Información del libro

Servir en el espíritu humanopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3844-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 8 Sección 3 de 4

EDIFICADOS Y COORDINADOS

La palabra griega que se traduce “sacerdocio” es bastante difícil de traducir. Pero según la realidad espiritual, el sacerdocio es la edificación de los sacerdotes, la coordinación, la cooperación de todos los sacerdotes. Ningún sacerdote sirve de manera individual, sino que todos sirven en coordinación.

Mientras estoy ministrando, todo mi cuerpo está sirviendo en coordinación. Mi boca no habla sin tener ninguna expresión en mis ojos o sin que mueva mis manos. Incluso la boca necesita a los pies, a las piernas y a todo el cuerpo como apoyo. La boca necesita las manos y los pies, y las manos y los pies necesitan la boca y los ojos. Éste es el cuerpo en coordinación, y éste es el principio básico del servicio cristiano.

Muchos de nosotros estamos interesados por la predicación del evangelio. Si vamos a predicar el evangelio, necesitamos ser edificados. Primero necesitamos la coordinación. Cuando seamos edificados juntos como casa espiritual y tengamos la coordinación de los sacerdotes, entonces podremos predicar el evangelio.

La primera vez que se predicó el evangelio fue en el Día de Pentecostés, cuando ciento veinte personas se edificaron y entraron en coordinación. Esas ciento veinte personas eran ciento veinte sacerdotes, que como un solo cuerpo actuaba en coordinación. Yo creo que ese día, cuando Pedro se levantó, no sólo era Pedro, ni tampoco Pedro con los otros once, sino realmente Pedro con los ciento veinte. Cuando Pedro les dijo a los judíos: “A este Jesús a quien vosotros crucificasteis”, estoy seguro que todos los ciento veinte dijeron: “¡Amén!”. “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis”. Otra vez dijeron: “¡Amén!”. No sólo era un miembro del Cuerpo, no era solamente la boca de Pedro la que hablaba, mientras que los demás dormían o charlaban, dejaron que el pobre Pedro hablara solo. No, el evangelio no se predicó de esa manera en aquel día. Más bien, predicaron el evangelio de una manera prevaleciente, en una coordinación de todos los santos, donde todos estaban coordinados como uno solo. Por tanto, su predicación fue poderosa y prevaleciente.

Para que el evangelio se predique de manera prevaleciente, no se necesita tanto a los gigantes espirituales o a los evangelistas poderosos, sino al Cuerpo, un Cuerpo edificado bajo una coordinación. Grupos de personas serán conducidos al Señor por medio de la iglesia edificada. Si todos nosotros estuviéramos unidos en el Cuerpo y nos pusiéramos de pie juntos, incluso el más débil entre nosotros que está en la coordinación sería más fuerte que cualquiera que es fuerte por sí solo.

Algunos están preocupados porque no tienen un don especial o porque no saben cómo servir al Señor. Esas cosas no son importantes. Siempre y cuando estemos en la realidad del Cuerpo, es maravilloso. Todos necesitamos ser edificados en el Cuerpo. Si llegamos a ser una casa edificada, entonces seremos un sacerdocio que lleva a cabo el servicio, un sacerdocio que sirve en coordinación. Esto es lo que necesitamos, a saber, una coordinación por medio de la edificación.

SACERDOTES SANTOS Y SACERDOTES REALES

Por una parte somos el sacerdocio santo, y por otra el real sacerdocio. En el Antiguo Testamento existen dos tipos de órdenes sacerdotales: el orden de Aarón y el orden de Melquisedec. El orden de Aarón es el orden santo. Ser santo es estar apartado de las cosas comunes, de las cosas mundanas, para el Señor. El orden santo es un orden separado del mundo, de las cosas comunes, para que el Señor lo pueda usar. Para obtener el servicio de la iglesia, todos necesitamos ser juntamente edificados, y debemos ser personas apartadas, separadas del mundo, de las cosas comunes, del camino común. Estar apartado para Dios es ser santo para Dios. Ser santo simplemente significa ser santificado, y ser santificado simplemente significa estar apartado de las cosas comunes para las cosas divinas. Éste es el orden santo, el sacerdocio santo.

El orden de Melquisedec es el orden real. Melquisedec era un rey y era un real sacerdote. Por una parte, somos los hijos de Aarón, los sacerdotes santos que están apartados del mundo para el Señor. Por otra parte, somos Melquisedec, los reales sacerdotes.

Permítanme dar el siguiente ejemplo. Supongamos que la iglesia aquí va a predicar el evangelio. Antes que todo, tenemos que ser edificados juntos en un solo cuerpo; debemos ser formados como un ejército. Entonces todos tenemos que apartarnos del mundo para el Señor. Todos tenemos que ir ante el Señor y orar un tiempo, como los ciento veinte en Hechos quienes oraron por diez días. Ellos se apartaron de las cosas mundanas para el Señor y permanecieron con el Señor por diez días. Como consecuencia, todos fueron llenos con el Señor. En ese momento eran los sacerdotes santos. Después de aquellos diez días, cuando salieron a decirles a las personas que Jesús es el Señor, el Salvador, lo hicieron de una manera real. Cuando fueron ante el Señor, eran santos. Cuando salieron de la presencia del Señor con la autoridad celestial, eran reyes, eran reales.

Cuando somos edificados juntos, apartados del mundo para el Señor y oramos ante el Señor, seremos los sacerdotes santos. Después de mucha oración, todos seremos llenos del Señor y llenos con el Señor de autoridad. Entonces salimos como reales sacerdotes, como reyes y sacerdotes con la autoridad celestial para decirles algo a las personas acerca del Señor. Cuando nosotros como Cuerpo vamos ante el Señor y permanecemos en Su presencia, somos los sacerdotes santos, los que están apartados, los que son santos delante de Dios. Después de orar y de recibir la carga del Señor y de ser equipados con la autoridad celestial, salimos de la presencia del Señor para ir a las personas y servirles, incluso ministrarles al Señor. En ese momento, somos los reales sacerdotes, los reyes y sacerdotes, los que somos celestiales con la autoridad celestial como reyes celestiales que ministran al Señor a los demás. Lo que procede de nosotros no es solamente la predicación de la palabra o del evangelio, sino la predicación del evangelio con la autoridad real y celestial.

Los sacerdotes del orden de Aarón siempre le presentan a Dios las necesidades de las personas; ellos son santos. Pero un sacerdote del orden de Melquisedec presenta a los demás algo de Dios, para suministrar a otros. En esto consiste el real sacerdocio.

Cuando abandonamos el mundo y vamos al Señor y oramos por los pecadores: “Señor, ten misericordia, acuérdate de ellos, sálvalos, rescátalos”, entonces somos los sacerdotes santos. Pero cuando salimos de la presencia del Señor después de mucha oración para ministrar algo del Señor como vida de una manera poderosa, con autoridad celestial, somos los reales sacerdotes.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top