Espíritu y el cuerpo, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4516-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Vayamos ahora a Deuteronomio 12. Estas palabras fueron dadas cuando los hijos de Israel estaban por entrar en la buena tierra para poseerla y disfrutarla. El Señor le mandó a Moisés que les diera mandamiento a los hijos de Israel en cuanto al lugar donde debían adorar a Dios. En este capítulo Moisés parecía decir: “En el desierto hicieron lo que bien les parecía, no lo que le parecía bien a Dios. Pero ahora que van a entrar en la buena tierra, debo advertirles que deben ser cuidadosos con respecto al lugar donde deben adorar al Señor. El lugar de adoración no depende de lo que ustedes escojan, sino de lo que el Señor ha escogido. No pueden adorar a Dios en el lugar que ustedes escojan. No, deben ir al lugar que el Señor ha escogido”. En Deuteronomio 12, 14, 15 y 16, Moisés habla dieciséis veces acerca del lugar que el Señor escogería. Debido a que a Moisés le preocupaba mucho los hijos de Israel, él les hizo esta advertencia una y otra vez.
En Deuteronomio 14:23 Moisés dijo: “Comerás delante de Jehová, tu Dios, en el lugar que Él escoja para poner allí Su nombre”. Moisés parecía decir: “Después que entren en la tierra, deben ser cuidadosos respecto al lugar donde comen lo mejor de su cosecha. Deben apartar el diezmo de la cosecha y traerlo al lugar que Jehová escogerá. No les está permitido disfrutar el diezmo en el lugar de su elección, ni siquiera en sus hogares. En vez de ello, deben apartarlo para los tiempos señalados y traerlo al lugar que Jehová tu Dios escoja. En ese lugar pueden comerlo y disfrutarlo. Deben hacer lo mismo con las primicias de sus ganados. Ofrézcanlos a Jehová en el lugar que Él escoja y luego cómanselos en la presencia de Jehová”. Festejar de esta manera en la presencia de Jehová en el lugar escogido por Él, es la clase de adoración que Dios ordenó. La mayoría de los cristianos no entienden que la adoración que Dios ordenó está relacionada con el comer. Dios ordenó que se celebraran las Fiestas en el lugar escogido por Él. Estas tres cosas son importantes aquí: el lugar escogido por Dios, los tiempos señalados por Dios y las porciones de las primicias que Dios deseaba. ¿Alguna vez usted llegó a escuchar que la adoración que Dios desea es una fiesta, un banquete? Esto es lo que Dios desea hoy.
De manera que en Deuteronomio Moisés parecía decir: “Después que entren en la tierra, no tienen ningún derecho de comer las primicias de su cosecha ni de sus ganados en el lugar que escojan. Esto está prohibido. En lugar de ello, debéis apartarlas para el tiempo señalado. Entonces deben traerlas al lugar escogido por Dios, ofrecerlas a Dios y luego comerlas en la presencia de Dios”.
Ahora debemos ver la razón por la cual Dios ordenó que los hijos de Israel lo adoraran en el lugar escogido por Él. Dios escogió un lugar único a fin de guardar la unidad de los hijos de Israel. La unidad de los israelitas se mantuvo al venir ellos a adorar en el único lugar escogido por Dios. Sin importar en qué parte de la tierra santa vivieran los israelitas, si era muy al norte o muy al sur. Ellos tenían que acudir al lugar escogido por Dios.
Supongamos que un israelita de una de las tribus del norte dijera: “Dios es omnipresente. ¿Por qué tenemos que viajar hasta tan lejos para adorarlo? Erijamos un centro de adoración aquí en el norte”. Ciertamente adorar a Dios es algo bueno. ¿Quién diría que no es bueno establecer un centro de adoración y animar a las personas que vayan allí a adorar a Dios? Esto es totalmente diferente de abrir un casino. Sin embargo, aunque algo puede sonar muy bien, eso no significa que sea lo correcto. Establecer un centro de adoración que sea más cómodo para que las personas adoren a Dios puede ser algo bueno, pero no significa que sea correcto. Si los israelitas que vivían en el norte hubieran hecho esto, los del sur podrían haber seguido su ejemplo y haber dicho: “Dios no sólo está con ellos en el norte, sino también con nosotros, aquí en el sur. Adorémosle aquí”. Si los del norte y los del sur hubiesen hecho esto, habría habido dos divisiones entre los israelitas. Sin los preceptos dados en Deuteronomio 12, 14, 15 y 16, habría habido muchas divisiones entre los hijos de Israel. Probablemente cada tribu habría establecido su propio centro de adoración, y cada una de ellas habría dicho que su centro era el lugar correcto para la adoración a Dios. De esta manera, los hijos de Israel se habrían dividido una y otra vez. Las divisiones habrían continuado interminablemente al punto de haber un centro de adoración en cada hogar. Si esto hubiera sucedido, habría habido miles de divisiones entre los hijos de Israel. Este tipo de división es una confusión; es fornicación espiritual. En otras palabras, es babilónico. Esto nos permite apreciar la sabiduría de Dios al escoger un solo lugar como centro de adoración.
De joven cuando leí estos capítulos de Deuteronomio, no pude entender este asunto. Sin embargo, después de que fui iluminado, sencillamente tuve que adorar a Dios. Por muchos años yo había intentado describir la unidad que debemos guardar diligentemente. Pero no tenía las palabras hasta que recibí la luz acerca del lugar que Dios escogió para que se le adorase en el Antiguo Testamento. A los ojos del Señor no era correcto que los hijos de Israel lo adoraran en ningún lugar distinto del único lugar que Él había escogido. Al respecto Dios no les permitió escoger. En 2 Crónicas 6:6 se nos revela que el lugar escogido por Dios era Jerusalén. Durante todos los años de su historia, los hijos de Israel no han sido divididos en lo que se refiere a la adoración a Dios. Aun cuando su nación fue dividida, su lugar de adoración siguió siendo uno solo y único. Su unidad se mantuvo mediante el único centro de adoración que Dios había escogido. Fue allí, en Jerusalén, que ellos construyeron el templo. Los hijos de Israel trajeron las primicias de sus cosechas y de sus rebaños a Jerusalén, donde las ofrecieron a Dios, y las disfrutaron con Dios y unos con otros. Este tipo de adoración en el lugar escogido por Dios era muy agradable a Él. Ésta fue una adoración que guardó la unidad de los hijos de Israel.
Supongamos que dos israelitas estuvieran enemistados. Al ascender al monte de Sión para adorar a Dios, ellos se verían obligados a reconciliarse. Mientras ascendían el monte de Sión, ellos solían repetir las palabras del salmo 133: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en armonía!”. Estoy seguro de que muchas veces se produjo esta clase de reconciliación. Finalmente, los israelitas que estaban disgustados tenían que perdonarse para poder cantar las palabras del salmo 133. Esto no sólo debió suceder entre individuos, sino también entre tribus. Debido a que tenían que subir a Jerusalén tres veces al año, ellos no pudieron estar enemistados por más de unos cuantos meses. Lo que Dios ordenó no dio ocasión para ello.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.