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Terreno genuino de la unidad, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3873-8
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CAPÍTULO CUATRO

EL LUGAR ÚNICO QUE DIOS ESCOGIÓ
PARA GUARDAR LA UNIDAD

Lectura bíblica: Dt. 12:1-8, 11, 13-15, 17-18, 26-28; 14:23; 16:16

En los tres primeros capítulos hemos considerado ciertos principios relacionados con la unidad. A partir de este capítulo dedicaremos nuestra atención a algunos detalles, el primero de los cuales es el lugar único que Dios escogió para guardar la unidad. En Deuteronomio 12, 14, 15 y 16, el lugar único que Dios escogió se menciona al menos dieciséis veces. Por ejemplo, en Deuteronomio 12:5 Moisés le ordenó al pueblo que acudiera al “lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja”. Según Deuteronomio 14:23, el pueblo de Dios tenía que comer el diezmo de sus ofrendas delante de Jehová su Dios, en el lugar que Él escogiera. El hecho de que este lugar único se mencione repetidas veces revela que es de crucial importancia.

El libro de Deuteronomio trata del disfrute de las riquezas de la buena tierra, la cual se describe como una tierra que fluye leche y miel. Las palabras registradas en este libro, el último libro de Moisés, fueron dadas cuando los hijos de Israel habían llegado al límite de la buena tierra, y estaban a punto de entrar en ella y poseerla. Puesto que la preocupación de Moisés era que ellos disfrutaran de la buena tierra, él dedicó mucho tiempo dándoles instrucciones en cuanto a la vida en la buena tierra. Por lo tanto, el libro de Deuteronomio es en realidad la palabra de un padre anciano y amoroso con respecto a lo que sus hijos disfrutarían en un futuro.

DESTRUIR LOS LUGARES PAGANOS DE ADORACIÓN

En Deuteronomio 12 se da a conocer el deseo del corazón de Dios en cuanto a la vida que los hijos de Israel debían llevar en la buena tierra. El versículo 1 habla de los estatutos y decretos que el pueblo de Dios debía observar en la tierra. En el siguiente versículo, Moisés presenta el primero de estos estatutos, diciendo: “Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses”. En el versículo 3 Moisés añade: “Derribaréis sus altares, quebraréis sus estatuas, quemaréis sus imágenes de Asera, destruiréis las esculturas de sus dioses y borraréis su nombre de aquel lugar”. Antes de poder disfrutar plenamente de las riquezas de la buena tierra, los hijos de Israel tenían que destruir enteramente los lugares paganos de adoración. Todos los centros paganos de adoración tenían que ser enteramente destruidos. Es decir, todos los lugares en donde los paganos habían adorado ídolos tenían que ser destruidos, ya sea que estuviesen “sobre los montes altos, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso” (v. 2). El pueblo de Dios tenía que destruir sus altares, quebrar sus estatuas, quemar sus imágenes de Asera y destruir las esculturas de sus dioses. Además, tenían que borrar los nombres de sus dioses de aquel lugar. Tenían que eliminar tres cosas principales: lugares, imágenes y nombres. Esto revela que la buena tierra tenía que estar completamente limpia de todos los centros paganos de adoración.

Deuteronomio 12:4 dice: “No haréis así a Jehová, vuestro Dios”. Esto indica que los hijos de Israel no debían adorar al Señor de la misma manera que los paganos adoraban a sus dioses.

EL LUGAR DONDE DIOS PONE SU NOMBRE

En el versículo 5 Moisés dice algo muy importante: “Sino que el lugar que Jehová, vuestro Dios, escoja entre todas vuestras tribus, para poner allí Su nombre y habitar en él, ése buscaréis, y allá iréis”. Después que todos los lugares paganos de adoración fueran destruidos, el pueblo de Dios tenía que ir al lugar único escogido por Dios. Era en ese lugar único donde Dios pondría Su nombre. El nombre de Dios denota Su Persona. El hecho de que Su nombre esté en un lugar específico, significa que Su Persona mora en ese lugar. Esto indica que el único lugar que Dios había escogido era la morada de Dios, la habitación de Dios.

EL SIGNIFICADO TIPOLÓGICO

Según el principio básico de la revelación divina contenida en las Escrituras, el relato del Antiguo Testamento consta de tipos, figuras y sombras relacionados con asuntos que se encuentran en el Nuevo Testamento. Si Deuteronomio 12 consistiera solamente de estatutos dados para los hijos de Israel, entonces este capítulo no se puede aplicar a nuestra situación actual. Sin embargo, los estatutos prescritos en este capítulo también tienen un significado espiritual. Si captamos el significado espiritual, veremos que este pasaje de la Palabra fue escrito no solamente para los hijos de Israel, sino también para nosotros hoy. El apóstol Pablo comprendió que la historia de los hijos de Israel encerraba un significado tipológico para los creyentes de la era del Nuevo Testamento. En 1 Corintios 10:6 Pablo dijo: “Todas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros”. En 1 Corintios 10:11 continuó diciendo: “Estas cosas les acontecieron en figura”. Por esta razón, Pablo podía decir en Romanos 15:4: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra instrucción se escribieron”.

En el Antiguo Testamento, uno de los tipos más importantes es el de la buena tierra, la cual es plena y completamente un tipo de Cristo. Además disfrutar del fruto de la buena tierra tipifica nuestro disfrute de las inescrutables riquezas de Cristo (Ef. 3:8). Antes de que ustedes entraran a la vida de iglesia, probablemente nunca habían oído acerca de disfrutar a Cristo. También a mí me sucedió lo mismo. Sabía que Cristo era el Hijo de Dios, el Salvador y el Redentor, pero nunca había oído que Él también podía ser mi disfrute.

Según la tipología, los hijos de Israel inicialmente disfrutaron del cordero de la Pascua como un tipo de Cristo. En 1 Corintios 5:7 se indica claramente que la Pascua era un tipo de Cristo: “Porque nuestra Pascua, que es Cristo, fue sacrificada”. Después que los hijos de Israel hicieron su éxodo de Egipto, mientras vagaban por el desierto disfrutaron del maná. Según 1 Corintios 10:3 y 4, el maná también es un tipo de Cristo; el cual tipifica a Cristo como nuestro alimento espiritual, nuestro maná diario. Si bien algunos cristianos saben que el maná es un tipo de Cristo, muchos de ellos no han visto que la buena tierra también es un tipo de Cristo. Josué 5:12 dice: “El maná cesó al día siguiente, desde que comenzaron a comer de los frutos de la tierra, y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año”. Este versículo indica claramente que el maná fue sustituido por los frutos de la buena tierra. Si el cordero de la Pascua y el maná eran tipos de Cristo como disfrute para el pueblo de Dios, ciertamente la buena tierra con sus ricos frutos es asimismo un tipo de Cristo, quien nos es dado para nuestro disfrute. Muchos de nosotros podemos testificar que sólo después de llegar a la vida de iglesia en el recobro del Señor oímos que Cristo es la buena tierra para nuestro disfrute.


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