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Puente y canal de Dios, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3840-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 8 Sección 3 de 3

TOMAR A DIOS COMO EL CENTRO
DE NUESTRA VIDA HUMANA

Probablemente algunos pregunten: “¿Cómo puedo permitir que Dios ejerza influencia sobre mi vida y regule mi vivir?”. La respuesta es muy sencilla: debemos tomar a Dios como el centro de nuestra vida humana. A pesar de que un creyente sea salvo, es posible que aún no se haya dado cuenta completamente de que Dios está en él y de que necesita servir a Dios. Tal persona no tiene el sentir de Dios ni reconoce que Dios debe ser su único centro. Necesitamos que Dios sea el centro de nuestra vida humana. Puede ser que los hermanos y hermanas jóvenes se centren mucho en sus estudios; sin embargo, deben darse cuenta de que el centro de toda su existencia no debe ser los libros, sino Dios. Si los libros llegan a ser su centro, esto no les hará bien, sino más bien, daño en el futuro.

Los que aman el dinero serán perjudicados por el dinero, y tarde o temprano serán esclavizados por él. Aunque una persona pueda estar vinculada con muchas cosas positivas, si Dios no le da equilibrio interiormente, su situación más tarde será muy peligrosa. En la iglesia encontramos santos que a menudo critican a otros. Esto es muy negativo. En sus críticas no se halla el elemento de Dios. Ellos no benefician a nadie con esto; al contrario, causan mucho daño. Si alguien tiene a Dios en su vivir, será de beneficio no sólo a su familia, sino también a la sociedad y al país. Si un cristiano tiene a Dios como su centro, su proceder y su actitud serán normales y adecuados, y sus acciones y conducta serán apropiadas.

ALGUNOS ASUNTOS
QUE REQUIEREN NUESTRA ATENCIÓN

Puesto que Dios es el centro apropiado de nuestra vida humana, hay cinco cosas que debemos hacer. Primero, debemos tomar a Dios como el centro de nuestra vida. Si hacemos esto, independientemente del área en que finalmente trabajemos, realizaremos nuestro trabajo muy bien. Pero si por el contrario no tomamos a Dios como el centro de nuestra ocupación, potencialmente podemos hacernos daño a nosotros mismos, a nuestra sociedad y a nuestro país. Espero que ustedes puedan captar bien y acertadamente este asunto.

Segundo, debemos amar a Dios. Debemos entender que si amamos cualquier cosa aparte de Dios, lo que amemos se convertirá en un problema para nosotros. Amar a Dios es lo único que no nos causará problemas. Todo el amor del hombre debe ser derramado sobre Dios. Todos nuestros corazones deben amar a Dios.

Tercero, debemos consagrarnos a Dios. Por lo menos una vez debemos orar a Dios de manera detallada en la que nos ofrezcamos completamente a Él y le permitamos ser el centro de nuestra vida. Nunca debemos tener temor de que si consagramos nuestra vida a Dios, nuestro futuro será difícil. Este tipo de temor es infundado. Si nos consagramos a Dios, nuestra vida humana será equilibrada. Debemos permitirle que Dios entre en nosotros y sea nuestro todo.

Cuarto, debemos tener contacto con Dios respecto a todo. En nuestro andar diario debemos obedecer el sentir que Dios ponga dentro de nosotros. Si Él nos prohíbe hacer algo, no debemos hacerlo. Si sentimos que Él quiere que hagamos algo, debemos hacerlo de la manera apropiada. Debemos obedecer diligentemente todo sentir que recibamos de parte de Dios.

Quinto, debemos apartar tiempo para profundizar en la Palabra, para laborar en la Biblia. Debemos estudiar la Biblia apropiadamente desde la primera palabra hasta la última. Debemos ver no sólo los hechos, sino también los principios, la vida y la verdad implícitos en ellos.

Si nos ejercitamos en esto, llegaremos a ser como un vaso transparente. De este modo, no importa lo que nos sobrevenga, ello no será un problema para nosotros porque Dios nos regulará interiormente. Podemos ver en el Nuevo Testamento que Pablo era una persona así. Él sabía estar humillado y tener abundancia, y también estar saciado como tener hambre. En todas las cosas y en todo, él había aprendido el secreto (Fil. 4:12). Ni el sufrimiento ni el gozo lo podían oprimir. Él conocía el secreto, que es Cristo. Pablo tomaba a Cristo como su centro en todo. Por consiguiente, cuando él estaba en la cárcel, podía soportar sufrimientos que para otros eran insoportables. Él podía hacerlo todo en Aquel que lo revestía de poder (v. 13).

Una persona como Pablo es resplandeciente y también liberada. Todos los que tengan contacto con una persona así serán ayudados. Incluso el rostro de dicha persona reflejará la salvación de Dios, pues ha sido salva al grado en que no sólo es salva interiormente, sino que aun su rostro expresa visiblemente la salvación de Dios. Su rostro es un espejo que refleja la salvación de Dios. Dios es quien la regula y le da equilibrio en su interior. Quiera Dios tener misericordia de nosotros para que le presentemos cada asunto a Él y le permitamos que todos nuestros asuntos pasen a través de Él. De este modo, Dios será nuestro centro y Aquel que regula todo lo relacionado con nuestro vivir, sea grande o pequeño.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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