Cristo como la realidadpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3063-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este último capítulo sobre la ofrenda de harina, veremos cómo es que la humanidad de Jesús es necesaria para el reino. En los versículos del encabezado vemos que, desde Génesis 1 hasta el final de Apocalipsis, la humanidad tiene mucho que ver con el reino de Dios. En el principio, Dios creó al hombre no sólo para que fuera según Su imagen, sino también para que ejerciera potestad. “Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos y sobre las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra’ [...] Los bendijo Dios y les dijo: ‘Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra’” (Gn. 1:26, 28, [heb.]).
La imagen tiene que ver con la expresión. Dios creó al hombre a Su propia imagen para que éste le expresara. La imagen de Dios es para la expresión de Dios. Pero el hombre también fue creado para que ejerciera potestad sobre toda la tierra, lo cual alude al reino. La palabra sobre se usa cinco veces en Génesis 1:26: una vez con respecto a los seres vivientes en el aire y tres veces con respecto a los seres vivientes en la tierra. Además, se menciona especialmente que el hombre debe ejercer potestad sobre todo lo que se arrastra. Satanás, que es llamado la serpiente antigua, es la cabeza de todo lo que se arrastra; por tanto, esto indica que el hombre debe tener potestad sobre Satanás, el rebelde. La intención de Dios es que el hombre controle la tierra.
Luego, en Génesis 1:28, el Señor dice que el hombre debe someter o conquistar la tierra. Si no hubiese rebelión alguna sobre la tierra, no habría necesidad de someterla; pero debido a la rebelión de Satanás, existe la necesidad de someter la tierra. Dios no hará esto por Sí mismo, aunque puede hacerlo; si Él tratara con una criatura rebelde, degradaría Su posición como Creador. Por lo tanto, Dios necesita que otra criatura, un hombre, someta a la criatura rebelde. Esto tiene que ver con el reino de Dios.
El Señor, al final de Su oración, dijo: “Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos” [Mt. 6:13]. Aquí vemos el reino, el poder y la gloria. Sin el reino es imposible ejercer el poder, y sin el poder no hay gloria. La gloria depende del poder, y el poder se ejerce solamente en el reino. Así que, Dios necesita un reino sobre la tierra en donde Él pueda ejercer Su poder y manifestar Su gloria. La intención de Dios es edificar un reino en la tierra, y en este reino Dios tendrá la libertad de ejercer Su autoridad y Su poder. Es en esta esfera de la autoridad de Dios en el reino que Él puede expresar Su gloria. La gloria es simplemente la manifestación de Dios mismo. Cuando Dios se manifiesta, eso es gloria.
Por ejemplo, la gloria de la luz eléctrica es simplemente la manifestación de la electricidad, que es invisible. La gloria y la luz de la electricidad es la manifestación de la electricidad misma. Cuando la electricidad se manifiesta, aparece la gloria mediante la luz. Dios es un misterio; Él está escondido y es invisible. Tal como el misterio de la electricidad, que cuando la electricidad se manifiesta podemos ver la luz así también cuando Dios se manifiesta, podemos ver Su gloria. Sin embargo, para que la gloria de Dios sea expresada se necesita una esfera donde Dios pueda ejercer Su autoridad y Su poder. Dicho ámbito de autoridad y poder es el reino de Dios.
En cierto sentido, la iglesia en la tierra es hoy el reino de Dios. Esto se muestra en Romanos 14:17: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. Romanos 12 habla del Cuerpo, que es la iglesia. Pero después Pablo, en el capítulo 14, se refiere a la iglesia como el reino de Dios, y no como el Cuerpo. Al juntar estos capítulos, podemos ver que el reino de Dios mencionado en Romanos 14 es simplemente la iglesia. La iglesia no es sólo la casa de Dios o el Cuerpo de Cristo, sino que también es el reino de Dios. En el reino de Dios los factores principales son la autoridad de Dios, el reinado de Dios y el gobierno de Dios. El reino de Dios no necesita ángeles; necesita al hombre. Lo que requiere es la humanidad.
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