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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 69 Sección 4 de 4

UNA VISION DEL LUGAR QUE CRISTO
OCUPA EN LA ECONOMIA DE DIOS

Si queremos ser afinados en un mismo parecer, debemos tener una visión del lugar que ocupa Cristo en la economía de Dios. Siento carga de que todos los santos vean a Cristo y lo conozcan. Cuando usted haya visto al Cristo que lo es todo y haya aprendido a disfrutarlo, la manera en que usted piensa y habla cambiará. Usted llegará a ser puro y sencillo. En lugar de expresar sus opiniones, se preocupará únicamente por disfrutar a Cristo y hablar de El. Al llegar a ser una persona que no sabe nada sino a Cristo, será fiel al recobro del Señor.

Hoy el Señor desea un pueblo que se interese únicamente por El. Colectivamente, estas personas serán candeleros en diferentes lugares. Entre ellas, no habrá preferencias ni opiniones, sino Cristo solamente. Que todos aprendamos esta clave.

Supongamos que usted llega al local de reuniones y ve que las sillas están dispuestas de una manera muy diferente a lo habitual; completamente contrario a su preferencia. No debería importarnos el arreglo de las sillas. Mientras que podemos reunirnos para leer la Palabra y hablar de Cristo, debemos estar satisfechos. Si se queja acerca de la manera en que están acomodadas las sillas y permite que eso le distraiga, queda demostrado que usted no ha recibido la visión acerca de Cristo. La reunión de la iglesia nos ofrece diamantes divinos, pero a nosotros nos distrae el acomodo de las sillas. ¿Acaso no indica esto que usted no valora la preciosidad de los diamantes? Mientras que pueda recibir más diamantes del Señor, no debería preocuparse por el acomodo de las sillas. Si usted conoce el valor de los diamantes, no tendrá ni el mínimo interés por otras cosas. No se preocupará por el arreglo de las sillas, ya que irá a las reuniones para obtener a Cristo y nada más que El.

En el recobro del Señor nos interesa exclusivamente Cristo. Lo único que el Señor está recuperando es a Cristo en nuestra experiencia. Si queremos ser salvos de la división debemos tomar a Cristo como nuestro centro.

SALVOS DE LA DIVISION

Todos nosotros somos facciosos por naturaleza; nacimos con este elemento. La única manera de ser rescatados de la división consiste en ver que Cristo lo es todo y en aprender a disfrutarlo. Dese cuenta de que la única manera de evitar la división es ver a Cristo, recibirlo y disfrutarlo. Solamente esto nos llevará a ser sincronizados en un mismo parecer. Entonces se producirá la verdadera armonía entre nosotros.

Si visita otra localidad, no procure enterarse de lo que allí ocurre. No indague sobre los ancianos ni sobre la juventud. Más bien, preocúpese por la armonía que procede del disfrute de Cristo. Cuando yo visito una iglesia, lo único que me interesa es contemplar la armonía. Si no hay armonía me doy cuenta que los santos en aquel lugar no han estado disfrutando a Cristo debidamente. Pero si le disfrutamos continuamente, habrá armonía entre nosotros.

A veces he quedado desilusionado por lo que me cuentan los santos respecto a lo que vieron durante su visita a las iglesias en los diferentes lugares. Pero lo que me desilusionó no fueron las noticias, sino el hecho de que hablaban cosas irrelevantes al disfrute de Cristo. Las conversaciones de estos santos indicaban que ellos no tenían una visión adecuada y que no habían sido completamente rescatados de su naturaleza facciosa. En lugar de ver a Cristo, se preocupaban por la manera en que los ancianos dirigían la iglesia y por la manera en que progresaban los jóvenes. Interesarse por estas cosas en lugar de Cristo constituye un acto faccioso. Cada vez que usted visite una iglesia local, debe hacer lo posible por no ver ninguna otra cosa que no sea Cristo. Entonces será uno que ha aprendido la clave, uno que habla una misma cosa, que tiene un mismo sentir y un mismo parecer.

Aprendamos a no tener ninguna elección, preferencia, ni sabor que no sea Cristo. El Cristo que todo lo incluye es nuestra única elección, preferencia, sabor y disfrute. Esto nos preservará en la iglesia en el recobro del Señor hasta que El regrese. De otro modo, seremos desilusionados o distraídos y abandonaremos el recobro del Señor.

CRISTO ES UNICO Y NO ESTA DIVIDIDO

En el versículo 13 Pablo pregunta: “¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?” Cristo es único y no está dividido. Tomarle a El como el centro de todos los creyentes da fin a todas las divisiones.

Cristo, y nadie más, fue crucificado por nosotros, y por ende, a El deben pertenecer todos los creyentes. Todos los creyentes fueron bautizados en el nombre, es decir, en la persona, del Cristo crucificado y resucitado, lo cual dio por resultado una unión orgánica con El. Su nombre y Su persona son únicos y no deben ser reemplazados por el nombre y la persona de ninguno de Sus siervos.

Pablo, después de que en los versículos del 14 al 16 enumera a las personas que él bautizó, dice en el versículo 17: “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo”. Pablo no fue enviado a bautizar sino a predicar el evangelio, a ministrar a Cristo en las personas para producir la iglesia como expresión de Cristo.


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