Información del libro

Cristo maravilloso en el canon del Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7796-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 19 de 24 Sección 4 de 6

NO TIENE QUE VER CON LA RELIGIÓN,
SINO CON EL ESPÍRITU

En el libro de Apocalipsis, todo está estrechamente relacionado con el Espíritu. Nada tiene que ver con rituales, preceptos ni ninguna clase de religión. Si usted es silencioso o ruidoso, si lleva el pelo corto o largo, si ha sido circuncidado o no, eso no es lo crucial; antes bien, se trata de que seamos una nueva creación en el Espíritu. En esto consiste el que Cristo se forje en una humanidad resucitada. El cristianismo en su pobreza simplemente sigue a los judíos. Los judíos usaron los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento para formar su religión judía; y luego el cristianismo en su pobreza los imitó usando sus treinta y nueve libros más los veintisiete del Nuevo Testamento para formar una religión cristiana.

Hace algún tiempo fui invitado a la casa de un hermano judío. Él me dijo que cuando era un judío ortodoxo, ellos hacían todo basándose en los versículos de la Biblia. Incluso acomodaba sus zapatos de cierta manera conforme a la enseñanza de la Biblia que recibían. Ellos eran muy apegados a las Escrituras. Todo lo que hacían se basaba en sus Escrituras; sin embargo, no tenían a Cristo. Tenían el tipo, y tenían todos los versículos, pero no tenían a Cristo. Cuando Cristo vino al pueblo judío, según el punto de vista de ellos, Él hizo cosas contrarias a las Escrituras. Él no se ceñía a las Escrituras, pues no guardaba el Sábado, ni adoraba de la manera apropiada en el templo. Él hizo cosas que eran contrarias a las Escrituras que ellos tenían; sin embargo, Él era el propio Dios. Esto nos muestra que alcanzar la meta de Dios no tiene nada que ver con la religión, sino con el Espíritu Santo en nuestro espíritu.

Cuando el Señor Jesús habló con la mujer samaritana, ella le habló de religión. Pero en ese momento, ella ya había tenido cinco maridos y estaba viviendo con un hombre que no era su esposo. Así que el Señor le dijo que no se trataba de seguir una religión, sino de adorar a Dios en su espíritu: “La hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y con veracidad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren” (Jn. 4:23-24).

CUATRO VISIONES QUE FUERON VISTAS
EN EL ESPÍRITU

En el libro de Apocalipsis, Juan dijo cuatro veces que él estaba “en el espíritu”. Esto se debe a que este libro se compone de cuatro visiones principales. La visión de la iglesia se encuentra en los primeros tres capítulos. La visión del mundo bajo la administración de Dios se halla en los capítulos del 4 al 16. La visión de la ramera, la falsa iglesia, está en los capítulos 17 y 18. Después de esto, tenemos la visión de la Nueva Jerusalén en los capítulos 21 y 22. Cada vez que Juan vio una de estas cuatro visiones, él estaba en el espíritu. “Yo estaba en el espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta [...] Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre” (1:10, 12-13a). Luego en Apocalipsis 4:2 Juan dijo: “Al instante yo estaba en el espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado”. En esta visión Juan vio el juicio del mundo desde el trono de Dios. En Apocalipsis 17 Juan fue llevado “en espíritu a un desierto; y [vio] a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos” (v. 3). Ésta era la gran ramera, Babilonia. La última visión se encuentra en Apocalipsis 21, donde Juan dice: “Me llevó en espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios” (v. 10).

Juan no vio estas visiones en su mente; él las vio en el espíritu. El libro de Apocalipsis es un libro de la cosecha de estos dos espíritus, el Espíritu divino y el espíritu humano. La semilla fue sembrada en Juan 4:24, que dice: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu [...] es necesario que adoren”. Quienes tienen comunión con Dios y le contactan deben estar en su espíritu. En Apocalipsis este Espíritu divino llega a ser el Espíritu siete veces intensificado (1:4; 4:5; 5:6), y este Espíritu es siete ojos que consumen, alumbran escudriñan, observan y visitan. ¿Qué debemos hacer con respecto a este Espíritu ardiente? No debemos usar nuestra mente; debemos estar en nuestro espíritu. Fue en espíritu que Juan vio las iglesias, el juicio del mundo, la gran Babilonia y la Nueva Jerusalén. Dios es Espíritu, y los que tienen contacto con Él deben usar su espíritu. Juan no vio ninguna de estas visiones hasta que estuvo en su espíritu.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top