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Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4289-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 10 Sección 3 de 5

DEBEMOS TENER EN CUENTA AL NUEVO HOMBRE UNIVERSAL EN NUESTRO ANDAR DIARIO

Quisiera aprovechar esta oportunidad para expresar algo acerca de cómo aplicar el nuevo hombre universal en nuestro andar diario. Si todos hemos recibido la visión respecto al nuevo hombre y hemos visto que todas las iglesias no son iglesias locales por separado, sino el nuevo hombre, estaremos dispuestos a decir: “Señor, deseo recibir gracia y misericordia, junto con todos los santos como parte del nuevo hombre, para tomarte a Ti como la persona que mora en todos nosotros”. Si usted toma a Cristo de esta manera, como la persona de este nuevo hombre corporativo, no se atreverá a decidir nada en su vida por sí mismo. Debido a que usted ve que es parte de las iglesias, las cuales son el nuevo hombre, no se atreverá a decidir nada por su propia cuenta. Puesto que usted es parte del nuevo hombre, sus decisiones y su vivir no deben provenir de usted mismo; éstas deben ser las decisiones y el vivir del nuevo hombre corporativo. Queridos hermanos y hermanas, éste es el requisito máximo y supremo. Es por ello que les digo que el cristianismo le ha fallado al Señor. Si el Señor fuera a buscar el nuevo hombre en el cristianismo, nunca lo hallaría.

Sin embargo, nosotros debemos tener mucho cuidado. Afirmamos que estamos en el recobro del Señor, pero si el Señor viniera a nosotros, ¿podría encontrar a este nuevo hombre? Esto no tiene que ver con localidades ni con iglesias a un nivel individual, pues involucra a todas las iglesias de la tierra de manera corporativa. ¿Son todas las iglesias locales que están sobre la tierra en el recobro del Señor verdaderamente un solo y nuevo hombre? Debido a que la iglesia es el candelero, posiblemente digamos que cada localidad es un candelero. Sin embargo, en cuanto a la iglesia como el nuevo hombre, ¿podría decir que cada localidad es un nuevo hombre? ¡No, no podría hacerlo! Todas las iglesias de la tierra son un solo y nuevo hombre.

En el pasado no teníamos esta luz y, por ende, no dimos mensajes de esta naturaleza. Por consiguiente, dudo que entre nosotros haya un solo hermano o hermana que haya tenido en cuenta a todas las iglesias de la tierra al tomar sus decisiones y en su modo de vivir. Permítanme preguntarles a los hermanos de Hong Kong: al tomar cierta decisión y en la manera en que viven, ¿tienen presente a las demás iglesias de toda la tierra cuando se reúnen a tener comunión, a orar y a considerar lo que van a hacer? ¿Tan siquiera les ha pasado por la mente las iglesias en Australia o en Nueva Zelanda? ¿Han pensado en las iglesias en Alemania, Inglaterra y en otros lugares de Europa? ¿Han pensado en la iglesia en Ghana, África? Más aún, ¿han pensado en las iglesias en Brasil, en Suramérica, y en las iglesias en Canadá y los Estados Unidos, en Norteamérica? ¿Las han tenido en cuenta de esta manera? Podría asegurar que nunca han pensado de esta manera. Cuando mucho deben de haber pensado en los hermanos y hermanas de Hong Kong, y deben haber considerado cómo les parecería a los hermanos y hermanas de Hong Kong sus decisiones. Esto también es un requisito, aunque no tan elevado. Sin embargo, cuando nos damos cuenta de que somos el nuevo hombre y comprendemos que éste no sólo se compone de la iglesia en Hong Kong, sino que incluye a todas las iglesias en toda la tierra, vemos que el requisito en cuanto a las decisiones que tomamos y a nuestra manera de vivir es sumamente elevado.

Así que, espero de todo corazón que de ahora en adelante cada iglesia local, cuando considere hacer algo, cuando se reúna a orar y a tener comunión acerca de cierta decisión que deben tomar, tenga en cuenta a todas las iglesias de la tierra y comprenda que todos somos un solo y nuevo hombre. Entonces las decisiones que tomen y la manera en que vivan serán la norma más elevada, lo cual les exigirá pagar un alto precio. Hermanos y hermanas, espero que todos podamos ver que esto nunca antes se nos había exigido.

VESTIRNOS DEL VIVIR
DEL NUEVO HOMBRE UNIVERSAL

Siento que es conforme al beneplácito del Señor que hayamos tenido esta reunión. Aunque aquí no hay muchos santos de Ghana, África, ni tampoco muchos santos de Australia y Nueva Zelanda, sí hay por lo menos unos cuantos representantes de estos lugares. Por lo tanto, todos los continentes están aquí representados, lo cual nos permite afirmar que el nuevo hombre está aquí. Los que han sido salvos en todos los seis continentes tienen aquí representantes.

Todo esto es conforme al beneplácito del Señor. Hace dos mil años en la época del apóstol Pablo, era muy difícil afirmar que el nuevo hombre era universal. En aquel tiempo las comunicaciones y el transporte aún no estaban muy desarrollados. Uno podía tardarse varios meses viajando por barco de Jerusalén a Roma. Asimismo, es probable que las noticias tardaran mucho en viajar de Jerusalén a Roma, y más tiempo para que las noticias viajaran de Roma a Jerusalén. Incluso en los años del 1800, cuando los misioneros estadounidenses vinieron a China para predicar el evangelio, tuvieron que viajar a bordo de un barco por seis meses. Sin embargo, hoy en día no pasa mucho tiempo antes de que la gente en Taipéi se entere de lo que ha sucedido en Nueva York. La gente en cualquier lugar se entera de todo lo que sucede en cualquier parte del mundo. Siento que todo esto le agrada mucho al Señor. Debemos procurar saber cómo viven los hermanos y hermanas de Ghana, y ellos también deben hacer lo posible por averiguar cómo los hermanos y hermanas aquí llevamos una vida espiritual en justicia y santidad. Somos un solo y nuevo hombre; nos hemos vestido del nuevo hombre. Este nuevo hombre no es un solo individuo, ni tampoco es local, sino que es universal. Cuando nos vestimos del nuevo hombre, nos estamos vistiendo del nuevo hombre universal, el cual fue creado según Dios en la justicia y santidad de la realidad. Debemos preguntarles a todos los hermanos y hermanas de todo lugar: ¿al vivir ustedes la vida de iglesia en su localidad y al vestirse del nuevo hombre en el recobro del Señor, exhiben santidad y justicia? Todos debemos poseer la justicia y santidad de la realidad. Esta justicia y esta santidad constituyen el vivir del nuevo hombre.


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