Expresión práctica de la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-905-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Luego en 1 Corintios 12:12 dice que el Cuerpo es Cristo. Cristo es el Cuerpo. La iglesia no se compone de estadounidenses, japoneses, chinos, franceses, alemanes ni británicos. En el Cuerpo, el cual es el nuevo hombre, no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, escita ni bárbaro, gente civilizada ni incivilizada; sino que Cristo es el todo, y en todos (Col. 3:11).
En la iglesia solamente está Cristo. El es el todo y en todos. Cristo debe absorbernos a todos. Si sólo Cristo queda, ¿cómo podríamos nosotros tener opiniones? Si sólo El permanece, ¿cómo podríamos exaltarnos a nosotros mismos? Las divisiones no provienen de Cristo, sino de la diversidad de personas.
En el Cuerpo, el cual es la expresión de la iglesia, hay una sola persona: Cristo. Debemos disfrutarlo y permitir que absorba todos los pueblos diferentes. Por eso en la iglesia no hay griego ni judío, personas cultas ni bárbaras. Cristo absorbe a todos. Esto no sucede por medio de la enseñanza, sino cuando nos nutrimos con las riquezas de Cristo.
Necesitamos ver esto claramente. No debemos corregir a los demás, no importa dónde estemos; solamente debemos alimentarlos con Cristo. Es muy fácil corregir a los demás, porque somos bastante religiosos y confiamos mucho en las enseñanzas. Pero esto nunca dará resultados. Debemos abstenernos de la tentación de corregir a otros, y debemos limitarnos a mostrarles cómo disfrutar a Cristo.
Yo soy una persona de acciones rápidas. Si voy a cierto lugar donde todas las personas son lentas, me veré tentado a corregirlas. Quizá en los primeros dos o tres días proceda con paciencia, pero esto es sólo la paciencia humana natural. Después de tres días, mi paciencia se agotará, y los criticaré por ser tan lentos. Esta no es la manera correcta. Solamente debo ministrarles a Cristo con el fin de alimentarlos. Si Cristo es Aquel que obra con rapidez, El hará el trabajo velozmente. Si Cristo no es rápido, entonces debemos dejarle el asunto a El. No debemos corregir ni criticar a los demás, sino alimentarlos y nutrirlos con Cristo. Las personas no necesitan corrección, sino ser nutridas y disfrutar a Cristo.
En 1 Timoteo 3:15-16 dice que la iglesia es la casa del Dios viviente. Sólo Cristo mismo puede ser dicha casa. Por tanto, la iglesia debe ser Cristo. Cuando decimos que la iglesia local es la casa de Dios, debemos comprender que esa casa debe ser Cristo; no es simplemente un grupo de personas, sino Cristo mismo. Solamente Cristo puede ser la casa del Dios viviente.
En Efesios 1:17-18, Pablo dice que nuestros ojos deben abrirse para que veamos la esperanza del llamamiento de Dios. Esta esperanza es Cristo. Y las riquezas de la gloria de la herencia de Dios no son otra cosa que las riquezas de Cristo. Cuanto más disfrutemos a Cristo y participemos de El, más de las riquezas de la gloria de Cristo tendremos. En esto consiste la herencia. Dios heredará al Cristo que es asimilado por los santos. Las riquezas de Cristo asimiladas por los santos son la herencia de Dios, y dicha herencia es la iglesia, la cual debe disfrutar plenamente las riquezas de Cristo; entonces tendremos las riquezas de la gloria para que Dios las herede.
Cuando disfrutemos a Cristo, experimentaremos la iglesia como la verdadera casa de Dios, y también como columna y fundamento de la verdad, la realidad. La realidad es Cristo. Nada en la tierra o en el universo es real. Sólo Cristo es real; El es la realidad. Por tanto, la iglesia manifiesta a Cristo como realidad. La iglesia es la columna y el fundamento sobre el cual se manifiesta Cristo, y ella muestra al universo que todo es falso excepto Cristo. Todo es vacío, pero la realidad se halla en la iglesia. Si uno quiere conocer el verdadero amor, debe acudir a la iglesia, pues allí está Cristo, quien es el verdadero amor. Si uno quiere conocer la vida verdadera debe acudir a la iglesia, pues allí está Cristo como la vida genuina. Cristo es la realidad. Si uno quiere ver qué es la fidelidad, debe venir a la iglesia. La iglesia tiene a Cristo como la verdadera fidelidad debido a que la iglesia manifiesta la realidad de Cristo. Si la iglesia no está llena de Cristo, ¿cómo podrá manifestarlo como la realidad?
La iglesia también es la manifestación de Dios en Cristo. Dios se manifiesta en la iglesia, lo cual es el misterio de la piedad. La iglesia es el verdadero misterio de la piedad. Exteriormente, las personas que se congregan quizá sean de razas y nacionalidades diferentes, pero interiormente, la iglesia es Cristo. Cristo manifiesta a Dios en la iglesia y ésta es el misterio de la piedad. Esta es la iglesia.
Lo importante es que todos debemos disfrutar a Cristo para que El nos pueda absorber. De ese modo Cristo será todo lo que tengamos y seamos; esto es la esencia y la substancia de la vida de iglesia. En la iglesia, somos miembros del Cuerpo (Ro. 12:4-5). No podemos ser independientes ni separarnos de la iglesia. Adondequiera que vayamos, debemos tener presente que somos miembros del Cuerpo. ¿Cómo podríamos ser cristianos sin el Cuerpo, la iglesia? Como miembros del Cuerpo, necesitamos la vida de iglesia, la cual es el producto de disfrutar a Cristo y expresarlo de forma corporativa.
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