Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7796-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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No importa qué diga la gente, a nosotros nos encanta invocar el nombre del Señor. Esto realmente es beber del agua viva. Si estamos en tinieblas, la mejor manera de salirnos de esas tinieblas es invocar el nombre del Señor. Si estamos en problemas, la mejor manera de salir de esa situación es invocar el nombre del Señor. Si tan sólo invocáramos por tres minutos, ¡estaríamos en el tercer cielo! La mejor manera de vencer nuestro mal genio es no tratar de vencerlo; cuanto más intentemos vencer nuestro mal genio, más seremos vencidos. La mejor manera de poner fin a nuestro mal genio es invocar: “¡Oh Señor Jesús, oh Señor Jesús, oh Señor Jesús!”. Finalmente, nuestro mal genio se irá. Esto no es algo supersticioso. La próxima vez que tenga un problema, intente invocar el nombre de Platón y diga: “¡Oh Platón, oh Platón!”. Nada sucederá. En cambio, cuando invoque el nombre de Jesús, experimentará un verdadero consuelo, fortaleza y frescura. Esto se debe a que el nombre de Jesús es la persona. El nombre representa a la persona, ¡y el Señor Jesús es una persona real, viviente, cercana, presente y disponible! Cada vez que le invocamos, Él está allí para ser nuestro suministro.
Debemos también aprender a comer al Señor en la palabra. Esto significa que no debemos simplemente leer la Biblia, sino orar-leerla. Es muy nutritivo orar con base en la Palabra. Algunos nos han condenado diciendo que orar-leer no se encuentra en la Biblia, pero yo sí tengo un pasaje de la Palabra para ellos. Según el griego, la traducción más acertada de Efesios 6:17-18 dice: “Recibid [...] la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu”. Estos versículos nos dicen claramente que necesitamos orar la Palabra de Dios. Cuando simplemente leemos la Palabra, sólo recibimos el conocimiento en nuestra mente; pero cuando oramos la Palabra de Dios, recibimos el espíritu de la Palabra en nuestro espíritu, lo cual nos brinda un suministro. Jesús dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63). Ellas no son doctrina ni conocimiento, sino espíritu y vida. Puesto que son espíritu y vida, debemos recibirlas en nuestro espíritu, no en nuestra mente. ¿Cómo podemos hacer esto? No lo hacemos pensando, leyendo o entendiendo, sino únicamente orando. Cuando ejercitamos nuestro espíritu para orar la Palabra, recibimos el espíritu de la Palabra y obtenemos la vida.
Si comemos y bebemos a Cristo diariamente al orar-leer la Palabra y al invocar el nombre del Señor, experimentaremos el crecimiento en vida y la transformación. Entonces no sólo estaremos en la iglesia, sino que seremos edificados en la iglesia. Es muy difícil quitar algo que ha sido edificado. La Nueva Jerusalén es un edificio hecho con piedras preciosas. No consiste de piedras amontonadas, sino que es algo edificado. Esto sólo puede suceder por medio de la transformación.
A fin de tener un edificio, necesitamos un solar apropiado. Si edificamos una casa en el solar equivocado, la perderemos. Por consiguiente, el solar, o el terreno sobre el cual edificamos, reviste gran importancia. Para lograr la edificación de la iglesia, necesitamos tener el terreno apropiado. Sabemos que en la Iglesia Católica hay verdaderos cristianos. Ellos son verdaderos hermanos y hermanas nuestros porque también nacieron de nuestro Padre. Sin embargo, ¿podríamos ir a la Iglesia Católica para ser edificados con ellos? Esto sería imposible, porque ellos están en el solar equivocado. Este mismo principio se aplica a las denominaciones. Hay miles de verdaderos cristianos allí, pero ¿puede usted entrar a su denominación para ser edificado con ellos? No; puesto que ellos también están en el solar equivocado. ¿Y qué diríamos de los grupos libres? Hoy en día, especialmente en este país, hay centenares de grupos libres que se reúnen en los hogares y en muchos otros lugares. Ellos son verdaderos hermanos en el Señor, pero ¿podemos ir y ser edificados con ellos? Una vez más, el solar en que están es el equivocado.
Las personas siempre nos dicen que somos estrechos porque nos preocupamos por el terreno de la iglesia, el solar del edificio. Pero debemos preocuparnos por esto, porque el edificio debe estar sobre el terreno apropiado de la unidad. En la Iglesia Católica no hay posibilidad alguna de experimentar la unidad apropiada, porque el terreno es el equivocado. Lo mismo se aplica a las denominaciones y los grupos libres. En la tipología el templo de Dios sólo podía ser edificado en Jerusalén. Si edificáramos el mismo templo en Babilonia, eso sería un error. Por lo tanto, necesitamos el terreno apropiado, el solar apropiado, para la edificación de la iglesia. Sabemos que el terreno apropiado no está en la Iglesia Católica, ni en las denominaciones ni en los grupos libres. Entonces, ¿dónde se encuentra el terreno apropiado? Nuevamente, regresemos a la Palabra pura del Señor. La Palabra pura nos dice que la iglesia es una sola. ¿Cuántos cuerpos tiene Cristo? En todo el universo el Cuerpo de Cristo es uno solo; y este único Cuerpo se compone de todos los santos. Pero sabemos que todos los santos no están en el mismo lugar al mismo tiempo. Algunos están dispersos en esta ciudad, y otros están dispersos en otra ciudad. Sin embargo, dondequiera que estemos, debemos reunirnos para ser uno y ser edificados con los santos en la ciudad donde vivimos. Esto es la iglesia local, la iglesia que, conforme a la Palabra pura, es edificada sobre el terreno de la unidad en la localidad donde vivimos.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.