Mensajes de vida, tomo 2 (#42-75)por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6927-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-6927-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Dios nos creó con un espíritu, pero este espíritu estaba muerto. Dios entonces intervino y lo regeneró con Su vida divina. Nosotros no somos animales desprovistos de un espíritu, ni somos simplemente seres humanos con un espíritu que está en muerte. No; somos personas cuyo espíritu ha sido regenerado con el elemento de la vida divina. Éste es el segundo factor en nuestra vida cristiana.
Su espíritu avivado no es simplemente un hecho en el que usted cree. Por ejemplo, puede ser un hecho que usted tenga una jugosa cuenta bancaria; no obstante, puede ser que ande por las calles como un pordiosero. Cuando su cuenta bancaria se convierta en un factor en su vida diaria, usted empezará a girar cheques y a hacer uso del dinero que tiene. ¿Es simplemente un hecho para usted que Dios es un Dios procesado y que ahora es el Espíritu vivificante que mora en su espíritu? ¿Es solamente un hecho para usted que su espíritu ya no está en una condición de muerte, sino que ha sido regenerado con la vida divina? Estos hechos son desconocidos para la mayoría de los cristianos. Sin embargo, a ustedes que están en el recobro del Señor y que conocen estos hechos, aún los afectan muy poco. De lo contrario, estarían “girando cheques” y disfrutando sus riquezas.
Si ustedes leen su Biblia, desde el comienzo del Antiguo Testamento hasta el final del Nuevo Testamento, verán que el mandamiento final que el Señor nos hace no es que sigamos leyes ni enseñanzas, sino que andemos conforme al espíritu (Ro. 8:4). La palabra traducida “espíritu” en Romanos 8:4, y en otros versículos de Romanos 8, les ha causado dificultades a los traductores, pues les ha sido difícil determinar si este espíritu se refiere al Espíritu Santo y, por tanto, debiera escribirse con mayúsculas, o si se refiere al espíritu humano y, por ende, debiera escribirse con minúsculas. El espíritu aquí se refiere al espíritu mezclado, a nuestro espíritu mezclado con el Espíritu Santo. Por lo tanto, ¡necesitamos otro tipo de letras para indicar esto, que no sean mayúsculas ni minúsculas! Estos dos espíritus, el divino y el humano, han llegado a ser un solo espíritu (1 Co. 6:17; 2 Ti. 4:22; 2 Co. 3:17).
Andar conforme a este espíritu mezclado es el tercer factor en nuestra vida cristiana. Andar significa vivir, actuar y conducirnos. Debemos vivir, actuar y conducirnos, pero no conforme a los Diez Mandamientos, ni conforme al comúnmente llamado Sermón del Monte ni conforme a algunas doctrinas, sino conforme al espíritu mezclado.
Practique andar de esta manera. Todos los días, desde la mañana hasta la noche, desista de todos sus esfuerzos y procure permanecer continuamente en este espíritu mezclado.
En 1933 yo empecé a dar resolución a mi pasado. Hice restitución a personas contra quienes había cometido alguna ofensa. Después que terminé de hacer dicha restitución, me propuse no volver a cometer ninguna falta. Intenté cumplir esto por aproximadamente dos años y medio. ¡Cuán difícil fue no equivocarme! Recuerdo que durante un retiro tuve que compartir un cuarto con un hermano. Aunque me esforzaba mucho, me encontraba haciendo cosas, una tras otra, que lo ofendían. Derramaba un poco de agua en su cama y luego me disculpaba. Luego decía algo que no era muy preciso, y tenía que confesárselo. Después sentía que mis disculpas no habían sido sinceras. Me sentía continuamente bajo condenación.
Sin embargo, ahora mi objetivo ya no es evitar cometer errores. Cada día, temprano por la mañana, mi primera oración es: “Señor, concédeme la misericordia de poder vivir Tu vida. Deseo ser uno contigo en espíritu. Que pueda tener todo mi ser inmerso en el espíritu mezclado”. El resultado de esto es que muchas veces he tenido que confesarle al Señor, diciendo: “No hice esto conforme al espíritu... Lo que les dije a los ancianos no fue conforme al espíritu”. Aunque aparentemente no hice nada equivocado, con todo, no lo hice conforme al espíritu.
Estamos acostumbrados a vivir conforme a nuestra vida natural. Estamos bajo la influencia de la moralidad. Si mentimos, nos sentimos condenados; pero si hacemos o decimos algo sin Cristo, no tenemos ninguna sensación de condenación. Tal vez no hagamos nada malo, pero a los ojos de Dios carecemos de Cristo en lo que hacemos o decimos.
En realidad, carecer de Cristo es pecado. El mandamiento más elevado en toda la Biblia es que andemos conforme al espíritu. ¿No es un pecado quebrantar este mandamiento? Es posible que hayamos hecho muchas cosas morales y virtuosas, pero sin Cristo. Éste es el fracaso que debilita la vida de iglesia. Una vida de iglesia rica y normal es evidente sólo cuando expresamos a Cristo en nuestro vivir.
Practiquemos vivir por Cristo y tomarlo a Él como nuestra vida y nuestra persona. Cada vez que estemos en casa con nuestra familia o en el trabajo o en la escuela, en la manera en que nos relacionemos con todos y en todo nuestro vivir, ejercitémonos para que cada parte de nuestro ser esté conforme al espíritu. La vida cristiana consiste en permitir que Cristo se manifieste de este modo en nuestro vivir. Entonces nuestra experiencia será que hemos sido crucificados juntamente con Cristo, y que ya no vivimos nosotros, mas vive Cristo en nosotros (Gá. 2:20). Podremos afirmar de manera sincera que “para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21).
Andar conforme al espíritu es el factor que edifica la vida de iglesia. Esto hará que las iglesias sean ricas y gloriosas. ¡Vivamos por Él!
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.