos a Cristo en nosotros como nuestro ser interior.
Antes de ser salvo, yo era cierta clase de ser, ¡pero ahora puedo afirmar con toda confianza que dentro de mí tengo a otro Ser maravilloso! También creo que mientras hablo, este Ser maravilloso habla en mi hablar, de modo que cuando hablo, Él habla. Este Ser maravilloso es Jesucristo.
Muy pocos cristianos se dan cuenta de que la relación más profunda que Dios tiene con nosotros es que Él entra en nosotros e incluso llega a ser nosotros mismos, a fin de que le tengamos como nuestro propio ser. De este modo, llegamos a ser Su expresión. Él es nuestro ser y nuestro contenido, y nosotros somos Su expresión. ¿No es esto maravilloso?
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.